Las pinturas de la catedral del año 1896 y el reloj de 1900 tienen un origen en común.
En la catedral de San José de Mayo el genio humano se luce para adorar a Dios. Las artes y las ciencias exhiben tres aportes que trascienden la religiosidad. Martino Perlasca, un pintor suizo nacido en 1860 y fallecido muy joven, dejó 16 murales de excepcional factura que decoran la capilla del Santísimo Sacramento, un sitio de alto valor simbólico para los devotos por ser donde se guarda las hostias.
Los lienzos de la capilla representan en la cúpula a los doce apóstoles, y en el cuerpo inferior de la Capilla cuatro ángeles portando los instrumentos de la Pasión de Jesucristo.
El artista suizo tuvo a su cargo la decoración de distintos edificios, entre ellos la Iglesia de San Antonio, la Glorificación de Verdi (frente del escenario del Teatro Verdi), decoró el Club Uruguay y el Club Católico.
Además, Perlasca es el autor de los frescos del Palacio Santos, sede de la Cancillería, que recientemente surgieron tras décadas de oscuridad bajo gruesas capas de pintura, merced al trabajo de la restauradora Claudia Frigerio.
En el año 1896 llegaron los lienzos para la capilla maragata. Antes, Perlasca los exhibió en Suiza, recibiendo múltiples elogios de la crítica. El propio autor escribió a sus amigos que aquella serie era su más logrado trabajo hasta el momento.
Junto a los murales Perlasca envió dos murales de grandes dimensiones, uno de ellos, el del Señor Resucitado, se muestra únicamente una vez al año durante la Pascua.
La capilla fue financiada por los herederos del coronel blanco Rafael Rodríguez y su señora, Lauriana Larriera.
"El mejor".
La Iglesia de San José de Mayo, tal como se conoce en la actualidad, comenzó a construirse en el año 1858. Los trabajos culminaron el 14 de agosto de 1874 bajo la dirección del maestro catalán Antonio Fontgibel. El 24 de marzo de 1875 fue bendecida por las autoridades religiosas de la época.
En ocasión de la inauguración de la capilla el obispo de Montevideo y todo Uruguay, Mariano Soler, escribió una carta pastoral con fecha 30 de mayo de 1896 donde expresa que "desde tiempos atrás profesamos especiales simpatías a la ciudad josefina por su reconocida cultura y religiosidad, y por ser fama que su majestuoso templo, después de la Catedral, era el mejor de la república; añadiéndose a esto el que posea la mejor Capilla particular, como los es la de Hortus Conclusus, que tuvimos la satisfacción de bendecir solemnemente".
Humedad.
Pasaron 120 años de la instalación de aquellas pinturas y la humedad que afecta la cúpula de la capilla comenzó a hacer estragos en la obra de Perlasca.
La catedral se encuentra en obras de refacción mediante un acuerdo alcanzado entre el Ministerio de Transporte, la Intendencia de San José y el obispo Arturo Fajardo.
No obstante, a pesar de los esfuerzos económicos oficiales y populares, no hay fondos suficientes para cubrir los elevados gastos de restauración de la obra de Perlasca.
El senador blanco Carlos Daniel Camy vive en San José y es integrante del grupo de amistad interparlamentario Uruguay Suiza. Hace 10 días estuvo en Suiza representando al Parlamento uruguayo. Dos días antes de volver el obispo Fajardo lo llamó y le contó la historia de Perlasca.
En Ginebra, Camy habló con el embajador uruguayo en Suiza quien lo conectó con el senador suizo Fulippo Lombardi, representante de la región de Lugano, donde nació el pintor Perlasca. Lombardi había estado en Uruguay durante el año 2013 buscando la posibilidad de hacer un acuerdo comercial entre el Mercosur y Suiza, además conocía en profundidad la historia de Perlasca.
De inmediato, Camy le consultó por la posibilidad de que Suiza colaborara con la restauración y mantenimiento de la obra instalada en la catedral de San José de Mayo. Lombardi quedó en evaluar el caso y volver a comunicarse con Camy.
Una vez en Uruguay, el senador nacionalista llamó al embajador suizo, Didier Pfirter, para invitarlo a conocer la ciudad y en particular la obra de Perlasca. El diplomático confirmó que en esta jornada visitará la ciudad de San José de Mayo.
Será recibido por el senador Camy, autoridades municipales, el obispo Fajardo y descendientes suizos que residen en el departamento.
Un grupo de investigadores y expertos entregará una carpeta con los detalles sobre la obra de Perlasca en la catedral de San José y la situación en que se encuentra la capilla. El material incluirá fotografías y un video de cuatro minutos sobre la historia de las obras.
Colaboración.
Un grupo de vecinos conformó la Fundación "El reloj" para colaborar con las obras de restauración de la catedral maragata. Vienen realizando colectas.
Se trata de una iniciativa que busca obtener recursos para culminar las tareas de reparación de las cúpulas y de la estructura del templo.
La organización, conformada por vecinos de distinto origen social y político, tomó el nombre del reloj de la catedral, un símbolo de la ciudad.
Se trata de un artefacto de origen suizo. Sus fuertes campanadas se sienten a 15 kilómetros a la redonda y está operativo desde el año 1900. Desde hace seis décadas su operación está a cargo de Néstor Enrique De León.
El plan de la Dirección de Cultura de la Intendencia maragata es que cuando culminen las obras en la catedral el edificio de sume al circuito cultural y turístico de San José.
La pintura afectada por el pasaje de los años
La cúpula de la capilla del Santísimo de la catedral de San José está decorada con la imagen de los 12 apóstoles. Se trata de una obra sobre lienzo del pintor suizo Martino Perlasca.
A esto se agregan otras cuatro pinturas que hacen referencia a distintos pasajes bíblicos y decoran las paredes del recinto sagrado.
El pasaje de los 120 años comenzó a hacer estragos en la cúpula y la humedad está afectando toda la decoración. A simple vista se puede observar que hay daños de importancia y es necesario realizar una restauración.
El reloj, la manija y secretos del arte
Cada día Hugo se da un baño de historia. Con sus 77 años sube la empinada escalera de 85 escalones que separan la calle de la máquina del reloj suizo de la catedral de San José.
Viste un delantal de cuero y lleva en sus manos una pequeña radio con la que escucha música clásica.
Hace la misma tarea desde el año 1959. Fue como un ascenso profesional ya que estaba en la catedral desde que tenía 7 años de edad. Permaneció en el lugar hasta los 22, cuando se casó. Crió a su familia trabajando como operador de cine en los barrios pero nunca dejó de dar cuerda al reloj.
Frente al reloj, una joya del año 1900, confiesa que no se llama Hugo, su nombre es Néstor Enrique De León pero a una vecina se le ocurrió llamarlo así desde niño y a él no le pareció mal.
Con una sonrisa permanente, el hombre narra todos los detalles de los últimos 60 años de la catedral, iglesia que adquirió esa condición en el año 1955.
Sus cuentos pasan por los tiempos preconciliares (Concilio Vaticano II, reforma resuelta por la Iglesia en 1965) cuando la misa era rezada en latín y de espalda por parte de los sacerdotes.
A mediados de la década de 1950 apareció en San José el pintor italiano Lino Dinetto, un famoso experto en frescos. La Iglesia lo contrató para pintar distintas imágenes dentro del templo. Por esos tiempos Hugo tenía 12 años y trabajó directamente con el pintor.
"Yo le arreglaba los colores en unos vasos, hablaba con los albañiles para que pusieran el material en tal hora, cuidaba el andamio y las luces. También fui su modelo. ¿Ve esos ángeles que están ahí? Todos tienen mi cara", cuenta entre risas.
Muestra un enorme cuadro donde aparece San Antonio con una pierna en la mano. Debajo hay un joven que, con la pierna amputada, se encuentra desesperado en los brazos de una mujer. "Ese joven que está ahí, también soy yo", contó.
FOTOGALERÍAPABLO MELGAR