La economía de Brasil es prioridad de Temer; Meirelles sostuvo que planteará medidas que pueda aprobar el Congreso y subirá impuestos si es necesario.
El presidente interino de Brasil, Michel Temer, asumió las riendas del país —pocas horas después de que el Senado decidió apartar de sus funciones a la presidenta Dilma Rousseff y abrirle un juicio político, compuso su gabinete— y plantó con celeridad su bandera en el Palacio presidencial de Planalto, que el jueves abandonó su antecesora y en el que reunió por primera vez a sus ministros.
Temer está decidido a trabajar a contrarreloj para dejar claramente establecidas las líneas de acción de su gobierno y marcar su territorio en Planalto después de 13 años de comando del Partido de los Trabajadores, al que pertenecen Rousseff y su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva.
El mandatario llegó al poder de la noche a la mañana, sin transición y con una antecesora con la que esta enemistada y que le acusa de "traición" por haber articulado un "golpe de Estado" disfrazado de juicio político cuando aún era su vicepresidente.
El equipo de Temer todavía está acomodándose en sus nuevas instalaciones y el jueves dio una muestra de su condición de principiante durante la toma de posesión de los ministros, que registró algunos incidentes propios de novatos.
Sin un protocolo muy definido, los ministros se aglomeraron detrás de Temer, que también estuvo respaldado por algunos de los congresistas que maniobraron a favor de la apertura del proceso legislativo contra Rousseff.
No faltó el excandidato presidencial y senador Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), un histórico adversario de Rousseff y ahora aliado de Temer. Neves perdió en el balotaje de las últimas elecciones con Rousseff.
Mientras los escuderos de Temer buscaban una foto cerca del presidente, una multitud de periodistas peleaba por un espacio y clamaba contra la organización del acto, que se llenó de familiares y amigos, de selfies y aplausos.
"Tranquilos, que esto no será como con el PT", afirmó una asesora al ver la indignación de algunos profesionales de la información.
La frase refleja el deseo del nuevo Gobierno de desmarcarse del Ejecutivo de Rousseff, que la víspera fue apartada de su cargo por el Senado con el fin de iniciar un juicio político con miras a su destitución.
Temer saltó al terreno de juego horas después de que Rousseff fuera suspendida de la Presidencia con la intención de dar un mensaje de "confianza a los mercados" y ya ha comenzado a colocar a sus cargos de confianza.
Con su atención centrada en la economía, Temer decidió colocar a su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, ante los medios de comunicación y fue el primer miembro de su gabinete en conceder una rueda de prensa.
Brasil está en tiempos de adversidad, ya que se estima que la economía caerá 3,89% este año y el desempleo se situará en 10,9%.
Meirelles se comprometió a tomar "importantes" medidas económicas "de ajuste" para subsanar las maltrechas cuentas públicas, pero declinó realizar todavía anuncios concretos.
En su primer encuentro con los medios, Meirelles no dejó dudas de lo que piensa hacer como grandes líneas de acción. Hizo un análisis de la situación económica de Brasil y dijo que es necesario "cambiar el itinerario" y aplicar medidas que puedan ser aprobadas por el Congreso Nacional y no rechazadas. Puntualizó que las medidas para recuperar la economía serán anunciadas con cautela, debido a que necesitan ser realistas. Sostuvo que uno de los motivos que llevaron a la pérdida de confianza de los empresarios y consumidores fue que el gobierno anunció metas fiscales y cifras que no se confimaron.
Meirelles no descartó un incremento de impuestos para hacer frente a la situación económica adversa.
"El nivel tributario de Brasil es alto y, para que el país vuelva a crecer, es importante que tengamos una disminución del nivel de tributación", señaló. "Pero, también resulta importante el equilibrio fiscal. Sin embargo, en caso de que sea necesario algún (incremento de) impuesto, será aplicado y sin duda, será temporario".
Ese anunció suscitó ayer la reacción de los empresarios. El presidente de la Federación de Industria de São Paulo, Paulo Skaf, fue categórico: "Nafie acepta pagar más impuestos. Ya se paga bastante". Agregó que es necesario reducir el gasto público y que eso se puede lograr sin incrementar los impuestos.
Por su parte, el presidente de Abit (asociación de la industria textil), Fernando Pimentel, indicó que "es más de lo mismo y el nuevo gobierno no está para hacer eso". Sostuvo que el sistema tributario carece de sentido porque "hay más de 40 regímenes especiales. Debido a esa distorsión enorme son creados los subsidios. Hay que cambiar la esencia del sistema. Somos contrarios a cualquier aumento de impuestos, nuevo o viejo, temporario o no".
Según Meirelles, el gobierno recién comenzó su gestión y las acciones que se tomarán no pueden ser anunciadas con apuro, sino deben estar bien definidas.
"Las metas tienen que ser anunciadas con realismo. Ese es mi primer mensaje", dijo. "Pero, el gobierno recién comienza y estamos teniendo acceso a las cifras. Es importante que las medidas no tengan por finalidad ser anunciadas en un primer momento para satisfacer la curiosidad natural, sino que sean presentadas después de madurarlas y que puedan ser aprobadas por el Congreso".
Madurez.
Meirelles señaló que impulsará, a largo plazo, la reforma del sistema de seguridad social. "Más importante que alguien conozca el valor de la jubilación es asegurar que vaya a recibirla", expresó. "Tiene que ser sustentable a lo largo del tiempo. El equilibrio fiscal es fundamental".
En Brasil no ehay una edad mínima de jubilación y, según cáldulos oficiales, el gasto en pensiones puede duplicarse y llegar al 24% del PIB en 2040, si no se acomete una reforma.
Asimismo, se refirió a una reforma laboral, a la que calificó de "importante para aumentar la productividad de la economía". Precisó que el gobierno negociacrá en detalle los cambios y los anunciará cuando exista la seguridad de la aprobación de los mismos en el Congreso.
El ministro también destacó la importancia de establecer un tope a los gastos del gobierno federal, pero evitó precisar los mecanismos para ello, porque "debe analizarse con cuidado y rigor".
Meirelles dejó en claro la voluntad del gobierno de trabajar con el Congreso Nacional para impulsar las medidas que reencaucen la economía. "Estimo que la población y en consecuencia también el Congreso, están preparados para escuchar una evaluación honesta del escenario y de lo que es necesario hacer para que tengamos de vuelta empleo y crecimiento. Creo que el país está maduro para eso".
Solo habrá una mujer en alto cargo del gobierno.
La primera crítica que recibió el presidente Michel Temer es por la ausencia de mujeres y negros —dos grupos que representan la mayoría de la población brasileña— en el nuevo gobierno. El ministro de la Casa Civil, Eliseu Padilha dijo que habrá mujeres en las Secretarías, y ensayó una explicación: "Se hizo el intento de incluirlas en el más alto nivel de gobierno, sin éxito". Destacó que una mujer desempeñará un cargo de mucha importancia. Nara de Deus será la jefa de Gabinete.
UN TIEMPO CON INCÓGNITAS