Alas Uruguay pidió a la Dinacia suspender las operaciones durante 60 días.

Se quedó sin alas. La primera y única aerolínea autogestionada por sus trabajadores sobrevivió apenas nueve meses desde su vuelo inaugural desde Montevideo hasta Asunción, luego a Punta del Este y después a Buenos Aires.

La aerolínea, promocionada bajo el slogan "tenés alas, volá", pidió ayer ante la Dirección Nacional de Aviación Civil e Infraestructura Aeronáutica (Dinacia) suspender las operaciones por hasta 60 días luego de recibir una intimación de parte de la empresa que arrendaba su único avión: un Boeing 737, después de varios intentos fallidos de refinanciar una deuda.

El avión será reintegrado a la compañía estadounidense que le arrendó la aeronave, pero ese proceso no es fácil y llevará algunos días, confiaron a El País fuentes de Alas Uruguay. Si en 60 días, la compañía presenta una nueva prórroga de la suspensión de operaciones, debe ser inespeccionada por la Dinacia si quiere volver a volar.

La apuesta del gobierno del expresidente José Mujica, a la cual del Fondes le entregó US$ 15 millones para iniciar sus operaciones, ya venía agonizando desde hace varios meses. Aunque sus directivos se empeñaban en desmentir que pasaban por un mal momento económico y se encargaban de promocionar con famosos en redes sociales la venta de pasajes a Buenos Aires, la comercialización era muy baja.

Sin trabajo se quedaron alrededor de 200 personas que se acogerán al seguro de paro, dijeron a El País fuentes de gobierno. Fuentes políticas indicaron que todo el viernes los directivos Sabrina Acevedo y Nicolás De los Santos negociaron con el Pit-Cnt, pero no consiguieron el aval del gobierno del presidente Tabaré Vázquez.

El sábado pasado, a su regreso de China, el mandatario dejó en claro que no daría marcha atrás con su negativa a seguir financiando una empresa deficitaria, cuyos vuelos a Buenos Aires tenían una ocupación menor al 50%. Los informantes señalaron que la semana pasada, los directivos de Pluna viajaron a Santa Cruz para reunirse con autoridades de Amaszonas para intentar negociar las frecuencias del puente aéreo con Buenos Aires y conseguir que parte de la plantilla sea absorbida por esa compañía.

La ministra de Turismo, Liliam Kechichian, habló ayer por la mañana sobre la situación de Alas Uruguay y dijo sentirse "triste" por el desenlace que tuvo. En entrevista con el programa La Mañana de El Espectador señaló tener "mucha pena", por el "esfuerzo extraordinario" que realizó "este grupo de personas con experticia".

Alas Uruguay fue la herencia de Pluna que le dejó Mujica a Vázquez, cuyo gobierno nunca ocultó su desconfianza sobre el emprendimiento. El ministro de Transporte Víctor Rossi había señalado al semanario Búsqueda, que era "difícil de explicar cómo el gobierno de Mujica tras cerrar Pluna habilitó un proyecto aeronáutico con tan poca chance de desarrollo como el de Alas Uruguay".

Ayer, no hubo comunicación alguna de la empresa más que un tweet que informaba de la cancelación de vuelos previstos para el día de hoy y se informaba que se harían gestiones para "ofrecer la mejor conectividad posible". Media hora antes que arribara su último vuelo al Aeropuerto de Carrasco, la oficina estaba cerrada y vacía.

No había ningún funcionario de la compañía visible en todo el Aeropuerto. El silencio de anoche en nada se parecía a aquel día de julio de 2012 cuando cerró Pluna inesperadamente y los trabajadores —nucleados en el sindicato— pidieron ayuda al Pit-Cnt y a Mujica para no perder su fuente laboral.

Después de innumerables reuniones con la dirigencia del Pit-Cnt y decenas de visitas a la chacra de Rincón del Cerro, el Fondes (creación de Mujica) concedió en junio de 2014 el préstamo para la aerolínea.

La empresa tenía dos años de gracia para el pago, a partir del comienzo de la operativa, y debía devolver lo prestado en un plazo de diez años. Los directivos de la compañía pusieron parte de su patrimonio como garantía y ahora debe definir el Estado si intenta cobrar parte de lo prestado por medio de alguna acción judicial.

El presidente del Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop) Gustavo Bernini, encargado de financiar los recursos del Fondes, deberá comparecer al Parlamento el próximo 31 de octubre para informar sobre la suspensión de operaciones de la aerolínea Alas Uruguay.

La convocatoria a la Comisión Especial de Cooperativismo fue realizada por el diputado nacionalista Pablo Abdala para conocer de primera mano la situación de la empresa, por los pasivos que adeuda con los proveedores de insumos por más de US$ 2 millones.

"Nosotros no queremos la cabeza de nadie, ni queremos que empiecen las ejecuciones. Pero si queremos que el gobierno nos diga cuál es el plan y la idea a los efectos de solucionar este problema", afirmó Abdala a El País.

El legislador del Partido Nacional remarcó que con la suspensión de los vuelos hay consecuencias como la pérdida de conectividad aérea. Además sobre los US$ 15 millones, indicó que "a esta altura no se sabe si algo es cobrable".

"Por lo que me contestó el propio Inacoop, en un pedido de informes, no hay garantías muy reales de que esta plata se pueda cobrar, está esa garantía solidaria que responsabiliza a los directores de la empresa que pueden responder con su patrimonio personal", explicó Abdala.

A los US$ 15 millones y la deuda con proveedores se suma un atraso de pagos salariales a los funcionarios de la compañía, lo que se viene arrastrando desde hace varios meses. Sobre el tema, Abdala consideró que "los trabajadores han sido víctimas".

Para el diputado, "hay una enorme responsabilidad política" del expresidente José Mujica "por haber alentado artificiosamente" la iniciativa. "Se hizo un lanzamiento ficticio en el Aeropuerto de Carrasco y comenzó a volar un año y medio después. Fue un exceso de voluntarismo", acotó.

VALERIA GIL

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