«No importa el producto falso sino su origen»

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Cervieri. "Vender productos falsos es la prueba del daño; no tengo que probarlo". Foto: L. Mainé.

Tiene 43 años y es montevideana, pero su infancia la repartió entre Las Piedras y Salto. Es la abogada más sobresaliente de la región en el área de propiedad intelectual y combate a la falsificación de marcas, según Chambers & Partners.

Junto a su esposo construyó un estudio internacional con oficinas en Bolivia y Paraguay e introdujo conceptos de la jurisprudencia internacional que les permitieron ganar juicios para importantes marcas como Puma, Ferrero Rocher y Nestlé. Cervieri asegura que el solo hecho de vender un producto que se quiera parecer a otro es competencia desleal y prueba de que se ocasiona un daño. Viaja mucho por trabajo y lo disfruta, pero los fines de semana los reserva para estar con su familia, en especial con sus hijos, Valentina e Ignacio.

¿Cómo se vinculó con la propiedad intelectual y el derecho comercial?

Empecé la Universidad en Salto, pero quise hacer el último año en la capital. En Montevideo, ingresé como procuradora en un estudio jurídico que se dedicaba a propiedad intelectual y marcas, donde me di cuenta que me gustaba. Me recibí con 23 años, seguí trabajando allí e hice un posgrado en derecho comercial, donde conocí a mi marido, Pablo, que hoy es mi socio.

¿Cómo tomaron la decisión de armar su propio estudio?

Fue después de casi 10 años trabajando allí. Pablo ya tenía el suyo, así que nos juntamos y pusimos el estudio con la doctora Anabel Frachia, con quien seguimos trabajando. Empezamos en Plaza Independencia, éramos tres abogados y un administrativo. Después nos mudamos al World Trade Center. Al momento tenemos dos oficinas en Uruguay, ésta donde trabajamos 25 personas y otra en zona franca con aproximadamente 10, porque algunas van y vienen. También tenemos una oficina en Paraguay y una en Bolivia.

¿Cuál cree que fue la clave para ganar notoriedad como estudio especializado?

El primer año del estudio fue complicado, de trabajo muy duro. Muchos clientes del área de marcas me siguieron a mí en lo personal, pero había que demostrarles que tenía la capacidad y al espalda para soportar y defender marcas tan grandes e importantes. La política que siempre usamos es armar el estudio en base a lo que esperamos que sea, pensando que voy a tener 100 clientes y no en que tengo 10. Y también en función de la facturación que buscamos, no la que tenemos. No fuimos contratando gente a medida que venían los clientes. En un momento éramos 15 personas cuando capaz que el trabajo era para cinco. Son decisiones que podrían habernos costado muy caro, pero nos han dado resultado.

¿Cuántos clientes tienen hoy?

Tenemos unos 200 clientes importantes, muy buenos clientes. El 80% son del exterior. Eso es parejo en los tres países. Son de todos los sectores, desde marcas deportivas (como adidas, Nike, Puma) hasta otras de lujo (Louis Vuitton, Gucci, Chanel). Muchísimos clientes vienen por referencia de otros clientes o de colegas, porque en lo personal trabajo en muchos comités y asociaciones. Hoy una misma empresa puede tener tres despachos de abogados distintos: uno para propiedad intelectual, otro para derecho corporativo y otro en derecho laboral. Así que hay clientes que los comparto con otros colegas. Pero en propiedad intelectual se trabaja con un solo estudio, que hace los juicios por marcas, las defensas por piratería y los registros de marcas.

Esas son las tres principales áreas del estudio. ¿Cuáñ tiene más peso?

La de combate a la falsificación de productos. Esa área además fue la que nos motivó a abrir las oficinas en Bolivia y Paraguay, porque la ruta del producto falso ingresa por Uruguay y se va a Paraguay, para distribuirse luego en Brasil. Los clientes notaban que se necesitaba trabajar allá y abrimos la oficina. Lo hicimos pensando primero en los temas de piratería, en los contenedores que seguían para Paraguay y los incautábamos allá. Y con Bolivia fue lo mismo. Notábamos que allá no se estaba combatiendo para nada la falsificación. Estaba lleno de productos falsos y nunca se incautaba nada.

¿Cómo se determina que un artículo es falso?

Todo comienza por encontrarlo. Eso ocurre porque la propia empresa alerta que hay producto falso en algún local o llegando en un contenedor. O si no, porque los operadores uruguayos (Aduanas o Policía) encuentran mercadería falsificada y dan aviso a las marcas. En ese momento se toman fotos del producto, se consigue una muestra, se hace una pericia y se confirma si el producto es falso o no. Y hay que presentar una denuncia penal. Los delitos de marcas son a instancia de partes. Si la marca no lo denuncia no se puede incautar de oficio. Después de que el producto se incauta, por orden del juez penal siempre se hacen pericias correspondientes. Y al final se decreta la destrucción o la donación.

¿Cuándo se pueden donar?

Uruguay es el único país de Latinoamérica que tiene prevista la donación de la mercadería, pero en caso de que sea con fines de beneficencia. Nunca se van a donar perfumes, carteras, lentes ni cosméticos, pero sí calzado, ropa, gorros, frazadas. Siempre y cuando se le retengan los logos, para evitar que esa donación termine en el mercado nuevamente.

¿Qué tan extendida está la contratación de servicios de este tipo en Uruguay?

Ha crecido muchísimo en los últimos cuatro años, porque América Latina se volvió un mercado importante para el mundo. Y la defensa de la marca viene junto al contrato comercial. Cualquiera que haga un contrato y paga un royalty, lo primero que pide es saber cómo le defienden la marca. ¿Qué pasa si mañana vende remeras falsas enfrente a mi local?, ¿quién me protege? El distribuidor no puede ejercer acciones legales, porque no es el titular de la marca. Se necesita que la marca tenga contratado un estudio de abogados en caso de alguna infracción.

¿Cómo se procede si se constata que un comercio está vendiendo un producto falsificado?

A diferencia de las incautaciones, en esos casos no se inicia un juicio. Se envía un aviso, para intimar a que retiren el producto. La empresa lo retira, firma un acuerdo donde dice que no lo va a vender más y lo destruye. Generalmente se llega a un acuerdo en la vía extrajudicial sin problema.

Y en esos casos se va también tras del proveedor.

Sí. El que lo vendió siempre declara a quién se lo compró; hacemos acuerdos de confidencialidad. En general, se le hace juicio al proveedor o el propio proveedor comparece. El vendedor dice que se presentará con su abogado y con el de la importadora. No olvidemos que si bien a la marca le importa el mercado uruguayo, lo que en realidad importa es de dónde salió esa mercadería. A través de procedimientos en Uruguay nuestros clientes han encontrado productos falsos que ni siquiera sabían que existían. Una vez encontramos unos que eran fabricados en Miami y se pensaba que venían de China. Muchas veces nos dicen: «¿Qué le puede importar a una empresa que yo en Uruguay estaba vendiendo cinco pantalones?». No le importan los pantalones, le interesa saber de dónde vienen. No es tanto la importancia del producto en sí, sino averiguar el origen.

El estudio trabaja con el trade dress, un concepto que amplía la marca a la presentación. ¿Cómo lo utiliza?

Es una figura que en el mundo se está aplicando y en algunos países ya se incorporó en la legislación. Se ataca no la marca sino la apariencia del producto. Ganamos dos casos muy importantes, uno con Ferrero Rocher y otro con Nestlé. En el caso de Nestlé, un competidor estaba usando una caja de chocolate roja con figuras similares a los monjes. Como el monje no tiene nada que ver con el chocolate, se estaba tratando de confundir al consumidor. Ahora estamos trabajando muchísimo en la apariencia de los perfumes. Ha aparecido no solo en Uruguay sino en Latinoamérica, perfumes que en vez de decir Chanel dicen «Chainel». Es una figura que creo que es muy importante.

¿Pero existe en la normativa uruguaya?

No a texto expreso. En los dos casos lo incluimos por jurisprudencia extranjera. A su vez, el querer parecerse a un producto de otro lucrando y causando un perjuicio es un caso de competencia desleal.

¿Hay algún otro concepto de la jurisprudencia internacional que hayan introducido?

Otro que manejamos mucho es el de daños y perjuicios en materia de falsificación. En la Justicia uruguaya, el Código Civil establece que hay que probarlos. Es como en un accidente de tránsito. ¿Pero cómo pruebo que Puma AG, titular en Alemania de la marca Puma, bajó sus ventas por las camisetas falsas vendidas en Uruguay? Es imposible. Pero eso no puede impedir que reclame daños y perjuicios. Tenemos una posición bastante aceptada: por el solo hecho de vender un producto falsificado, se genera daño.

¿Y cómo se cuantifica?

Tenemos distintas formas. Una es ver cuál fue el margen de ganancia del infractor. Si logro tener la información de que lo compró a US$ 1 y lo vendió a US$ 10, entonces la ganancia de US$ 9 me corresponde a mí. En otros casos, se compara cuál es el precio del producto original y el del falso, se hace una media y se pide un porcentaje sobre eso. Ya hemos tenido casos, como con Nintendo y Lacoste. Se dio un 45% de la ganancia que obtuvo el infractor con la venta de la marca.

En los hechos, ¿se logra cobrarle al infractor?

Bueno… En la mayoría de los casos no se cobra porque las empresas dan quiebra o no aparece nadie, entonces hay solo embargo. En otros, cuando hay empresas locales se logra cobrar.

¿En qué aspectos la normativa uruguaya podría ser mejorada?

Estoy trabajando muchísimo en distintas asociaciones internacionales por la especialización de los jueces en materia de propiedad intelectual. Por ejemplo, en Paraguay hay justicia especializada y funciona muy bien. Sería muy bueno que en todos los países la haya. Y en materia de marcas y trámites, todos buscamos que los tiempos se acorten. Lo ideal es registrar mi marca, solicitarla y abrir el local cuando la tengo registrada. Eso hoy no se puede hacer. La concesión de una marca demora ocho meses, un año. Ojo: la oficina de marcas en Uruguay es una de las pioneras a nivel de presentaciones electrónicas, pero acortar los tiempos serviría para activar el comercio.

«Muchas veces se registran marcas que no le sirven a las personas»

¿Cuáles son los errores más frecuentes al registrar una marca?

Querer registrar marcas genéricas es uno, como «panadería Don Carlos». Hay que elegir un nombre que sea único, que te identifique y que lo puedas defender. Otro es que mucha gente quiere registrar ideas, pero las ideas no son registrables. Tambien se comete el error de registrar una marca, pero no en la clase que le corresponde, porque se puede registrar en hasta 45 clases. Muchas veces las personas no se asesoran y terminan con una marca registrada que no les sirve.

Algunas empresas registran en Uruguay y cuando internacionalizan descubren que el nombre ya existía en otro país.

Si la empresa cree que realmente va a tener notoriedad a nivel Mercosur o está pensando en expandirse, tiene que asegurarse al menos de que no esté registrada en otros países. Porque en ese caso puede registrarla en Uruguay y tiene un plazo de prioridad de seis meses. Si alguien presenta la marca en otro país dentro de ese período, igual se tiene la prioridad. Esto da seis meses para ver cómo se desarrolla el negocio.

APUNTES DE CARRERA.

1995

Decidió comenzar el sexto año de la carrera de Abogacía en Montevideo, pese a las facilidades que había tenido para cursarla en la sede de Udelar en Salto.

2008

Tras 10 años de trabajar en un estudio especializado en propiedad intelectual, abre uno propio junto a su marido, Pablo Monsuá-rez. Muchos clientes la siguen.

2011

El estudio abre oficinas en Paraguay y dos años después en Bolivia. Se abre una oficina en zona franca (WTC Free Zone), a cargo del escribano Diego Cervieri.

2015

Virginia Cervieri fue elegida vicepresidenta del Comité Antipiratería de la Asociación Internacional de Marcas (INTA, por su sigla en inglés) para el período 2016-2017.

CIFRAS DEL NEGOCIO.

70

Es la cantidad de colaboradores que tiene el estudio. Contaba con solo cuatro cuando abrió.

200

Es el número aproximado de clientes. Un 80% son del exterior. Su cartera incluye prestigiosas marcas como Chanel, Gucci, Louis Vuitton, Nike, Puma, adidas, Ferrero Rocher y Nestlé, entre otras.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Cervieri. "Vender productos falsos es la prueba del daño; no tengo que probarlo". Foto: L. Mainé.

Virginia Cervieri | Socia directora de Cervieri Monsuárez & Asociados

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