El presidente del Pit Cnt, Fernando Pereira, dijo a El País que el ministro Astori les reconoció que "el aumento de salarios no genera inflación, por lo que dinamizar el mercado interno puede ser una de las claves para aguantar los posible ventarrones que vengan en el futuro".
—El desempleo en abril llegó a 8,1% y es el mayor en cinco años. La desaceleración económica parece confirmarse. ¿Aún así cree que hay margen para que suban los salarios en las próximas rondas?
—El desempleo está en una tasa razonable para Uruguay. Es un porcentaje todavía bajo, lo que no quiere decir que haya que desconocer que cada persona que pierde su puesto de trabajo, pierde una de las centralidades de su vida. Es un problema, hay que atenderlo. Por una parte, aspiramos a que la obra pública de alguna manera cree puestos de trabajo en la construcción y en el sector metalúrgico. Todo hace pensar, nos dicen nuestros economistas, que el año va a cerrar en el entorno del 8% de desempleo, con lo cual hay un margen, porque el margen de aumento salarial va a depender de lo que la riqueza crezca en el país. Los operadores privados y el Ministerio de Economía le han planteado al movimiento sindical que el crecimiento del PIB en cinco años va a ser de alrededor del 15%. Si eso, que es la riqueza nacional, crece 15%, ¿por qué quienes la generamos no creceríamos 15% nuestro salario?
—El ministro de Economía, Danilo Astori, ha dicho que en los Consejos de Salarios debería darse prioridad al mantenimiento de los empleos por sobre los salariales, que es lo que dice también el director de Trabajo, Juan Castillo, que proviene del sindicalismo.
—Nosotros le vamos a dar suma importancia, como le dimos en todas las rondas, a la conservación del empleo y al aumento del salario. Todavía hay 600.000 trabajadores que ganan menos de $ 15.000. Cualquier lector de El País o de cualquier otro diario sabe que ese salario claramente no equivale a una vida digna. Yo creo que tiene que haber una cautela, sí, pero en la ganancia empresarial. Todos sabemos que hay sectores empresariales que han tenido una rentabilidad muy alta en los últimos dos años y que tienen margen para resistir —no una crisis, porque Uruguay no está en crisis, está en crecimiento—, sino una desaceleración de ese crecimiento. Pero insisto, el crecimiento va a estar en el entorno del 15%. El ministro Astori, cuando visitó el Pit-Cnt, nos dijo que él es de los que cree que el aumento de salarios no genera inflación y que por lo tanto dinamizar el mercado interno quizás sea una de las claves para aguantar de mejor manera los posibles ventarrones que se vengan en el futuro.
—Ese crecimiento de 15% supone un escenario optimista. ¿No convendría comenzar ahora con la cautela por si no se diera ese escenario?
—La cautela no la tiene que poner el que tiene menos. La cautela siempre la tiene que poner el que tiene más. Me parece que no habría que subvertir el orden. Hay un grupo de empresarios importantes que han tenido rendimientos económicos importantes en la última década. Sería importante que ahora se discuta que el salario no solamente crezca por el crecimiento de la riqueza, sino que se baje un poco la ganancia de capital. ¿Cuál tiene que tener la cautela? Para mi gusto el que tiene más, el empresario, es el que puede resistir más. Hasta ahora todo indica que el desempleo va a cerrar en una cifra de 8% que es baja para Uruguay y buena parte del mundo.
—Lo que ocurre es que la región no ayuda porque Argentina y Brasil no están bien y no tienen perspectivas de mejora próxima.
—El gobierno está trabajando en ampliar los mercados. Los ministros de Economía de estos años han sostenido que son menores las vulnerabilidades que Uruguay tiene respecto a 2002, porque las exportaciones ya no son tan dependientes de los países del Mercosur. De forma tal que esa política exterior que apunta a la venta de productos uruguayos en el exterior, seguramente es una clave. Y otra clave es el mercado interno. Si el mercado interno se dinamiza, buena parte del soplido externo que pueda venir se puede detener con el mercado interno más acelerado. Y otro tema que debemos poder discutir es si los precios de algunos productos de la canasta básica familiar, los que son imprescindibles para la vida y la dignidad humana, pueden ser controlados por el gobierno. No estamos planteando repetir el fracaso de los años 60 ni otras experiencias de América Latina que han fracasado, sino un proceso que se limite a los productos que son de primera necesidad, que se les quite la totalidad del IVA. Y que al mismo tiempo se estudie la conformación de precios y no se permita especular con aquellos productos que hacen a la dignidad humana.
—Para eso se necesita un margen fiscal que hoy parece no haber.
—Nosotros estamos planteando que haya rebajas tributarias, en esto que es elemental para la vida humana, y que haya aumentos tributarios en otras cargas como el IRAE o el Impuesto al Patrimonio, o en aquellos salarios que están por encima de los $ 250.000, y que eso genere margen fiscal para atender a la educación. Los países que logran mayores niveles de justicia social son aquellos que disminuyen la brecha entre ricos y pobres. En Uruguay ese proceso comenzó. El 20% más rico en el año 2005 tenía en el entorno del 50% de la riqueza y ahora tiene el 43%, y el 20% más pobre tenía el 4,7% y ahora tiene el 7%. Sin embargo, la distancia entre el 20% más rico y el 20% más pobre sigue siendo importante.
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