Expertos recomiendan moderación al exilio y que no espere grandes cambios
En Miami, la muerte de Fidel Castro hizo aflorar viejas historias del exilio, de familias rotas y persecuciones, pero también reclamos de libertad para el pueblo cubano y expectativas de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, exigirá cambios al gobierno de Raúl Castro.
Después de la fiesta vivida hasta primeras horas de la mañana de ayer en la Calle 8 de la Pequeña Habana, llegó la hora de la reflexión sobre el impacto que puede tener en Cuba la desaparición del “cerebro del mal de la tiranía”, como lo calificó el excongresista Lincoln Díaz-Balart.
En una rueda de prensa, Lincoln Díaz-Balart y los actuales congresistas Mario Díaz-Balart, Ileana Ros-Lehtinen y Carlos Curbelo subrayaron que si bien es un día “histórico” e “importante”, el pueblo cubano sigue todavía bajo una “dictadura” y hay que apoyarlo para que la libertad llegue definitivamente a Cuba.
Los cuatro criticaron la política de concesiones de la administración de Barack Obama hacia Cuba -“inocencia” la llamó Ros-Lehtinen- e hicieron votos para que el futuro presidente Trump cumpla su promesa de exigir a Raúl Castro respeto a los derechos humanos y apoye a la oposición interna de la isla.
El senador cubano-estadounidense Marco Rubio también señaló que “desgraciadamente, la muerte de Fidel Castro no significa libertad para los cubanos”, ni justicia para los opositores y los “activistas democráticos”. “El dictador ha muerto, pero la dictadura no”, manifestó en un comunicado el senador y exaspirante a la candidatura republicana.
Tenaz opositor al gobierno de la isla, Rubio, nacido en Miami de padres cubanos, resaltó que la “historia no absolverá a Fidel Castro”, sino que “lo recordará como un diabólico, un asesino dictador que infligió miseria y sufrimiento a su propia gente”.
En términos más duros se pronunciaron numerosos cubanos radicados en Miami que están dejando salir desgarradoras historias, algunas ocurridas hace casi 60 años, en medio del júbilo en las calles de la ciudad.
Son hijos de fusilados, uno de ellos cargando con un retrato de su padre para que celebre “la muerte del dinosaurio”, personas que nunca más pudieron ver a su familia y otras que sobrevivieron a peligrosas travesías en precarias embarcaciones.
Hay también gente traída de niño a Estados Unidos y separada de sus padres, brigadistas que intentaron entrar en Cuba para tomar el poder y otros protagonistas de historias trágicas que agitan banderas de Cuba y de Estados Unidos y gritan “Libertad”.
También hay mucha gente joven que dice estar allí por sus abuelos, por sus padres o por personas a las que conocieron y que se murieron antes de ver una “Cuba libre”.
En la ermita de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, donde se ofició ayer una misa especial que se transmitirá en vivo a Cuba, una mujer dijo a un canal de televisión que estaba allí para dar “gracias a Dios por librar a Cuba de un demonio”.
La muerte de Fidel Castro tiene significados “emocionales y simbólicos importantes”, pero los cubanos en el exilio tendrán que moderar sus expectativas porque la ausencia del líder no impactará las relaciones Cuba-EEUU, según expertos.
“La gente está hablando de esto obsesivamente porque tiene significados emocionales y simbólicos importantes, pero debemos moderar las expectativas respecto al impacto que va a tener en Cuba a corto y mediano plazo”, dijo Frank Mora, director del Centro de Latinoamérica y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida (FIU).
Mora recordó que Castro dejó el poder y su influencia comenzó a disminuir en 2006, y opinó que el histórico líder seguramente no habría apoyado muchos de los gestos de apertura que hizo su hermano Raúl, ahora presidente.
“Si Fidel hubiera muerto en 2006, eso habría tenido un impacto importante, pero ya lleva fuera del poder 10 años y lo que veremos será continuidad”, añadió el ex asistente de Defensa para el Hemisferio Occidental.
Pero para Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la FIU, este valor simbólico no es algo a despreciar, aunque no reporte consecuencias a nivel práctico.
“Muchos exiliados sufrieron personalmente la persecución, la represión, la expropiación y la exclusión” por parte del gobierno cubano, dijo Duany.
Por eso, “para gran parte de la comunidad cubana en Miami, la muerte de Fidel Castro representa el fin de toda una era histórica y la esperanza de un futuro mejor para su país de origen”.
Según el Centro de Investigación Pew, hay dos millones de cubanos en Estados Unidos, 68% de ellos en Florida.
“La cuestión es qué ocurrirá después de que los ‘históricos’ pasen de la escena y los más jóvenes y quizás más moderados tomen el poder”, se preguntó Mora.
“Ese sería el momento del cambio”, agregó.
De todos modos, políticos y organizaciones de cubanos en el exilio fueron más optimistas y se felicitaron por el cambio -simbólico o no- que significa la ausencia de Fidel Castro, sumándose así a las celebraciones de los cubanos exiliados en las calles de Miami. (En base a EFE y AFP)
"Se elimina un obstáculo para la reformas"
“La muerte de Fidel Castro elimina un obstáculo para completar las profundas reformas que Cuba requiere y debe servir para unir en su ausencia todo lo que su presencia dividió”, dijo la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), la mayor organización del exilio. La FNCA llamó “a reflexionar sobre el futuro, que más de angustia e incertidumbre (...) debe ser de esperanza para cerrar este capítulo oscuro de nuestra historia”.
Para Frank Calzón, director del Centro para una Cuba Libre, organización que se opone a la normalización de las relaciones con La Habana, “Fidel es como Stalin lo fue para la Unión Soviética”. Calzón denunció que había recibido reportes desde Cuba según los cuales opositores están siendo arrestados en la isla.
El gobernador de Florida, Rick Scott, dijo que se unía “a los cubanoamericanos de todo el país que están increíblemente esperanzados por el futuro de Cuba”.
Los 11 presidentes de EE.UU. con los que convivió Fidel Castro
DWIGHT EISENHOWER- 1953-1961
El 3 de enero de 1961 cerró la Embajada de Estados Unidos en La Habana y decretó el fin de las relaciones diplomáticas. Después de la revolución cubana, Fidel Castro aprobó una ley sobre la reforma agraria contra el latifundio. Washington respondió con una serie de medidas, entre ellas detuvo la compra de azúcar cubana, producto del cual en aquel momento La Habana dependía en gran parte de su vecino país. Castro nacionalizó las propiedades estadounidenses en la isla.
JOHN F. KENNEDY 1961-1963
En abril de 1961, meses después de la clausura de las embajadas, se produjo la invasión de la Bahía de los Cochinos conducida por cubanos en exilio, con el apoyo de la CIA. La operación fue un fracaso. En febrero de 1962 Kennedy reforzó las restricciones de Eisenhower. En octubre del mismo año estalló la crisis de los misiles, que puso al mundo al borde de una guerra nuclear por un posible choque entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
LYNDON JOHNSON 1963-1969
En noviembre de 1966 el Congreso estadounidense aprobó la ley del ‘ajuste cubano’, a través de la cual autorizó beneficios especiales a los exiliados cubanos que llegaban a Estados Unidos.
RICHARD NIXON 1969-1974
Mantuvo como estaban las sanciones anti-Cuba de Estados Unidos.
GERALD FORD - 1974-1977
Tomó algunos medidas de aligeramiento, como por ejemplo el permiso a los empresarios estadounidenses para visitar la isla a través de autorizaciones específicas.
JIMMY CARTER 1977-1981
Una presidencia clave. En 1977 reactivó el diálogo, aligerando algunas de las sanciones económicas y permitiendo la permanencia en Cuba de estadounidenses y la venta de medicinas y alimentos. Autorizó el envío de remesas de parte de los cubanos en Estados Unidos. Ese mismo año fueron abiertas las respectivas representaciones diplomáticas a nivel “sección de intereses”.
RONALD REAGAN 1981-1989
De las aperturas a los cambios totales. Canceló algunas de las medidas introducidas por Carter y en 1982 incluyó a La Habana en la lista negra de los países terroristas. Restricciones a las importaciones desde Cuba.
GEORGE BUSH -1989-1993
Ratificó la llamada Ley Torricelli, que endureció las sanciones a través de la prohibición a las filiales de las compañías estadounidenses para operar en la isla.
BILL CLINTON 1993-2001
Se endurece el embargo, en el contexto de una dura crisis con La Habana. En 1996 fue aprobada la ley “Helms-Burton”, introduciendo sanciones a las compañías con relaciones económicas con la Isla. Así como la Ley Torricelli, también esta normativa preveía presupuestos para destinar a la oposición anti-castrista. Tres años después, Clinton aligeró en parte el bloqueo.
GEORGE W. BUSH 2001-2009
Estableció una relación muy dura con Cuba. En 2004 presentó un plan que reforzó el embargo con la intención declarada de “acelerar la liberación de la tiranía del pueblo cubano”. La Habana definió el plan de “fascista”.
BARACK OBAMA 2009-2016
Una relación dividida en dos fases diferentes, la primera de continuidad y la segunda de rotura con el pasado. En 2009 suspendió gran parte de las restricciones impuestas a la inmigración cubana. El 17 de diciembre de 2014, después de 18 meses de negociaciones secretas, y con la mediación del Papa argentino Francisco, Obama y Raúl anunciaron el inicio del deshielo y el restablecimiento de relaciones diplomáticas.
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"¡Murió, murió!", exclaman cubanos y cubano-estadounidenses en #Miami tras la muerte de Fidel Castro. pic.twitter.com/HZi02LzD9d
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