La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dio un giro a su política exterior al sustituir al canciller Luiz Alberto Figueiredo por el actual embajador en Estados Unidos, Mauro Vieira, en un claro guiño dirigido a recomponer la relación con Washington.
Entre los invitados a la asunción de Rousseff ayer figuraba el vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Biden, en representación del mandatario Barack Obama.
La relación entre Brasil y EE.UU. mantiene una baja intensidad desde mediados de 2013, cuando el exanalista de la CIA Edward Snowden denunció que, entre muchas personalidades espiadas por las agencias estadounidenses, estaban Rousseff, varios de sus ministros y hasta estatales brasileñas, como la petrolera Petrobras.
Tras esas denuncias, Rous-seff suspendió una visita a Washington que tenía planificada y la relación con la Casa Blanca se enfrió.
Hace dos meses, sin embargo la mandataria fue reelegida y conversó telefónicamente con Obama. "Decidimos que adoptaremos todas las medidas necesarias para continuar con nuestras relaciones estratégicas, incluyendo visitas de Estado recíprocas en este segundo mandato", dijo Rousseff.
"Es obvio que tendremos un acuerdo" sobre el espionaje para "aclarar la situación", enfatizó entonces Dilma, quien subrayó que, por encima de eso, Brasil desea profundizar su relación con Estados Unidos, que en los últimos años ha sido relegado por China al segundo lugar entre los mayores socios comerciales del país.
El canciller
Vieira, diplomático de carrera, ha ocupado diversos puestos en las representaciones de Brasil en México y Francia y fue jefe de la misión brasileña ante la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), con lo que acumula un profundo conocimiento de la región.
Tiene amplia experiencia en comercio exterior y ha sido, además, embajador en Argentina, que junto con Estados Unidos es uno de los dos destinos más importantes en la cancillería brasileña.
Vieira sumió la embajada en Estados Unidos a inicios de 2010, lo que le ha servido para construir puentes personales directos tanto con el Departamento de Estado como con la Casa Blanca.
Analistas esperan que con el nuevo canciller se fortalezcan además los lazos comerciales brasileños con EE.UU.

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