Un médico de Melo dice que podría contar hasta 2 historias por semana.
Para dar prueba de la fidelidad de los perros hacia sus dueños, un médico de Melo decidió hacer un seguimiento exhaustivo y publicar aquello que a diario observa cuando acude a sus lugares de trabajo a visitar a pacientes internados.
El profesional incluso llega a alimentar a algunos perros y los devuelve a la casa cuando éstos no logran percatarse de que sus amos ya están de alta.
El médico Milton Da Silva Araújo tiene en facebook como foto de portada la imagen de un perro que permaneció dos meses en la puerta de la mutualista Camcel en Melo.
Desde ese momento comenzó a analizar detenidamente lo que ocurría en otros sanatorios y en el hospital que depende de ASSE. Da Silva Araújo dice que no se trata de casos aislados, sino que se repiten semanalmente.
En el centro asistencial público encontró a otro perro que desde hacía más de dos meses permanecía cerca de la puerta exterior de la emergencia, por la calle Lavalleja, a la espera de que su amo fuera dado de alta.
Espera fiel.
Las historias de perros con gran apego a sus amos se repiten y multiplican a lo largo y ancho del planeta y, aunque en general tienen similitudes, cada una de ellas conmueve al más insensible. Muchos se preguntan cómo puede un animal tener tanto afecto hacia una persona.
Da Silva cuenta que dos veces por semana enfrenta situaciones de ese tipo, mientras que para muchos enfermeros, médicos o personas en general esos animales, sin embargo, pasan inadvertidos. "Para muchos es un perro más, callejero, pero en sus corazones hay tanto amor y afecto que el ser humano poco llega a entender hasta que le toca vivir estas experiencias y analizarlas".
"En el Hospital había tres perros el mes pasado y nadie entendía por qué se juntaban tantos; el personal llegó a pensar que alguien los alimentaba y por eso se amontonaban en las puertas de las emergencias a pedir comida. Entonces les dije: éstos perros tienen dueño, y los dueños son pacientes que están internados, los perros esperan que algún día regresen juntos a su casa".
Cuestión de salud.
El profesional, en algunos casos, cuando el enfermo se recuperará, le cuenta que su perro lo está esperando afuera, pero en otros casos, cuando sabe que el paciente fallecerá, prefiere ocultárselo para no ponerlo triste. En relación a uno de los perros que fotografió, que estuvo echado cerca de dos meses en la puerta de la emergencia del hospital de la capital arachana, el médico indicó que aún permanecía expectante cuando hacía una semana aproximadamente que su amo había sido dado de alta.
Entonces Da Silva, en su automóvil, decidió regresar al can a la casa de su dueño, para contarle la historia y devolverle el fiel animal.
"Hay historias que tienen este final feliz, pero he seguido de cerca y he vivido otras historias que en realidad son muy tristes. Como el caso de una mujer que estuvo internada más de un mes; su perro había venido siguiendo al auto que la trajo a internar y no se quiso ir, permaneció más de 20 días echado debajo de las ambulancias, hasta que su dueña finalmente murió. El perro, a los pocos días comenzó a enfermar, no quería comer, había dejado de tomar agua, lloraba todo el tiempo. Lo dimos en adopción a otra familia que consiguió recuperarlo".
El médico subraya esas situaciones producto de la depresión de los animales, que la sufren como un humano. Siempre el cambio del comportamiento del perro se pone de manifiesto cuando se ve que no quiere alimentarse ni tomar agua.
Alegría por dos.
En la portada del facebook de Da Silva está la fotografía de otro perro, el que nadie podía sacar de la puerta que da por la calle Varela, en el sanatorio Camcel.
"Era tremendo ver la tristeza que tenía ese animal," recordó. "Es una puerta de mucho pasaje de gente y el perro estaba inmóvil allí; un día investigué en dónde vivía su dueño, que había recibido el alta. El cambio de actitud del animal al ver a su amo nuevamente es indescriptible", comentó el médico.
En la mayoría de estos casos de internación, el perro sabe cuándo, cómo y por qué puerta ingresa su dueño al sanatorio pero no se entera en qué momento y por qué lugar sale una vez que recibe el alta médico, ya que generalmente los egresos se dan por otras puertas.
La respuesta que dan los perros ante la salud de sus amos también ha llegado a integrarse a las terapias, de modo casual, no bien el paciente toma conocimiento de la actitud del animal. La historia del can Cacique es un ejemplo.
Lo dieron por desaparecido pero el can estaba de guardia.
Un día, un enfermero del hospital de Melo descubrió que al lado de la ventana de la sala en donde estaba internado un hombre de 76 años, llamado Pedro, dormía un perro.
La hija del paciente vio al can y lo reconoció enseguida. Era el perro que su familia había dado por desaparecido hacía días.
La mujer optó entonces por llevarlo a su casa, pero a las pocas horas el can, de nombre Cacique, regresó al centro asistencial: al lado de la ventana.
Los involucrados coincidieron en dejarlo allí y llevarle alimentos en cada jornada.
Después de 45 días de internación, al momento del alta de Pedro, le advierten que alguien lo estaba esperando.
El hombre pensó que se trataba de algún familiar que no veía desde hacía tiempo; nunca imaginó que fuera Cacique. Al verlo, se arrodilló y lo abrazó muy fuerte junto a su pecho. "Los ojos de ambos se alegraron, el perro no dejaba de olfatearlo y hacerle fiesta. Sé que no se debe ni lo haría, pero si la mascota pudiera ingresar a sala a ver a sus dueños, la recuperación sería más efectiva", asevera el médico Milton Da Silva.
CERRO LARGO