Además del enorme significado histórico que la jornada de ayer de la VII Cumbre de las Américas dejó, por los discursos conciliadores de Barack Obama y Raúl Castro, y la reunión entre ambos para avanzar en el deshielo de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, el evento sirvió para que Tabaré Vázquez enviara fuerte señales y confirmaciones sobre el posicionamiento del gobierno en materia de relaciones exteriores.
El mandatario uruguayo tuvo, durante su primer mes de gestión, posturas que muestran a todas luces un distanciamiento con las principales líneas seguidas por la administración de José Mujica, y que también lo alejan de los gobiernos de izquierda de la región.
Vázquez ha optado por un acercamiento con Estados Unidos y un enfriamiento en las relaciones con Venezuela. Muestra clara de eso han sido las críticas que el canciller Rodolfo Nin Novoa ha lanzado contra el gobierno de Nicolás Maduro. Palabras que, además, levantaron una fuerte polvareda dentro del Frente Amplio.
El ministro dijo que "la represión en Venezuela es a todas luces un exceso" y "la prisión de opositores es preocupante", y además comparó ese gobierno con la última dictadura militar de Uruguay, lo cual terminó por irritar a diversos sectores del oficialismo. Si bien Vázquez no criticó directamente al gobierno de Maduro, tampoco se encargó de matizar tales dichos.
Como única señal, Vázquez sí se detuvo anoche, en su oratoria en la Cumbre, en señalar enfáticamente el rechazo al decreto de EE.UU. que declara a Venezuela como una amenaza a la seguridad (ver aparte).
Durante el gobierno de Mujica sí existió un fuerte acercamiento con EEUU, sobre todo a través de la exembajadora Julissa Reynoso, pero no hubo ni por asomo un cuestionamiento al gobierno de Venezuela.
Con esa situación como telón de fondo, el hecho de que el mandatario uruguayo se haya sentado al lado de Obama en la cena de gala ofrecida en la noche del viernes se convirtió en otro punto de gran significado.
Entre los presentes, y así lo recogió el diario argentino Clarín, la ubicación de Vázquez a la derecha del mandatario estadounidense, se interpretó como una señal de fuerte respaldo al gobierno uruguayo, el único de la región que se expresó contra las violaciones de los derechos humanos en Venezuela.
En la mesa en la que Váz-quez y Obama cenaron también estuvo el presidente anfitrión, Juan Carlos Varela, pero no otros mandatarios de la región. Incluso, Raúl Castro, Nicolás Maduro, Evo Morales y Cristina Kirchner ni siquiera se hicieron presentes en la cena de gala de la Cumbre.
Vázquez ya había participado el viernes, junto a Obama y el costarricense Luis Guillermo Solís, de una mesa redonda, cerrada a la prensa, con activistas y líderes civiles de varios países, entre los que estuvieron presentes opositores al régimen cubano encabezado por los hermanos Fidel y Raúl Castro.
En tal ocasión, Vázquez pidió al estadounidense apoyo para el diferendo que Uruguay viene llevando adelante con la tabacalera Philip Morris. Mientras Vázquez encadena movimientos de acercamiento a EE.UU., muchos en el FA miran con recelo tal estrategia. Recuerdan que en ese camino el presidente tiene un antecedente por demás polémico.
La referencia es a que en el año 2011, cuando ya había culminado su primera administración, Vázquez reconoció que en su momento había pedido ayuda al gobierno de George Bush en caso de que se desatara un episodio bélico con Argentina, por la planta de Botnia.
Valor simbólico.
Mientras tanto, el acercamiento de EE.UU. y Cuba desató una fuerte interrogante sobre qué se puede esperar que ocurra en Uruguay con los actores que históricamente han defendido al régimen castrista y han acusado al gobierno norteamericano de ejercer una presión asfixiante sobre la autoridad de la isla.
La posibilidad de un cambio en el discurso o la apertura de una nueva concepción son solo especulaciones, y tanto analistas especializados como actores políticos consultados por El País tendieron a "bajar las revoluciones" sobre el alcance de lo visto en la Cumbre, más allá de reconocer el gran valor histórico del diálogo iniciado.
Romeo Pérez Antón, docente especializado en política internacional, dijo que lo concretado por ahora es "un paso más en el avance de una cierta normalización" de las relaciones entre EE.UU. y Cuba, y aclaró que los hechos realmente determinantes de una nueva etapa se verán de aquí en adelante.
"Lo que vimos tiene sobre todo un valor simbólico. Es una novedad corroborante de que la pauta de relaciones entre ambos países ha cambiado. Sobre todo, veo cambios más significativos en la actitud cubana. Esto no es un éxito de la prédica castrista de 50 años, en realidad es un camino que lleva al fin de la mal llamada revolución cubana. Lleva al comienzo del fin de toda esa etapa muy dogmática que varios núcleos de distintas generaciones en América Latina quisieron ver como un camino de transformación social, pero que no lo era", dijo el docente
"En las próximas etapas van a ser determinantes las conductas de la población cubana, porque son transformadoras del régimen. Las conductas que masivamente quieren dejar atrás el régimen castrista. No quiero decir el nacionalismo cubano, que nunca dependió del régimen castrista, pero sí veremos un cambio que será significativo", afirmó.
Para Romeo Pérez, en Uruguay el Partido Comunista fue el último actor político "que tuvo a Cuba como una guía o un ejemplo a seguir", aunque entendió que dicha fuerza "hace ya muchos años que no repite las pautas cubanas, no las asume, y solo mantiene una solidaridad un poco simbólica".
El docente afirmó que a nivel local solo se puede esperar alguna repercusión del acercamiento de Cuba y EE.UU. en los sectores sindicales del PCU, que son los únicos que "han seguido cultivando un castrismo bastante apasionado, y lo han mantenido en sus palabras y en lo ceremonial", lo cual estimó que "se va a ir diluyendo".
Por su parte, el director nacional de Trabajo e integrante del Partido Comunista, Juan Castillo, dijo a El País que el acercamiento "es una muy buena cosa", pero subrayó que no será fácil, que no habrá un camino lineal para recomponer las relaciones definitivamente y que será un gran desafío para ambos países, dado que verán cómo "sus tiempos políticos cambian fuertemente".
Castillo afirmó estar convencido que no hay "renuncias" en cuanto a los principios de cada país y remarcó: "La madurez de este acercamiento hace que ni Cuba quiera volver socialista a EE.UU., ni EE.UU. quiera imponer el capitalismo en Cuba. Son tiempos distintos". Igual, el comunista entendió que no hay que ser "iluso" y pensar que "este acercamiento quiera decir que EE.UU. haya cambiado sus posiciones ideológicas". "Hay otras prácticas de los gobiernos norteamericanos que se mantienen intactas, pero no por eso hay que dejar de saludar el acontecimiento", dijo.
En tanto, el excanciller Sergio Abreu coincidió en señalar que lo ocurrido posee un fuerte "valor simbólico", y destacó que si bien todavía "no se ha concretado un hecho puntual, se observan los primeros pasos de una política de acercamiento".
Expresó que más allá de que no se emita una declaración en conjunto, se dan pasos de entendimiento que adquieren gran valor en el proceso que se ha iniciado. "Este tipo de instancias facilita el diálogo. De fondo se busca que haya respeto a la libertad y comenzar por aspectos comerciales permite que se vaya avanzando", opinó.
Rechazo a decreto de Obama.
"Digámoslo breve y claramente, rechazamos el decreto ejecutivo del gobierno de EEUU y reafirmamos nuestro compromiso con la plena vigencia del derecho internacional en la solución pacífica de las controversias, y el principio de no intervención, reiteramos el llamado a que los gobiernos se abstengan de la aplicación de medidas coercitivas unilaterales", dijo Tabaré Vázquez anoche, criticando la decisión de Barack Obama sobre Venezuela.
Llamado al diálogo en Venezuela.
"Llamamos fraternalmente y humildemente a nuestro querido pueblo hermano venezolano a dialogar entre ellos, en un marco de respeto recíproco. Al acatamiento unánime al orden institucional, al estado de derecho y los derechos humanos. Sin diálogo no hay salida posible, el diálogo a veces cuesta, pero siempre vale", dijo Tabaré Vázquez anoche, cuando tuvo la palabra en la Cumbre de las Américas ante los otros mandatarios.
Sin Cuba, ahora el faro es el chavismo.
Para la izquierda latinoamericana, el régimen instalado en Cuba por los Castro fue siempre un faro en el camino al socialismo, digno de las más contundentes defensas y generador del más intenso rechazo hacia EEUU.
Sin embargo, en los últimos años la prédica cubana se fue apagando, a la vez que se iban sumando señales de apertura por parte de la isla. Así, el apego al castrismo se mantuvo en un plano figurativo, mientas que la imagen de Hugo Chávez y los pasos dados por este en Venezuela surgieron como el nuevo camino a seguir. Fundamentalmente los gobiernos de Bolivia, Ecuador, Argentina, Brasil y en su medida, Uruguay, se alinearon tras esa figura.
Romeo Pérez Antón, docente especializado en relaciones internacionales, dijo a El País que en los hechos, el encuentro de Obama y Castro no tendrá una influencia "muy significativa" en la izquierda latinoamericana, "porque esa izquierda hace ya bastante tiempo que dejó al castrismo como un ejemplo a seguir y lo sustituyó por el chavismo". El docente marcó como ejemplo que el MPP, sector mayoritario del FA, ha sido en los últimos años "mucho más chavista que castrista", lo cual dijo que es una señal muy clara.
Experto dice que Cuba había dejado de ser referencia para izquierda regional