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Todos los padres te lloramos

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Perplejos aún con el crimen de Marcela Artagaveytia y el asesinato a quemarropa de los narcotraficantes paraguayos, son muchas las interrogantes que uno se hace y la indignación que se siente ante la indiferencia de las autoridades del Ministerio del Interior.

Perplejos aún con el crimen de Marcela Artagaveytia y el asesinato a quemarropa de los narcotraficantes paraguayos, son muchas las interrogantes que uno se hace y la indignación que se siente ante la indiferencia de las autoridades del Ministerio del Interior.

¿En qué país estamos viviendo? ¿Es este Uruguay de la pasta base y -muy pronto- de la marihuana libre, el que queremos? ¿Es una República con sicarios la que deseamos? Asesinos que, en lo que va de 2016 ya mataron a tres inocentes de 1, 22 y 16 años respectivamente. ¿Es esta nación en que la vida parece no valer nada para algunos? ¿Es en este Estado en el que queremos que crezcan nuestros hijos y nietos? El sábado la víctima fue Marcela, una jovencita que iba a bailar con sus amigos a Atlántida. No bebía alcohol, no se drogaba, era una adolescente amada por su familia y muy querida por sus amigos. Soñaba con estudiar medicina y con ser pediatra oncológica. Las fotos que ha publicado El País o que circulan por Internet, muestran a una adolescente con una hermosa sonrisa y un rostro angelical. ¿Quién podía imaginar que esa vida, tan llena de vida, iba ser arrebatada por la acción de asesinos a sueldo? El sábado fue Marcela, pero mañana puede ser alguien muy próximo a cualquiera de nosotros.

En medio de esta matanza, en la que el hijo del matrimonio paraguayo de tan solo siete años se salvó de milagro, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, formuló declaraciones al semanario Búsqueda. Ministro: ¿no entendió aún que sus elucubraciones e interpretaciones nadie las oye, ni quiere escuchar?

“¡Mi hija fue víctima del narcotráfico en Uruguay! ¡Es increíble! Porque no estamos hablando de México”, manifestó a El País, el miércoles pasado, Carina, la mamá de Marcela. Sus palabras son una interpelación a usted Ministro, a todo el gobierno, preocupado estos días en redactar resoluciones y declaraciones en las que la bancarrota de Ancap se muestre como un conjunto de imprescindibles inversiones cuyos frutos verán nuestros hijos. No señores, no es el tema que angustia a los ciudadanos. Hoy hay una familia que llora la muerte de su hija y una gran parte de la sociedad que se pregunta cómo pueden estar pasando cosas como esta.

A la madre de Marcela, que es actuaria en el Juzgado Penal de Ciudad de la Costa, no la llamó nadie del Ministerio del Interior. En realidad no la llamó absolutamente nadie del Gobierno. Por más que el Ministerio del Interior sacó un comunicado a las horas que El País publicó en la entrevista mencionada, en el que afirmó que sí se había tomado contacto con ella. ¿A quién le cree usted? No le ofrecieron asistencia psicológica y le dieron 10 días de licencia por duelo. “ Si necesito más tiempo para llorar a mi hija tengo que ir a un psiquiatra y hacerme pasar por loca”, manifestó a El País, Carina.

Una semana antes de la muerte de Marcela, Bonomi concurrió al Parlamento convocado por legisladores de la oposición. En esa ocasión confirmó las cifras de los asesinatos y rapiñas registradas en 2015. Los números no lo favorecen: 289 asesinatos (un 7,8 más que en 2014) y 19.420 rapiñas (4,5 por ciento por encima de las registradas el año anterior). Pero para el Ministro esto no es lo importante. Lo que interesa, lo relevante, es que la Policía uruguaya solo se puede comparar con la de los Estados Unidos o la de Inglaterra. Sí señor, así como lo lee. Porque sostuvo que en el Uruguay se aclara el 59 por ciento de los homicidios y el FBI promedia el 64 por ciento, mientras que Scotland Yard ronda el 88 por ciento. En otras palabras: estamos terceros en la tabla. ¿El asesinato de Marcela y de los paraguayos en qué porcentaje entrará?

Parece que el secretario de Estado, de tantos años que lleva ocupando la cartera del Interior, ha perdido contacto y sentido de la realidad. Estas reflexiones de Bonomi, se hicieron públicas pocas horas después de que un bebé de un año y su tío fueran acribillados a balazos en la puerta de su casa en el Cerro, salvándose milagrosamente una niña a la que el cuerpo de su padre ofició de escudo ante la ráfaga de 14 disparos, descargada por dos delincuentes desde una moto. Según la Policía, las víctimas fueron asesinadas por error, pero sus matadores no han sido identificados aún y andan sueltos. En el Cerro y sus aledaños murieron, en hechos criminales, cuatro personas en tan solo tres días.

El asesinato el sábado del matrimonio de narcotraficantes y el consecuente crimen de Marcela, no son dos perlas de un mismo collar; son gotas de un vaso que se derramó hace mucho tiempo.

El fiscal de Corte Jorge Díaz advirtió el jueves en declaraciones a Canal 10 que si no se frenan los asesinatos por encargo, los sicarios irán contra las fuerzas de seguridad y luego contra jueces y fiscales. ¿Qué más se puede agregar?

Bonomi, usted no tiene hijos y tal vez por ello difícilmente pueda entender el dolor que sienten hoy los padres de Marcela, ni del niño de un año que fue acribillado a balazos en el Cerro. Tampoco la angustia y la desazón que estos hechos nos generan a muchos, muchísimos uruguayos que sí tenemos hijos. La enorme mayoría de los habitantes de este país, hombres y mujeres de trabajo y de bien, no queremos un Uruguay con sicarios y normas impuestas por los narcotraficantes ¿No le parece que es hora de admitir que la política de seguridad ha fracasado? ¿No sería un acto de sensatez y humildad renunciar al cargo que usted ocupa desde 2010?.

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Diego Fischer

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