Laura Paipó es la primera directora ciega en la historia de la enseñanza primaria en Uruguay. Asumió el pasado lunes 10 de agosto al frente de la Escuela Especial N° 279, ubicada en la calle Ricardo Palma, barrio Curva de Maroñas. Ese día, curiosamente, estaba cumpliendo veintiún años como maestra en dicho centro educativo.
Paipó se recibió muy joven, a los 20 años de edad, el 6 de febrero de 1981. Días después, el 24 de febrero, celebró los 21. Desde entonces, durante diez años se desempeñó como maestra en el área común.
Mientras cursaba el último año de la carrera de magisterio, realizando la práctica en la escuela Solferino, comenzó a sufrir problemas de visión periférica. Los médicos entendieron primero que debían tratar su mal como esclerosis múltiple.
Pero después de diez años el diagóstico cierto indicó que tenía atrofia del nervio óptico bilateral. Aunque fue operada en Cuba, nunca pudo recuperar la visión. Antes había ejercido en varias escuelas. Estuvo una década en el colegio de las Hermanas Adoratrices y en escuelas públicas como la Costa Rica de Estero Bellaco, en La Blanqueada, entre otras.
Al retorno del viaje a Cuba, desde 1991 permaneció en su casa realizando un duelo que le llevaría dos años, aunque a la par disfrutó de la maternidad. Había quedado ciega cuando su hija tenía 6 meses.
"Esa beba que ahora tiene 24 años fue una compensación, como que Dios sabía que necesitaba algo para seguir luchando. Hubiese sido muy duro sin ella", dijo la directora a El País.
En 1994, Laura Paipó inició su rehabilitación en el centro Tiburcio Cachón y las primeras averiguaciones para retornar a Primaria. Aun no caminaba sola por la calle.
Después de fortalecer la autosuficiencia y de aprender el sistema de lectura y escritura táctil Braille, el 10 de agosto de 1994 ingresó como maestra a la escuela de Maroñas.
En 1995 fue becada por Primaria a la última especialización que se hizo en el Instituto Magisterial Superior. Como maestra de apoyo itinerante a niños ciegos incluidos en instituciones públicas y privadas, ha visitado escuelas del interior del país, incluidas las rurales.
En 2004 logró la efectividad por concurso y en 2014 hizo el curso de dirección. El cargo que ahora ocupa es interino y está sujeto a otro concurso al que se presentará en febrero de 2016.
"Quise ser maestra desde que tengo uso de razón; en sexto año tuve una maestra que fue referente. Brenda era de poca sonrisa, en eso bastante diferente a mí, pero muy especial, en la escuela Sanguinetti, en 1971. Allí hice toda mi escolaridad", cuenta Paipó, feliz.
Paipó: "Lo importante es llegar a la meta".
Laura Paipó es la única atleta ciega que está compitiendo en la actualidad y es la primera maratonista.
Hasta ahora ha corrido distancias de 10, 21 y 42 km. El año pasado completó la matarón de Montevideo. Pero también ha cruzado el charco para presentarse en Argentina.
"En cada competencia lo importante es llegar a la meta; desestresa y rehabilita", declaró a El País. Con su actual esposo, también ciego, incursionó en el atletismo hace ocho años. Ambos pertenecen a la agrupación de atletas del Uruguay y a la confederación atlética.
sufrió baja visión poco antes de recibirse y 10 años después perdió la vista