El incidente más grave en años en la zona de la Ciudad Vieja.
Tres árabes israelíes mataron ayer viernes a tiros a dos policías en la Ciudad Vieja de Jerusalén, antes de ser abatidos en la Explanada de las Mezquitas, en uno de los más graves incidentes en este sector clave del conflicto israelo-palestino.
Esta explanada, tercer lugar santo del islam, situada en Jerusalén este, fue cerrada tras el ataque. Horas más tarde, la policía israelí detuvo al muftí de Jerusalén, el líder religioso musulmán Mohamed Husein, pero luego fue liberarlo.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció que la Explanada de las Mezquitas permanecerá cerrada al menos hasta mañana domingo. Para evitar un recrudecimiento de las tensiones, Netanyahu y el presidente palestino, Mahmud Abas, conversaron por teléfono, un hecho inusual tras la suspensión de las negociaciones de paz en 2014. Abas condenó el incidente, mientras que Netanyahu "hizo un llamado a la calma". En tanto, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, alertó sobre un posible estallido de violencia. Tras condenar el ataque, pidió a todos que actuaran "de forma responsable para evitar una escalada".
Es el primer ataque de tal magnitud con arma de fuego desde hace años dentro la Ciudad Vieja. Los últimos 20 meses han estado marcados por ataques con arma blanca cometidos por palestinos.
Los policías muertos, de 30 y 22 años, formaban parte de la minoría árabe drusa de Israel, muy presente en la policía y el ejército. Según la policía y el Shin Bet, el servicio de seguridad interior de Israel, los tres atacantes también eran árabes israelíes, oriundos de la ciudad de Um el Fahm. Los árabes israelíes son los descendientes de los palestinos que permanecieron en sus tierras tras la creación del Estado de Israel, en 1948. Tienen la nacionalidad israelí y representan el 17,5% de la población del país.
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