Desde que asumió el gobierno nacional en 2005, el Frente Amplio (FA) viene hablando de la "herencia maldita" para referirse a aquellos problemas que le dejaron blancos y colorados.
El debate sobre la "herencia maldita" es parte del análisis del ciclo electoral que la Presidencia y el Secretariado del FA pusieron a consideración de los sectores y las bases. El balance plasmado en un documento borrador al que accedió El País (que será considerado por el Plenario Nacional del 25 de julio) califica de "positivo" al resultado electoral, pero advierte que con el tercer gobierno y las mayorías parlamentarias toman mayor relevancia "las insuficiencias y decisiones inadecuadas en las administraciones propias".
En el documento se señala que "la convalidación del apoyo al FA luego de diez años en un sistema político es un hecho histórico". Sin embargo, considera que "los límites" que puede tener ese apoyo popular están asociados a "los asuntos pendientes" en la gestión. En esa línea, se buscará determinar las causas por las que no se logró incrementar el electorado pese a los "avances" obtenidos en los planos económico y social.
Ante esta nueva realidad donde la "herencia maldita" pierde peso, se advierte la necesidad de que las metas de gobierno sean fijadas "con claridad" y que se "atienda todo aquello que sea necesario ajustar en las reformas", señala el documento a discusión en el FA.
Al ser consultado por El País, el secretario general del Partido Socialista, Yerú Pardiñas, dijo que coincide con el documento en elaboración respecto al concepto de la "herencia maldita".
"En realidad no es que haya perdido peso, pero luego de 10 años de gobierno y habiendo ganado con mucha ventaja, hay responsabilidades, o por lo menos acciones, que tienen que ser mucho más dependientes de nosotros mismos que de la oposición", sostuvo Pardiñas.
El País consultó además a la senadora Daniela Paysée (Asamblea Uruguay) y al diputado Jorge Meroni (MPP), ambos integrantes del Secretariado del FA, pero dijeron que el documento en cuestión es "interno".
La biología.
Otro de los retos al que se deberá enfrentar la izquierda en los próximos cinco años "está puesto en la edad de las principales figuras políticas del Frente Amplio", reconoce el mismo documento.
El presidente Tabaré Vázquez (75), el senador José Mujica (80) y el ministro de Economía, Danilo Astori (75) son las tres figuras más representativas en el FA. "El grado en que el Frente pueda procesar ese relevo creando oportunidades de nuevos protagonismos es un desafío clave para el futuro", señala el documento.
Para la conformación de nuevos liderazgos se indica como "preferibles" las tensiones entre la fuerza política y el gobierno, a que "un nivel fagocite a otro". El documento señala que el FA debe ser "la arena política" donde "se procesan los conflictos, se manejan las tensiones y se construyen los acuerdos".
A su vez, se reconoce el hecho de que no se ha logrado desarrollar la formación de cuadros políticos en el interior. En cambio, los candidatos a intendentes de la oposición "están en forma permanente en los medios de comunicación haciéndose cargo de temas nacionales específicos".
Entre los temas que maneja la oposición se mencionan Pluna, el puerto de aguas profundas y Aratirí. "Si bien no todos obtuvieron la victoria, no olvidemos que peleamos voto a voto y los candidatos logran instalarse en la opinión pública", indica el documento.
"Unidad".
Además, es crítico con el papel de la militancia frenteamplista. Según advierte: "la acción política permanente" —frase acuñada por Líber Seregni en 1971— ha "perdido contenido" con el pasar del tiempo. "Hay que sincerarse. Caemos en el error de creer que tres meses de trabajo cada cinco años son suficientes", afirma. El documento también dedica un capítulo a la unidad del FA. Se parte de la base que a esta palabra "hay que cargarla permanentemente de contenidos" y se aclara que "la unidad no debe ser estar juntos en la foto". "La unidad es procurar lo mejor para el país y para el Frente, unidad es generosidad, es saber dar un paso al costado por el bien del colectivo. Es reconocer en otro compañero la capacidad que yo no tengo y sumar en forma constructiva. En la unidad no tienen cabida las batallas personales", subraya el documento.
Balances.
Para el oficialismo, los resultados de las elecciones nacionales muestran un FA "con el mismo peso nacional pero con énfasis territoriales diferentes, partidos tradicionales algo debilitados y partidos menores con más bancas".
En cambio, considera que la oposición salió "golpeada" y en algunos casos, como el del Partido Colorado, con "liderazgos severamente cuestionados".
Sin embargo, reconoce que en las últimas elecciones nacionales se observa una disminución del apoyo al FA en Montevideo, que se hace más importante si se compara con diez años atrás en números absolutos. Asimismo, la distribución de voto por zonas alerta sobre "cierto distanciamiento" del FA con los sectores medios y altos. El FA entiende que las elecciones departamentales de mayo culminaron con un "innegable balance positivo", pese a "los pronósticos de malas performances que hizo la prensa de la derecha".
Al pasar raya, el oficialismo pasó de tener cinco a seis intendencias. Retuvo tres intendencias (Montevideo, Canelones y Rocha), perdió dos (Maldonado y Artigas) y ganó tres (Salto, Río Negro y Paysandú).
Para la coalición, en algunos departamentos del interior se presentó "una oferta electoral frenteamplista desmedida" que daba cuenta más "de las insuficiencia propias y de una disputa sectorial del poder", que de "una síntesis política para una mejor candidatura".
Todo lo contrario entiende que sucedió en Montevideo, donde las candidaturas de Daniel Martínez (PS), Lucía Topolansky (MPP) y Virginia Cardozo (PVP) actuaron como un factor determinante en la victoria de la coalición.
A futuro, el FA se plantea la consolidación de una región políticamente progresista en la "L" productiva del país: a las intendencias que ya están en poder del FA, se pretende sumar Soriano, Colonia y Maldonado.
El FA es consciente que aplicar esta estrategia "llevará un nivel de planificación y acuerdo mucho más intenso" de lo que supuso la defensa de los cinco gobiernos departamentales en las pasadas elecciones. Otra de las prioridades de acá a las próximas elecciones estará puesta en los llamados "gobiernos de cercanía", los municipios. Los frenteamplistas se proponen "la defensa del proceso descentralizador" en todo el país.
El Frente discute qué hacer con su presidencia.
El Frente Amplio deberá definir en el próximo Plenario Nacional —que se celebrará el 25 de julio— quién dirigirá a la coalición hasta que se llamen a elecciones internas en 2016.
El Partido Socialista, Asamblea Uruguay y la lista 711, pretenden que la presidenta del Frente Amplio, Mónica Xavier, permanezca en el cargo hasta entonces. Sin embargo, el MPP propuso la conformación de un triunvirato interino para gobernar la coalición de izquierda.
Un documento elaborado por el Secretariado advierte que ya no “pesa tanto”