El especialista estadounidense Eduardo Blumwald, investigador del Departamento de Ciencias Vegetales de la Universidad de California-Davis, aseguró que Uruguay tiene "una gran oportunidad por delante" en lo que es producir más alimentos para el mundo a través de sus cultivos transgénicos y de un mayor uso de la biotecnología.
Naciones Unidas elevó su previsión sobre el crecimiento de la población del mundo de cara al 2050. En principio se manejaban 9.000 millones de personas, pero ahora se estima que serán 9.600 millones de habitantes. "Ya no hay comida y toda crisis trae oportunidades. Esta es una oportunidad de oro para el Uruguay, de aumentar la producción y de producir comida para el mundo", sostuvo Blumwald en el marco de la Jornada de Biotecnología Agrícola: "¿Dónde estamos y a dónde vamos?", celebrada en la sede de la Cámara Mercantil de Productos del País.
El cometido de la jornada —organizada por la Cámara Uruguaya de Semillas (CUS), con el apoyo de la Asociación Uruguaya de Biotecnología y la Embajada de Estados Unidos en Montevideo— fue conocer el estado actual y desarrollo de la biotecnología agrícola local y en el mundo, así como considerar las posibilidades futuras.
Blumwald explicó a El País que la biotecnología avanzó en todos los frentes. "En Estados Unidos, Canadá, Australia, Sudamérica y Asia, no sólo hay nuevos cultivares y nuevas especies, sino que también se desarrollaron muy bien las que ya existían".
El experto recordó que en la crisis de 2001 a la Argentina la salvó la producción de soja y toda esa producción es a partir de granos transgénicos. Incluso recordó que en Uruguay la exportación de soja transgénica supera los US$ 20 millones anuales que pueden transformarse en más.
El especialista de la Universidad de California-Davis, dijo que "la industria agropecuaria del Uruguay es la primera del país y puede ser una de las primeras del mundo, no hay ninguna sorpresa en eso". Consideró que "en ese sentido, la biotecnología puede ayudar mucho, no sólo en los rendimientos, en la calidad de la producción y en la especificación de los cultivos. Este es un momento de oro si uno agarra la oportunidad".
Potencial.
Blumwald aseguró que el principal impacto de la biotecnología es la seguridad alimentaria, la capacidad de producir suficiente comida para todo el mundo, porque el mejoramiento genético clásico es muy lento y tiene sus limitaciones.
"Se puede hacer mejoramiento entre plantas que sean similares, no pueden crecer indiscriminadamente, pero la biotecnología permite hacer injertos moleculares", destacó.
Por eso, apoyándose en las ventajas de la biotecnología, consideró que "hay una discusión estúpida sobre si los cultivos genéticamente modificados son seguros o no lo son. Claro que lo son, porque hasta ahora, después de que la gente viene comiendo transgénicos en todo el mundo, no hay ningún reporte de toxicidad o de que causen problemas a la salud. No existen daños a la salud científicamente comprobados".
El especialista de la Universidad de California-Davis aseguró que los detractores inventan cosas contra los cultivos transgénicos. "Creo que hay un sentimiento anti-multinacional que se canaliza a través de los transgénicos. Es una discusión estúpida y llega a momentos totalmente estúpidos". En tal sentido puso como ejemplo el argumento de algunos detractores de que si se come una soja transgénica el gen puede pasar al estómago. "Si fuera así que el gen se pasa al estómago a todos los argentinos y uruguayos tendrían que salirle cuernos y no podrían comer más carne", dijo jocosamente, agregando que no conoce ningún vegetariano que consuma soja —y es toda transgénica— al que le haya salido otra nariz. "Científicamente está comprobado que los transgénicos no hacen mal a la salud. Me cuesta mucho entender la discusión", expresó.
Entre los principales desafíos que, según su visión, tienen hoy los transgénicos en el mundo, mencionó "luchar contra la estupidez humana. Hoy hay compañías chicas que están comercializando transgénicos. Este año Argentina vino con una papa resistente a un virus, con soja resistente a la sequía, son producidas por dos compañías chicas", reconoció el experto.
A su vez, Embrapa, el principal organismo de investigación y transferencia de tecnología de Brasil, aportó los porotos transgénicos, "hoy hay capacidad de industrias pequeñas y medianas de traer alimentos seguros producidos a través de la biotecnología", sentenció.
La UE no prohibirá la venta de los transgénicos
El Parlamento Europeo rechazó una propuesta legislativa que iba a permitir a los Estados miembro restringir o prohibir la venta y uso de alimentos o piensos transgénicos autorizados a nivel de la Unión Europea. El pleno pidió a la Comisión que presente una nueva propuesta.
De esta manera los eurodiputados han decidido mostrarse en contra de una medida que podría suponer la reintroducción de controles fronterizos entre los países a favor y en contra de transgénicos y provocaría "un retroceso en los avances hacia el mercado interior y la unión aduanera", señaló el presidente de la comisión de Medio Ambiente", Giovanni La Via esta semana en el viejo continente.
La decisión hizo hincapié en que no se elaboró un estudio sobre los efectos de la propuesta, su compatibilidad con el mercado único y, especialmente, su viabilidad. "No se evaluaron sus consecuencias potenciales y tampoco posibles alternativas", recalcó el ponente. También advirtió que la medida tendría un impacto negativo sobre el sector agrícola de la Unión Europea que es muy dependiente de los transgénicos para el suministro de proteínas.
La Via insistió en las dificultades de llevarla a la práctica, sobre todo porque no existen controles fronterizos dentro de la UE. La propuesta, que modifica la legislación comunitaria actual sobre transgénicos, fue presentada por la Comisión Europea el 22 de abril de 2015. El ejecutivo de la UE vinculó su iniciativa a otra norma vigente desde el pasado mes de abril que permite a los países prohibir el cultivo en su territorio de OGM aprobados a nivel comunitario. Pero mientras el cultivo tiene lugar necesariamente dentro del territorio de un país, el comercio puede conllevar cruce de fronteras, por lo que el veto de uso y venta puede ser difícil si no va acompañado de controles de las importaciones. El comisario de Salud y Seguridad Alimentaria, Vytenis Andriukaitis, avanzó que Bruselas no va a retirar su propuesta, que todavía debe ser discutida por los ministros de los 28. Si el Consejo junto al Parlamento, también la rechaza, la iniciativa será suprimida.
Discusión sobre transgénicos es “estúpida” según experto