Son dos las familias sirias que acampan frente a la Torre Ejecutiva y exigen una solución. "Hace ocho meses que estamos en punto muerto", indicó uno de los refugiados.
Ibrahim Alshebli, integrante de una de las dos familias sirias que acampan frente a la Plaza Independencia, dijo este jueves que el pedido realizado al gobierno uruguayo fue el de poder salir del país.
En declaraciones a Desayunos informales, el joven de 22 años, uno de los pocos que puede hablar español con fluidez señaló que, tras las anteriores protestas, "volvemos porque de ocho meses acá estamos en punto muerto".
Alshebli dijo que el gobierno uruguayo le proporcionó a su familia, que reside en Salto, "un predio de 35 hectáreas pero sin herramientas, sin nada".
"Nosotros dijimos ahora que no queremos plata, ni nada. Queremos solamente salir afuera del país. Hay 15 personas en nuestras casas y nadie trabaja. Queremos apostar a otra vida, en otro país", manifestó.
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"Cuando vinimos acá, no teníamos plata, ni nada y cuando nos vayamos de acá, tampoco nos llevaremos nada", dijoAlshebli, para luego que agregar que las dos familias se van a quedar "en Plaza Independencia hasta que podamos salir".
"Vinimos acá para buscar una vida y nos engañaron en muchas cosas", denunció el joven.
"Nos dijeron que había trabajo, que íbamos a tener una vida nueva, que el sueldo estaba muy bien acá, pero nos encontramos con que no hay nada", expresó. "Los mismos uruguayos nos dicen que es muy difícil vivir acá, si salimos de acá, mucho mejor. Cualquier país es mejor que acá", señaló.
"Pensé que iba a conseguir un buen trabajo y tener una buena vida, pero llegué y era otra cosa: nos mintieron", dijo.
Alshebli es uno de los pocos integrantes de estas familias que pudo conseguir un trabajo. Se desempeñó en una empresa de electricidad, pero posteriormente fue enviado al seguro de paro.
Distintos resultados
El gobierno evalúa que el programa de apoyo a las familias sirias que llegaron al país en 2014 ha dado resultados heterogéneos y en algunos casos positivos, pero también reconoce que el núcleo familiar de 15 personas instalado en Salto no está usando las posibilidades que el Estado le ha dado y sus perspectivas no son claras.
El pasado martes,el secretario de Derechos Humanos, Nelson Villarreal, se reunió con miembros de esta familia.El organismo emitió un comunicado en el que señala que "esta Secretaría comprende la dificultad, pero hemos llegado hasta aquí con todos los apoyos que podemos dar".
Villarreal les dijo a los sirios que la posibilidad de que puedan viajar a otro país dependerá de que algún Estado extranjero les conceda visas. "Hay otras familias, que también deben enfrentar dificultades, que se están integrando y adaptando, realizando para esto muchos esfuerzos", dice el comunicado.
La familia está compuesta por los padres y 13 hijos, que residen en la colonia Osimani Lerena, al norte de la ciudad de Salto y muy cerca de la represa de Salto Grande.
Al igual que las otras familias, informaron fuentes dle programa, esta tiene asignados US$ 3.000 (unos $ 87.000) no reembolsables para llevar adelante un microemprendimiento productivo.
En este caso, la opción elegida era la elaboración de quesos porque se entendía que podía resultar en un margen de ganancia interesante para la familia, que tenía asignados recursos para comprar tres vacas.
Pero sus miembros no cumplieron ninguno de los tres requisitos que se les plantearon: que las personas que iban a ordeñar tuvieran carné de salud, que hicieran un curso de manipulación de alimentos y que se registrasen para el denominado monotributo social.
Los niños de la familia ya dominan el español y todos concurren a la escuela y los adolescentes también asisten a centros educativos (ya sea liceos o UTU) o reciben capacitación del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional. "Todos los menores de 18 años están haciendo algo. Hay familias que están realmente bien insertas que están trabajando, que tienen su vida más o menos armada en Uruguay", aseguraron las fuentes.
Sin embargo, desde el programa consideran que los padres tienen la firme determinación de irse del país y los niños y adolescentes, si bien en algunos casos preferirían quedarse, no cuestionan la decisión.
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