Alcalde: "Los vecinos no pueden salir de su casa"

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El alcalde Carlos Varela, que el próximo 9 de julio asume por segunda vez al frente del Municipio B, declaró a El País que el problema más grave en la calle Convención es la Puerta de Entrada a los refugios. Se sabe que muchos se afincan desde temprano y algunos, cuando se les da un destino, si no les sirve se quedan en la vuelta.

"Hay una mezcla de situaciones de orden público, la acción del Mides para atender a gente de la calle y la ineficacia de la Ley de Faltas (que no está generando los resultados que uno esperaba, entre otras cosas por falta de actuación efectiva de la Justicia, que no impone penas alternativas; entonces la policía termina desmotivada). Es complejo, y tienen razón los vecinos. Estoy en sintonía con sus preocupaciones, pero como municipio tenemos poco margen de acción, esa es la verdad", dijo Varela.

En cuanto a los vínculos con el Mides y el análisis de las políticas de refugios, el alcalde sostuvo que presentó su preocupación "porque genera algo muy negativo en materia de construcción de ciudad y ciudadanía: hasta el enfrentamiento de vecinos contra vecinos, o de pobres contra pobres".

Al momento de cumplir con las obligaciones tributarias ante la Intendencia de Montevideo, los residentes de Centro Norte tienen sus viviendas clasificadas en la Categoría A. Frente a la obligación que esto genera, exigen que se consideren los problemas que enfrentan desde hace años.

Varela afirma que "estas cuestiones deben medirse más allá de si se pagan tales o cuales impuestos. El derecho a vivir tranquilos lo tienen igual. Hay que cuidar eso. Cuando llega esa población de calle en la noche, nosotros no tenemos los servicios que hacen trabajo social, que abarcan la parte de comunidad. Se precisa del orden público, tiene que actuar la policía, no hay vuelta. Es un despropósito cómo se usa el espacio público, cómo se prende fuego, se cocina y se deja todo mugriento".

En relación al perfil de quienes en la actualidad permanecen en situación de calle, Varela indica que la realidad ha cambiado respecto a 2002.

"Cambió el perfil, no son expulsados por desempleo o falta de capacidad económica. Hoy se asocia a problemas psiquiátricos, de consumo de drogas, o gente que sale de la cárcel y no tiene a dónde ir. Los refugios no son lugares de atracción para ellos. Prefieren estar en ese entorno callejero. Pero el papel de victimización que asumen no es aceptable; lleva a que el vecino no pueda salir de su casa y si lo hace sufre condiciones desastrosas. Entiendo la situación de vulnerabilidad de la gente que está en la calle pero generan un problema grave a nivel de convivencia".

“Como municipio tenemos poco margen de acción; tiene que actuar la Policía”

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