¿Llegó la hora del Santa Lucía?

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En el inicio de su mandato, el presidente Vázquez colocó sobre la mesa un asunto crucial: proteger la cuenca hidrográfica del río Santa Lucía.

En el inicio de su mandato, el presidente Vázquez colocó sobre la mesa un asunto crucial: proteger la cuenca hidrográfica del río Santa Lucía.

Por el solo hecho de abastecer de agua potable a más del 60% de la población nacional, se comprende la magnitud de su importancia.

Desde hace varios años se escuchan las advertencias acerca de su situación de contaminación, considerada como muy preocupante.

En algunas zonas la calidad de sus aguas se ha deteriorado de manera alarmante, a pesar de lo clara que es la normativa vigente en materia ambiental, productiva, de manejo de suelos y del agua. Como siempre ocurre, el problema existe en su actual dimensión -y aumenta- por falta de contar con una planificación que exhiba un efectivo sistema de contralor y sanción. La situación ambiental del río Santa Lucía se conoce muy bien desde hace tiempo. La pregunta es porqué no estamos observando una avanzada etapa de corrección del problema.

Según fuentes del Ministerio de Medio Ambiente, hasta ahora nunca se multó a ninguna de las empresas notificadas años atrás por contaminar. ¿Por qué la DGI actúa con tanta celeridad y buenos resultados ante los incumplimientos o transgresiones impositivas, y en materia ambiental se prorrogan una y otra vez los plazos, y se apuesta indefinidamente “al diálogo”?

En este rubro hay que decir algo importante. Las sanciones económicas que prevé la norma vigente resultan inadecuadas como herramienta para contribuir a combatir el problema, porque no son proporcionales a los beneficios económicos que obtiene la empresa infractora por evadir su responsabilidad. Significa que en muchos casos les conviene seguir transgrediendo y pagar la eventual multa que se le aplique. Desde luego, las eventuales sanciones que se deben aplicar son sólo una parte de la batería de acciones que deben implementarse para alcanzar la meta. Se anuncia la profundización de medidas y la adopción de otras nuevas en plazos cortos. Sobresale: mejorar sensiblemente el contralor de los vertimientos industriales a la cuenca; realizar obras de saneamiento en centros poblados como Fray Marcos, San Ramón y Santa Lucía, para eliminar el vertidos de desechos domésticos; exigir el tratamiento y manejo obligatorio en efluentes de los tambos de la zona; controlar mucho mejor la aplicación de fertilizantes y plaguicidas en todos los padrones ubicados en la cuenca; suspender la instalación de nuevos emprendimientos de engorde de ganado en corral (feed lots) y similares, así como la ampliación de los existentes; restringir el acceso directo del ganado a abrevar en los cursos de agua de la cuenca; implementar la solución definitiva al manejo y disposición de lodos producidos en la planta potabilizadora de Aguas Corrientes del organismo estatal proveedor de agua potable.

Considerando que la erosión de los campos y de las riberas de los ríos es quizás la principal causa de deterioro de la cuenca del Santa Lucía, urge tomar acciones de fondo que ayuden con la recuperación de los ecosistemas. El ingreso de Humedales del Santa Lucía a Áreas Protegidas aseguraría controles de la erosión y purificación natural de las aguas, para que continúe indefinidamente.

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Hernán Sorhuet Gelós

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