El Planetario en camino a la era digital

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El edificio toma su nombre del proyector que reproduce el cielo bajo techo. Foto: A. Colmegna
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El día 11 de febrero de 1955 se inauguró el Planetario Municipal de Montevideo, el primero de Iberoamérica. Había uno en Munich, Alemania, y otro en Chicago, Estados Unidos.

Entre los más visibles interesados en promover la obra estuvo el intendente de Montevideo, agrimensor Germán Barbato, quien era profesor de lo que por entonces se llamaba Cosmografía. En 1948 él ya había remitido a la Junta Departamental el proyecto para realizar un gran centro de divulgación científica, que integraría al Planetario junto a un acuario, un museo de ciencias físicas e historia nacional, un museo astronómico, una biblioteca de ciencias y un auditorio.

De todo lo propuesto en ese plan solo prosperó el Planetario, que abrió sus puertas al público el 12 de febrero. Una asistencia de 3.000 personas determinó que se aumentara el número de funciones previstas, las cuales consistían en temas como viajes a la luna y planetas, o el origen y fin de la Tierra.

El Planetario se erigió en poco tiempo; la obra comenzó en 1953 y quedó lista en un año y medio, de acuerdo al diseño del arquitecto Juan A. Scasso, quien era director del sistema de parques y áreas recreativas de Montevideo, recordado hoy por monumentales trabajos, como el Estadio Centenario y su Torre de los Homenajes.

Antes, en 1952, se había fundado la Asociación de Aficionados a la Astronomía, que incidió también en la concreción del sueño. Dos años después había ya llegado el proyector o instrumento planetario Spitz, de origen norteamericano, que fue instalado en la sala principal, Galileo Galilei, en dirección hacia una bóveda de 18 metros de diámetro interno.

El actual aforo de tal escenario es de 239 espectadores. "Hay menos butacas, todas originales, porque se buscó mejorar la circulación entre las filas", dijo a El País el director del Planetario, Oscar Méndez.

Después de décadas sin inversiones destacables, en 1995 se colocaron proyectores periféricos gracias a la donación del gobierno de Japón.

"Hay de variado tipo, desde los de video, para sustituir a los de diapositivas que ya no se hacen, hasta un gran angular o algunos que simulan movimientos. Hay uno del sistema solar y otro de cometas. Se puede programar el movimiento, dar la ilusión de la caída de un asteroide, por ejemplo. De todos modos, es tecnología que tiene veinte años. Nosotros incorporamos en 2011 elementos que no son novedosos desde el punto de vista tecnológico, pero que permiten mejorar la proyección de las imágenes figurativas de las constelaciones, es decir los dibujitos que la gente se imagina, como el del gigante Orión. Gracias al diseño que hicimos se puede proyectar hasta diez constelaciones a la vez", explicó Méndez.

Durante la actual administración municipal se invirtió en el Planetario alrededor de 3 millones de pesos en aspectos vinculados al mantenimiento.

Como ser en la pintura de la cúpula de proyección y en un nuevo aislamiento acústico anti llamas. Lo que ya no existe es la sala Copérnico, en el subsuelo. Allí funciona el Museo Activo Ciencia Viva, en manos de una entidad civil sin fines de lucro.

En la sala Tálice, con capacidad para 50 personas, se organizan al año entre ocho y diez cursos de astronomía dirigidos a un público diverso: jóvenes, adultos y mayores.

Para los festejos del aniversario habrá un viaje por las constelaciones y planetas que podían verse hace 60 años. Y por los acontecimientos sociales o culturales de aquel tiempo. El espectáculo se estrena el próximo jueves a las 20:00 horas y se reitera el viernes.

Las visitas a las constelaciones

Al Planetario asisten entre 130 a 150 mil personas por año. La mitad corresponde a las visitas de escolares y liceales, de martes a viernes, mientras que sábados y domingos se recibe al público en general, que tiene acceso gratuito. Está abierto hasta la última semana de noviembre. Después se cierra dos meses para el mantenimiento anual. En el Planetario trabajan 18 personas.

LA NUEVA TECNOLOGÍA

El universo conocido y el más allá

El Planetario depende de la división Cultura de la Intendencia de Montevideo. Según el director Oscar Méndez, si bien se hace todo lo posible por aprovechar al máximo el equipamiento audiovisual, se trata de una tecnología del siglo pasado. "Estamos atrasados, sin duda. Yo personalmente he presentado un proyecto de readecuación a un sistema digital. Hay intención, por parte de las autoridades, de hacerlo. Encontré buena receptividad de los actores políticos de todos los partidos; el proyecto se lo acerqué a todos los candidatos a intendente y al gobierno nacional electo. A nivel informático podríamos estar mejor pero no estamos mal; tenemos en el debe los del planetario en sí mismo. Los sistemas digitales presentan facilidades maravillosas para la proyección y la divulgación. Un planetario digital permite hacer un viaje virtual por el universo conocido en forma fehaciente y por lo que la ciencia presume plausible a través de modelos matemáticos. Pero también es posible hacer proyecciones a cúpula completa, desde un video publicitario hasta un día en el Serengueti entre los leones". El precio de un planetario digital es de US$ 1.500.000.

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El edificio toma su nombre del proyector que reproduce el cielo bajo techo. Foto: A. Colmegna

Inaugurado en 1955 fue el primero de Iberoamérica

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