El ingreso ilegal de pollos desde Brasil representa actualmente entre el 25% y 30% de los pollos que se consumen en el mercado local, lo que genera una evasión fiscal de alrededor de US$ 40 millones anuales, según un trabajo técnico de la Cámara Uruguaya de Productores Avícolas (Cupra).
El documento, ratificado notarialmente, no sólo incluye datos de relevamientos realizados en pequeños comercios ubicados en departamentos fronterizos con Brasil, también abarca a algunos departamentos cercanos a la capital como es el caso de Lavalleja; agrega fotos y videos, incluso algunos donde —según los denunciantes— se ve bajar carcasas de carne aviar desde autos particulares, taxis y motos, sin ningún tipo de refrigeración que preserve la calidad del alimento que posteriormente llegará a la mesa del consumidor.
Ya no se trata de "contrabando hormiga" sino de una actividad comercial organizada, de gran volumen, cuyo nivel supera a cualquier de las más importantes empresas formales del sector en Uruguay.
Cupra hizo la denuncia el pasado lunes frente a cuatro organismos. Ante el Instituto Nacional de Carnes (INAC) las industrias nucleadas en Cupra hicieron hincapié en el perjuicio que causa el contrabando de pollos brasileños a los pequeños comerciantes y el daño a la salud de los consumidores al no tener ningún tipo de control. Ante la Dirección General Impositiva (DGI) se focalizó en la evasión fiscal estimada en no menos de US$ 40 millones anuales y ante el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), se apuntó a concientizar sobre los trastornos sanitarios que puede causarle al sector avícola uruguayo un ingreso ilegal de carne aviar.
Mañana está pactada una reunión entre las autoridades de Cupra y el titular de la Dirección Nacional de Aduanas, Enrique Canon, quien de inmediato se puso a disposición de la gremial para trabajar en conjunto.
La investigación se hizo antes de que el gobierno reimplantara el IVA a la carne aviar y luego de que la DGI subiera el ficto del IVA al pollo a $ 8,95. La diferencia de precios entre un pollo de contrabando y el nacional es mayor aún tras la reimplantación del IVA a las carnes blancas que estuvieron exoneradas del tributo durante siete años; hoy es de entre $ 13 y $ 14 por kilo. Se constataron en el mercado al menos siete marcas diferentes de pollos brasileños, pero también se encontraron carcasas sin identificación de origen, abarcando pollos en mal estado, lo que genera un grave riesgo sanitario para la población.
El secretario de Cupra, Carlos Steiner dijo ayer a El País que la meta del trabajo es frenar el daño que el ingreso ilegal de pollos desde Brasil le está causando a las empresas y colaborar con el gobierno, aportando datos y documentos concretos que permitan mayores y mejores controles.
Con la denuncia, Cupra también apunta a preservar el trabajo de más de 300 productores familiares dedicados a la crianza de pollos a fazón, sector que genera trabajo en forma directa a más de 1.000 personas en el interior del país.
A la vez, las industrias avícolas uruguayas nucleadas en Cupra están definiendo una campaña publicitaria que apunta a elevar el consumo de pollos uruguayos en dos o tres kilos al año, apuntando a un mayor nivel de crianza en las granjas, asegurando el trabajo de los pequeños productores.
"Es una meta razonable elevar el consumo de los actuales 24 kilos per cápita a 26 o 27 kilos anuales", aseguró Steiner, recordando que Argentina tiene un consumo de 38 kilos anuales, pero Brasil y Venezuela están con una ingesta de 40 kilos por habitante al año. La meta es sustituir parte de la ingesta de carne roja con carne aviar.
Estudio valúa en US$ 40 millones la evasión de impuestosPABLO ANTÚNEZ