Se trata de la obra privada más importante para Montevideo en lo que va del siglo XXI.
El gobierno aprobó ayer el proyecto del empresario Juan Carlos López Mena para construir la nueva terminal de Buquebus junto al dique Mauá, en la rambla de Montevideo a la altura de la calle Andes. La iniciativa incluye un moderno hotel, una construcción vidriada con forma de pirámide y numerosos estacionamientos. También incorpora el rezagado proyecto del "Museo del Tiempo", que no se ha podido concretar hasta el momento por falta de recursos.
"El proyecto fue considerado de interés y por tanto se puso en marcha el proceso de iniciativa privada. El interesado recibirá la notificación y tiene que presentar el proyecto definitivo, con una serie de instancias que están previstas", declaró a El País el ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi.
"El Ministerio va a hacer el pliego en coordinación con la Intendencia de Montevideo, porque ella tiene sus temas y nosotros nuestras competencias", agregó el ministro.
En tanto, el secretario general de la Intendencia de Montevideo, Fernando Nopitsch, dijo a El País que se trata de una inversión de unos US$ 200 millones (Rossi entiende que finalmente podría ser mayor).
"Es una obra importantísima. Se llama a licitación porque hay un proyecto, una escollera de 1.500 metros, se ganan cerca de 70 metros al mar. Es una inversión muy importante, que realmente cambia a Montevideo", sostuvo Nopitsch.
Bonificación.
El hecho de presentar la iniciativa le conferirá a Buquebus una ventaja cuando se haga el llamado a licitación, algo que se encuentra establecido por ley. En casos similares, la bonificación ha sido de un 5% para la empresa sobre sus competidoras.
"La ley establece claramente un premio que favorece al que presenta un proyecto, es muy común que se le ponga un valor no solo al proyecto sino muchas veces a los inmuebles donde se desarrolla la iniciativa privada, de modo de poder estar en condiciones de transferirla en caso de que sea necesaria", explicó Rossi.
"Recién cuando se revise el proyecto definitivo y se elabore el pliego se incorporará el premio en el llamado a licitación. Creo que la ley nueva maneja hasta un 10%, pero lo vamos a determinar en el momento de hacer el llamado", agregó el ministro Rossi.
Por su parte, el secretario general de la Intendencia de Montevideo dijo que otra posibilidad es que en caso que Buquebus pierda la licitación, se le pague por el proyecto que presentó. Pero por ahora, nadie piensa en un escenario así.
"El dique Mauá quedará funcionando aparte, no se saca. Es una puntita del terreno, que es muy grande y que avanzará hacia el mar. Es un lugar privilegiado de Montevideo. Si sumamos eso a la obra de la sede de la CAF (Comisión Andina de Fomento, en el ex Mercado Central), que se está construyendo justo en frente, esa zona realmente va a tener una revitalización muy grande", sostuvo Nopitsch.
Traslado.
La nueva terminal marítima de Buquebus junto al dique Mauá supondrá el abandono por parte de la empresa de la vieja terminal portuaria, que desde hace algunos meses es administrada por la ANP.
En un encuentro mantenido con El País en Buenos Aires, en julio del año pasado, el presidente de Buquebus, Juan Carlos López Mena, dijo que "ninguna empresa va a invertir dinero en una terminal si toda la ganancia se la tiene que dar al Estado. Buquebus le paga al Estado un canon por el arrendamiento de la terminal. Paga el 100% de los costos que tiene y que incluyen limpieza, seguridad y mantenimiento. Pero la tasa de embarque se la queda la ANP; o sea que la terminal no es un negocio en sí mismo".
López Mena dijo que el ex presidente José Mujica le prometió (y que tiene testigos de ello) que le prorrogaría la concesión de la terminal en el puerto, lo cual finalmente no ocurrió. Ahora, el espacio se podrá utilizar para otros fines.
El empresario también explicó los motivos por los cuales no prosperó un proyecto que presentó al Estado uruguayo para construir una terminal en Capurro (ver nota aparte).
Consultado ayer, López Mena dijo que aún no ha sido notificado y que se enteraba por El País que el gobierno le aprobó su proyecto portuario y hotelero para la zona del dique Mauá. Por tanto, consideró que no era oportuno expresarse por el momento al respecto.
NO PUDO SER.
Capurro: el proyecto que sepultó la IMM
Según explicó López Mena a El País en julio de 2015, durante la administración de Ana Olivera la Intendencia transformó en "imposible" su proyecto para hacer una terminal marítima en Capurro, la que también incluía hotel y le ganaba espacio al río. "Nosotros compramos las propiedades, hicimos una inversión de casi US$ 3 millones. Pero después, como había una serie de consorcistas, la Intendencia de Montevideo tomó una consultora para hacer una calle sobre el agua, un paseo. Y eso sale unos US$ 57 millones. Los números no le cierran a nadie, a ninguno de los propietarios de todas esas propiedades. No hay nada que pueda amortizar toda esa inversión más lo que hay que construir sobre los terrenos propiedades de toda esta gente", indicó.
El dueño de Buquebus agregó que se le pedía hacer una inversión "en cosas que tiene que hacer el Estado", como "la calle, obras sanitarias y la conexión eléctrica".
"Y eso, en una extensión de todas esas propiedades sobre el agua sale unos US$ 57 millones, de acuerdo a un presupuesto que la Intendencia hizo con una compañía. Eso cayó como un balde de agua fría en todo este proyecto, porque nosotros tenemos que invertir en un hotel ahí, en un centro de convenciones, y después en la terminal que va sobre el agua. El puerto solamente nos hacía el canal de acceso, que son 600 o 700 metros", explicó López Mena. El empresario dijo que los números "no le cerraban a ninguno de los propietarios de todas esas propiedades", entre los que estaban González Conde y Campiglia.
No había nada "que pueda amortizar toda esa inversión más lo que hay que construir sobre los terrenos propiedades de toda esta gente", sostuvo. Otro de los puntos de la costa de Montevideo que se manejó para hacer la terminal fue la Punta Brava, en Punta Carretas, pero no prosperó.
EL PRIVADO DONDE EL ESTADO NO PUEDE ACTUARANDRÉS LÓPEZ REILLY