Desconocida para la mayoría de los montevideanos, María Josefina Plá es considerada un símbolo de solidaridad y compromiso por cientos de personas que conocen su trabajo de más de tres décadas en barrios humildes de la capital.
Hoy lunes, la Junta Departamental de Montevideo le entregará el premio "Montevideanas" a esta mujer que desde la Comunidad Germán de Flor de Maroñas —barrio al que se mudó en 1977— realizó una amplia obra social en zonas donde la pobreza y la marginación golpean duro.
Algunos la llaman "la abogada de los pobres" porque asesoró a cientos de personas en diferentes temas legales (en forma honoraria en la Parroquia Santa Gema, en un proyecto para obtener cédulas de identidad y posibilitar la concurrencia a la escuela de muchos niños y desde 1991 a 2001 la asesoría jurídica en la obra Padre Cacho, en la zona de Aparicio Saravia y Casavalle).
"La fe y el compromiso con un mundo más solidario se vive de muchas maneras", dice Plá, que en 2003 se jubiló como abogada de AEBU pero siguió al frente de la comunidad eclesial de base de la iglesia católica que creó. En 2008, a los 60 años, adoptó a tres niños de 6, 7 y 9 años (entre ellos una niña con parálisis cerebral) que vivían en condiciones de extrema marginalidad y cuya madre había fallecido poco tiempo antes.
Plá viene de una familia profundamente católica y vinculada a la política —su padre Américo Plá Rodríguez, fue decano de Derecho y suplente en el Senado del histórico dirigente del Partido Demócrata Cristiano, Juan Pablo Terra—.
Consiguió el título de abogada en 1973, el día antes de la intervención de la Universidad , luego hizo la defensa legal de trabajadores despedidos por el decreto que definía como notoria mala conducta el no reintegro de quienes estaban en huelga contra el golpe, y fue el inicio de una vinculación más fuerte —y determinante en su vida— con la acción social de la iglesia católica.
En 1975, comenzó su vinculación a la parroquia Santa Gema en Curva de Maroñas, para sorpresa de familiares y amigos que veían con cierto temor que fuera a una de las llamadas "zonas rojas" de la ciudad. Ella misma reconoce que al inicio tenía ciertos prejuicios por venir de una familia de clase media-alta y hablaba de "en Montevideo" como si esa zona no fuera parte del departamento, por lo que le bromeaban, pero se adaptó rápido. Poco después se decidió a acentarse en Flor de Maroñas para iniciar una vida en comunidad, la que se llama Germán por el primer niño que entró a la casa a la que se mudó en 1977 (ver foto).
En la comunidad se comenzaron a reunir grupos de vecinos a conversar de sus vidas y rezar, pero en la casa también estaban abiertos a las inquietudes que surgieran y entonces llegaron consultas, entre ellas preparación para bautismos, con gente que se fue sumando y fortaleciendo la comunidad.
Pensó que ser abogada la podría alejar del entorno y por el contrario fue su profesión uno de los lugares desde donde pudo colaborar. En 2007, celebraron los 30 años y actualmente, con menos miembros, sigue activa, relató Plá.
Plá hizo una opción de "vida consagrada" adentro de la iglesia, lo que implica votos de pobreza y castidad. "Fue parte de la vida, alguien que ha querido hacer de su vida entrega a los demás, en especial a los menos favorecidos, a los menos amados", sostiene.
MADRE.
Sin saberlo, en 2002 Plá tejió los primeros lazos con la familia de los chicos con los que hoy vive y siente como sus hijos, si bien no es así legalmente aún. El primer contacto fue para tramitar una partida de nacimiento a uno de los niños ya que no iba a la escuela por no tenerla. Recordó que tomó contacto con su madre, que vivía en un rancho abajo de la facultad de Ingeniería con 10 hijos y su marido preso.
Plá apoyo a la familia de diversas maneras, en 2007 la mujer apareció muerta en Playa Ramírez y siguió ayudando a sus tres hijos más pequeños.
Se quedaron algunas veces en su casa y "hubo ciertos reparos de la familia y el entorno", hasta el 11 de noviembre del 2008 "en que se quedaron hasta ahora" que tienen 14, 15 y 16. "Ahora que hace ocho años ven que la alegría no la perdí", relata sonriendo, aunque acota que "ser madre soltera y de trillizos a los 60 años como digo es mucho más difícil que a los 20".
Otras mujeres reconocidas
n El Premio "Montevideanas" es entregado a mujeres de amplia trayectoria, que con su aporte han contribuido a la sociedad desde el año 2006. Entre las premiadas están la dirigente de Familiares de Detenidos-Desaparecidos Luisa Cuesta, la cantante Laura Canoura, y la activista social contra siniestros de tránsito y a favor de la inclusión de personas con discapacidad Alejandra Forlán. Este premio es entregado por los integrantes de la Comisión de Equidad y Género de la Junta Departamental de Montevideo y se denomina oficialmente "Día Internacional de la Mujer". Es más conocido por "Montevideanas" debido a que a las mujeres premiadas se les entrega una escultura que lleva ese nombre y que fue donada por la artista plástica Alma Werner.
María Plá, considerada un símbolo de solidaridad, es reconocida por la JuntaEDUARDO DELGADO