Un concurso nacional e internacional definirá la remodelación del estadio mundialista.
El próximo lunes, a las 11:00 horas, en el Museo del Fútbol será presentada la convocatoria al concurso nacional e internacional de ideas arquitectónicas y urbanísticas para la remodelación del Estadio Centenario y su entorno. La comisión que administra este escenario deportivo, único del planeta calificado por la FIFA "Monumento Histórico del Fútbol Mundial" (el 18 de julio de 1983), organiza el evento en el que participarán varias autoridades ministeriales y municipales.
Mario Romano, director de CAFO y del Museo del Fútbol, dijo a El País que el llamado es abierto aunque los interesados tendrán que contemplar algunas bases que perfiló el arquitecto Salvador Schelotto y se darán a conocer de modo completo el lunes 14 de diciembre.
Además de la renovación del Centenario está definido ampliar el Museo del Fútbol.
Fórmulas.
"No es un llamado para que cada uno haga lo que quiera, por supuesto. Se tendrá que contar con las disposiciones de la FIFA. Sí será posible lógicamente expresar la creatividad pero contemplando ciertas exigencias", comentó Mario Romano.
Quienes propongan las obras, a la par están obligados a entregar soportes técnicos y financieros, una fórmula económica y creativa de avanzada, de cara al año 2030.
"No alcanza con que se diga que se va a techar sino cómo, con qué y de qué manera", agregó Mario Romano.
No habrá ningún aporte para costear la remodelación ni de parte del Estado y menos desde la comisión administradora (CAFO), presidida por Enrique Baldrich y compuesta con delegados de la Intendencia de Montevideo (dueña del predio) y de la Asociación Uruguaya de Fútbol.
Entre algunos cambios a implantar puede figurar que los ómnibus que trasladan a los planteles de clubes o selecciones ingresen hasta las zonas de vestuarios. O sugerencias de construir codos entre las cuatro tribunas, palcos en la Olímpica y zonas vip en las plateas, como en marzo de este año ejemplificó Baldrich a El País.
En los planes privados será viable incorporar la organización de eventos extradeportivos que coadyuven a redondear una ecuación redituable para los inversores. Por ejemplo, la organización de espectáculos musicales y los contratos de publicidad.
Con el Parque Central del club Nacional en expansión y el estadio FIFA de Peñarol a punto de terminarse, estos clubes dejarán de disputar sus partidos de locatario en el Centenario, incluidos los clásicos entre ellos. Por lógica, la mole de cemento perderá sus principales ingresos. Aun concediendo el estadio para megashows, a los administradores les resultará muy difícil cubrir los costos de mantenimiento.
Una presentación como la de los Rolling Stones, a realizarse el 16 de febrero de 2016 para 63.000 espectadores, reportará un ingreso de 700 mil dólares. Pero es una excepción.
Salvador Schelotto, premiado a nivel internacional, destacado por sus trabajos de urbanismo y ordenamiento territorial, y exdecano de la Facultad de Arquitectura, se excusó con El País por no poder revelar detalles de los estudios del Centenario que se le encargaron.
Estándares FIFA.
De todos modos y en resumen es fácil inferir que el llamado a ideas se deberá apoyar en las constataciones primarias de Schelotto, los estudios estructurales y un protocolo de intervención basado en los nuevos estándares de la FIFA para el diseño de los estadios o su modernización.
A partir de las condiciones de visibilidad desde cualquier butaca y de comodidad demandadas por el organismo internacional, cada interesado en las obras del Centenario dispondrá de un margen amplio para establecer adaptaciones.
A diferencia de muchos estadios famosos en todo el mundo que se encuentran en zonas densamente urbanizadas y lindan con calles o edificios, el Centenario cuenta con invalorables ventajas de corte urbanístico. Sus posibilidades de renovación y remodelación no se hallan restringidas por un entorno limitado.
La facilidad para acceder o retirarse del Centenario es otra característica que lo define y pone en consonancia con un mandato de la FIFA. En su manual se lee al respecto: "el grado de lujo y comodidad de un estadio dependerá de los recursos económicos disponibles. No obstante, el requisito fundamental que deberá cumplirse, independientemente de los factores financieros, es que el estadio debe ser un lugar seguro para todos sus usuarios".
En la lista de cosas a considerar para aggiornar al Centenario habrá que contemplar por ejemplo, que "para un estadio con una capacidad de 60,000 espectadores, se deberán prever lugares de estacionamiento para 10.000 vehículos, así como estacionamientos separados para ómnibus. Para un estadio con un aforo de 60.000 espectadores se calcularán aproximadamente 500 plazas para ómnibus".
La FIFA estipula para los equipos vestuarios de 80 metros cuadrados, sala de masajes de 40, instalaciones sanitarias de 50 y de los entrenadores de 30. Las áreas de calentamiento interiores deben tener una superficie mínima de 100 metros cuadrados cada una.
Se exige por otro lado al menos dos pantallas de video a fin de que los espectadores las vean bien y de forma relativamente directa desde cualquier lugar, si bien hay que sacrificar asientos. Las salas de monitoreo de lo acontecido dentro y fuera del estadio, las variantes de iluminación artificial que no afecten la visión de los jugadores, los centros de atención médica para el público o el drenaje de los terrenos, todo está en el manual de la FIFA en que se basará el nuevo Centenario.
Puntapié inicial al mundial del año 2030.
En 1929, cuando faltaba un año para la primera Copa del Mundo, los uruguayos comenzaron a pensar en la construcción del principal escenario para el primer Mundial de Fútbol. El 3 de julio estaba listo, aunque con las tribunas América y Colombes apuntaladas y algunas dependencias sin terminar. Finalmente se inauguró el 18 de julio de 1930. De cara al Mundial de 2030 y de una candidatura de Uruguay para ser coorganizador del evento, se llama a proyectos a fin de modernizarlo de acuerdo a lo establecido por el manual de la FIFA.
Sueños cumplidos y planes frustrados.
En 1954 se comenzó a estudiar un proyecto de obras ampliatorias que llevaba la capacidad del Centenario a 100.000 personas. Incluía servicios públicos y privados en cada tribuna, locales de concentración y ambientes para las delegaciones debajo de la Amsterdam y la Colombes, y un gran museo deportivo en la Olímpica, más salas de recepción en la América.
El estadio llegó a dar cabida a 74.860 en 1955 cuando se terminaron la obras de ampliación de la Amsterdam y Colombes. Fue su récord.
Hasta ahora un solo espacio de concentración se acondicionó debajo de la Amsterdam, y en 1975 recién quedó inaugurado el Museo del Fútbol, que estuvo años cerrado hasta su reinauguración en 2004.
Habiendo sido inaugurado el 18 de Julio de 1930, a cinco días de comenzado el primer mundial de fútbol, y con el cemento todavía húmedo, no antes de 1964 finalmente se logró el cierre total del Centenario, con 2.221 metros cuadrados de muro. Se inauguraron entonces las oficinas de CAFO.
En 1969 pasó a estudió la complementación de la tribuna América, bares, confiterías, ascensores y mejora de taludes. La capacidad del estadio habría ascendido a 90.000 personas. No fue así. En la década de 1990 se eliminaron los taludes porque las hinchadas rompían los bancos de hormigón y generaban trifulcas de temer.
Los techos son indispensables.
Según la FIFA, un estadio modernizado debe pensarse para las siguientes generaciones. Entre las previsiones hoy ya deberá ofrecer techos para los espectadores, que cubran todas las tribunas en climas fríos y húmedos. "En aquellas regiones del mundo donde prevalece un clima soleado constante, los espectadores se beneficiarán de la sombra de un techo, por lo menos durante parte del partido", dice el manual oficial de la FIFA.
Pelota al medio hacia el progresoCARLOS CIPRIANI LÓPEZ