Sirios hacen oídos sordos a los pedidos del gobierno

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El secretario de DDHH conversó 45 minutos con los sirios. Foto: A. Colmegna
Secretario de DDHH con Sirios ND 20170409, foto Ariel Colmegna - Archivo El Pais
Ariel Colmegna/Archivo El Pais

Los refugiados siguen en la Plaza Independencia; no han logrado convencerlos de que vuelvan a Salto.

El secretario de Derechos Humanos, Nelson Villarreal, intentó ayer durante 45 minutos convencer a los refugiados sirios que acampan en la Plaza Independencia de que deberían volver a Salto de donde vinieron hace ya una semana. Trató y trató con paciencia, sin perder la calma. Y sin éxito.

Llegó sobre las 17 y se sentó en el pasto a la entrada de una de las tres carpas en las que están los sirios. Conversó mucho con ellos, sobre todo con Ibrahim el mayor de los hijos varones que habla bastante bien español. Durante parte de la charla el padre de la familia dormía en la carpa. Se despertó y comenzó a fumar y a escuchar. Mientras tanto, los numerosos niños (uno con una camiseta de Nacional) jugaban al fútbol en la entrada del mausoleo de José Artigas. Algún pelotazo pasó cerca de Villarreal. Una de las niñas, con la cabeza cubierta, tomaba mate. A la entrada de la carpa había una gran bolsa con bizcochos, envases vacíos de agua mineral de cinco litros, valijas, ollas, vasos de plástico y envases plásticos con comida.

A pesar de sus esfuerzos, Villarreal no lo logró. Una y otra vez se comprometió, en nombre del gobierno, a seguir buscando trabajo para todos los adultos de la numerosa familia. Ibrahim insistía una y otra vez en que la familia quiere que venga alguien de Acnur (la agencia de la ONU que se ocupa de los refugiados) a reunirse con ellos y a aportar alguna solución. La familia quiere irse a Líbano pero Villarreal le señaló que ya hay allí centenas de miles de refugiados de Siria y que la familia debe entender que es muy difícil hoy encontrar un país que otorgue una visa para recibir sirios. Ibrahim le dijo que confiaba en Acnur porque "es un programa internacional y conocido".

En un momento de la larga charla el padre de la familia dijo "Señor, por favor... Todo caro. Familia grande". "Solo con la chacra no pueden vivir, es cierto", le dijo Villarreal. También les insistió en que "Uruguay no quiere que esto sea para ustedes una prisión, queremos que se integren" y que "yo voy a seguir buscando un trabajo y se los voy a proponer" y enfatizó una y otra vez que "Uruguay abrió las puertas" y que se siguen haciendo gestiones ante el sindicato de la construcción (SUNCA) y la cámara empresarial del sector para que ayuden con la inserción laboral. También quiso dejar claro que él es el interlocutor del gobierno con los sirios. "El que habla en nombre del presidente soy yo", les aclaró. Y se interesó por la situación del hijo que quedó a cargo del predio de 35 hectáreas en Salto durante estos días. Ibrahim le contó que estaba bien, que había recibido la visita de amigos de Juan Lacaze y que también lo habían visitado periodistas de la televisión. En la localidad de Colonia estuvo la familia que luego fue a Salto. Fue allí que el padre de la familia agredió a la funcionaria de ONU, Michelle Alfaro, que había venido de Buenos Aires para conocer la situación. Ibrahim también le contó a Villarreal que de una iglesia cercana le habían dado ayuda a la familia, que gastó $10.000 para venir de Salto.

En determinado momento, una de las mujeres sirias, se exaltó mucho y empezó a gritar en árabe intercalando alguna palabra en español. Aparentemente, la mujer decía que en Salto los salarios eran de $6.000. Ibrahim tradujo que se quería ir de Uruguay y que no entendía los motivos por los que no podía volver a Líbano. Villarreal les dijo a los refugiados, una y otra vez, que se sintieran libres de hacer contactos con embajadas pero que le parecía difícil que esas gestiones pudieran tener éxito.

"Les propongo que sigamos dialogando, Estamos dispuestos a apoyar dentro de los límites que tenemos. Vamos a intentar todo lo posible. Tenemos el mayor compromiso. Mi oficina está acá cerca", concluyó Villarrreal que se despidió con abrazos, besos y apretones de mano de los refugiados.

Cuatro de los jóvenes podrían trabajar

La familia siria que vino de Salto tiene, además de los dos padres, cuatro miembros jóvenes que están en edad de trabajar (tres de ellas mujeres). Ibrahim trabajó pero ahora está en el seguro de paro. La familia recibe una asistencia económica que cesará el año próximo y que, por el momento, el gobierno descarta incrementar. Un total de 45 sirios llegaron a Uruguay en 2014. El presidente Tabaré Vázquez descartó recibir un segundo grupo.

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El secretario de DDHH conversó 45 minutos con los sirios. Foto: A. Colmegna

REFUGIADOS EN URUGUAY

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