DIPLOMACIA
El diplomático peruano murió el miércoles a la edad de 100 años. Fue secretario general de Naciones Unidas entre 1982 y 1991.
El diplomático peruano Javier Pérez de Cuéllar, el único latinoamericano que fue secretario general de Naciones Unidas, falleció en la noche del miércoles a los 100 años.
Pérez de Cuéllar estuvo el mando de la ONU entre 1982 y 1991, a finales de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, que habían convertido al Consejo de Seguridad de la ONU en un campo de batalla.
Su mandato “coincidió con dos épocas distintas en los asuntos internacionales: primero, algunos de los años más fríos de la Guerra Fría, y luego, con un enfrentamiento ideológico en un momento en que Naciones Unidas comenzó a jugar un rol más activo previsto por los fundadores”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Cuando fue nombrado al frente de la ONU en 1982, Pérez de Cuéllar tuvo que intervenir en el conflicto por las Islas Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña, pero no pudo evitar el derramamiento de sangre.
Pese a un cuádruple by-pass en su corazón, fue reelegido para un segundo mandato en 1986. “Era un estadista consumado, un diplomático comprometido y una inspiración personal que dejó un profundo impacto en la ONU y nuestro mundo”, afirmó Guterres.
Pérez de Cuéllar dijo en un momento que sus mejores logros fueron las gestiones para la independencia de la nación africana de Namibia y la negociación para un acuerdo de paz entre Irán e Irak que puso fin a la guerra de 1980-1988.
También intervino en la liberación de los rehenes estadounidenses en Líbano, el acuerdo de paz en Colombia y del histórico acuerdo de paz en El Salvador. La salida negociada de las tropas soviéticas de Afganistán fue otro tema caliente en el que interino.
Sus esfuerzos diplomáticos, sin embargo, no lograron detener la Guerra del Golfo de 1991 entre Irak y Estados Unidos.
Tras casi cuatro años de retiro, Pérez de Cuéllar se postuló a la presidencia peruana en 1995, cuando se enfrentó al exmandatario Alberto Fujimori, quien buscaba una reelección luego de dar un autogolpe en 1992. El diplomático perdió.
Cuando el gobierno de Fujimori se derrumbó en el 2000, el presidente interino Valentín Paniagua nombró a Pérez de Cuéllar como primer ministro para encabezar un gabinete de reconciliación nacional durante ocho meses.
Además de haber recibido numerosas condecoraciones así como doctorados “honoris causa” de medio centenar de universidades, Pérez de Cuéllar recibió premios como el Príncipe de Asturias a la Cooperación Iberoamericana (España, 1987), el Premio Olof Palme (Suecia, 1988) y el Jawaharlal Nehru (India, 1989).
También fue autor de las obras Manual de Derecho Diplomático (1964), Orden o Anarquía (1992), Peregrinajes por la Paz (1997) y Memorias: recuerdos personales y políticos (2012). En 2014 publicó Los Andagoya, su única novela.
Nacido 1920 en Lima, Pérez de Cuéllar ingresó al servicio diplomático en 1944. A finales de ese año fue enviado a París, justo después de la liberación de la ciudad de la ocupación nazi. Antes de llegar a la ONU, fue embajador en la desaparecida Unión Soviética, Francia, Polonia y Suiza.
Estuvo casado primero con la francesa Yvette Roberts y luego con la peruana Marcela Temple Seminario, ambas fallecidas. En su primer matrimonio nacieron sus hijos Francisco (1947) y Águeda (1955).