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Talvi, el candidato que prefirió caminar solo

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Ernesto Talvi. Foto: Fernando Ponzetto

Carrera hacia las internas

Todo indicaba que Talvi era la promesa colorada y que Sanguinetti lo apoyaría. Pero el exmandatario volvió al ruedo y le sacó ventaja en las encuestas. Sanguinetti dice que Talvi no aceptó su apoyo; el economista sostiene que el sanguinettismo cobra los favores con cargos.

Momento divisorio. Para quienes gustan de las historias de viajes en el tiempo, la combinación de estas dos palabras les es seguramente familiar. Su origen, explica Stephen King en su novela 22/11/63, viene del mundo de la cartografía. “Una divisoria delimita un área de tierra, una cuenca, generalmente una montaña o un bosque, que vierte sus aguas a un determinado río. La historia también es un río”. Y si la historia es un río hay momentos que son claves para determinar el comportamiento de esta. En ese libro la trama se basa en salvar a John F. Kennedy, pues se considera que a partir de su muerte hubo una gran cantidad de acontecimientos negativos para Estados Unidos. En Uruguay, en tiempos de campaña, también uno puede visualizar una serie de momentos divisorios; la resultancia de estos podrá ser negativa o no, pero seguro serán determinantes de cara a lo que pasará en la elección.

Si uno se remonta a inicios de 2018, podrá detectar aquellos hitos más significativos. Es el caso de la confirmación de José Mujica de que no iba a ser candidato por el Frente Amplio, algo que él repitió una y otra vez pero que para muchos fue difícil de creer hasta último momento. O la candidatura de Verónica Alonso y Enrique Antía en el Partido Nacional, cuando en un momento se había manejado la posibilidad de que la senadora y los intendentes disidentes de Alianza Nacional se presentaran juntos, en una llamada “tercera vía” que pudiera competir con Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga. Ni que hablar del desembarco de Juan Sartori. Pero el momento divisorio más importante, quizá, sucedió dentro de la interna del Partido Colorado, el día que Julio María Sanguinetti decidió dejar de esperar por Ernesto Talvi y lanzarse a hacer campaña barrio a barrio, cuerpo a cuerpo, otra vez, después de casi 20 años.

Talvi fue el delfín de Jorge Batlle, y cuando este murió empezó a tener reuniones con Sanguinetti. En un principio todo indicaba que el dos veces presidente iba a apoyar su candidatura. Sin embargo, luego de una serie de sucesos el exmandatario decidió largarse por su lado. El divorcio se concretó en mayo pasado luego de una reunión entre el diputado Tabaré Viera y Talvi. Allí el economista le habría expresado que quería “sangre nueva” para su movimiento. Esto terminó con una comitiva de legisladores colorados (Viera, Germán Cardoso, Conrado Rodríguez y Walter Verri), junto al exvicepresidente Luis Hierro López y el intendente de Rivera, Marne Osorio, presentándose en la casa de Punta Carretas de Sanguinetti para casi rogarle que volviera al ruedo.

La semana pasada Qué Pasa contó la versión de Sanguinetti sobre cómo se había dado esta situación, el porqué de su regreso y el motivo de lo que casi confirma será su tercera candidatura al cargo más alto. El expresidente dijo: “Todo esto que está pasando es una resultancia del destino. Le diría más: yo hoy soy una consecuencia, no sé si de forma favorable o como víctima, de decisiones ajenas. Antes el escenario era otro. Si Pedro (Bordaberry) hubiera seguido, todo habría sido distinto. Y si Talvi hubiera aceptado nuestro apoyo, también”.

Pero Talvi sostiene que las cosas no fueron así. Que hay algo detrás de esta historia.

-¿Qué fue lo que sucedió, entonces?

-Nosotros hubiéramos aceptado encantados el apoyo del doctor Sanguinetti y sus cuadros técnicos. Es más, algunos de los técnicos que lo rodean son lo mejor que me puedo yo imaginar. Son bienvenidos hoy mismo. Pero lo que sí no aceptamos, y venía junto con el paquete, es su aparato político territorial de captación de votos a nuestro proyecto. Nosotros no queremos tener compromisos con la vieja organización política que lo acompañó toda la vida. Sanguinetti sí, el viejo aparato electoral sanguinettista no. Sanguinetti sí, el sanguinettismo no. Tengo una gran admiración personal por Sanguinetti, pero una cosa es Sanguinetti y otra cosa es su aparato político. Y esto yo lo aprendí del doctor Jorge Batlle.

-¿Y por qué el sanguinettismo no?

-Lo que le dijimos a Sanguinetti desde el primer momento que comenzamos a conversar, poco después que falleció Jorge, es que entendíamos, al igual que Jorge, que lo mejor para el partido era que hubiera una opción de renovación, y que la estructura que lo acompañó a Sanguinetti toda la vida tuviera un candidato propio. Sanguinetti optó por ser él el candidato y está en todo su derecho. Pero el nuestro es un proyecto de renovación que se extiende a todos los niveles, no solo a los liderazgos. Queremos gente nueva. Senadores nuevos, diputados nuevos, ediles nuevos, concejales nuevos. Queremos una estructura política renovada. Con gente más vocacional, más joven. Hay que inyectarle un poco de idealismo a la política. Queremos renovar, no repetir.

-Usted lo que no quería era negociar luego, en caso de ganar o de integrar una coalición, cargos con Sanguinetti. ¿Es así?

-Queríamos plantear un proyecto que tuviera identidad propia, que tuviera una red de captación de votos propia, que fuera un proyecto de renovación. No queríamos adquirir deudas que inevitablemente hay que pagar en general con posiciones en el Estado por cuota política. Yo no quiero eso arriba de la mesa a la hora de gobernar o de negociar una coalición. Es una decisión estratégica la que tomamos.

Otro escenario.

Lanzamiento: cientos de adherentes participaron del acto de presentación de Ernesto Talvi. Foto: Marcelo Bonjour
Acto de presentación de Ernesto Talvi. Foto: Marcelo Bonjour

Talvi confirmó su participación en la elección recién después de la Copa Mundial de Fútbol. Hoy, con Sanguinetti aún sin ratificar su candidatura de manera oficial -algo que anunció que hará en los primeros días de marzo-, los sondeos han mostrado que el expresidente le saca unos cuantos puntos al economista. En la encuesta de Radar de diciembre pasado, por ejemplo, Sanguinetti tiene un 55% y Talvi un 35%. Sin embargo, el sondeo muestra que en comparación con octubre el primero cayó ocho puntos y el segundo subió cinco.

Radar dio a conocer otra encuesta esta semana en la que se muestra que en un escenario de primera vuelta con Sanguinetti candidato el Partido Colorado alcanzaría el 14%, mientras que con Talvi se colocaría en un 12%. A inicios de 2018 algunos sondeos llegaron a ubicar al histórico Partido Colorado en un 5%.

-¿Le sorprendió que las encuestas lo coloquen 20 puntos debajo de Sanguinetti?

-Nosotros estamos creciendo. Son 20 puntos de diferencia, pero la brecha entre uno y otro ya no es la misma. Hay que entender, también, que a mí me conoce el 50% del electorado y a Sanguinetti el 100%. Sea como sea, faltan cuatro meses para las elecciones. La gente no conoce la versión actual de Sanguinetti, menos me conoce a mí, así que las cosas van a cambiar mucho en los próximos meses.

Talvi dice estar trabajando para revertir la situación. Esta semana estuvo de gira por Artigas, Salto y Paysandú. Su prédica ha mostrado un mayor nivel de beligerancia contra el Frente Amplio que al principio, cuando llamaba a cambiar lo malo y dejar lo bueno. Esta semana Talvi, que vivió muchos años en Estados Unidos y estudió en la Universidad de Chicago, le habló directamente al mandatario norteamericano. “Presidente (Donald) Trump -dijo-, por favor no se le ocurra entrar ni con una chumbera a Venezuela, no le haga el favor al Partido Comunista, al MPP, a (Óscar) Andrade, a (Carolina) Cosse, y a todos los que defienden la dictadura de (Nicolás) Maduro de poder decir que esto nunca se trató de una tragedia política y humanitaria, sino que era todo un pretexto para desarrollar una acción militar en Venezuela”. Andrade contestó en Twitter: “Una intervención militar norteamericana en nuestra América sería una tragedia. Hay que carecer de la mínima humanidad para pronunciarse sobre la base de un miserable cálculo electoral. Talvi tal cual es”. El intercambio siguió, con la participación de varios usuarios que se colocaban de un lado u otro del ring con un nivel de debate más poblado por los insultos que por los argumentos.

El cambio de estrategia de Talvi se puede ver también en su logo. Antes usaba uno multicolor con el nombre de su agrupación, Ciudadanos -algo similar al que usó Cambiemos, de Mauricio Macri, en la pasada elección Argentina. Nada de lo que allí se veía vinculaba a Talvi con el Partido Colorado. El día que presentó su candidatura tampoco se vieron banderas coloradas sobre el escenario. Ahora esto cambió. Talvi eligió un logo mucho más identificado con su partido: un circulo rojo que con letras blancas dice “Talvi presidente”.

-¿A qué se debió este cambio?

-Es una fase distinta de la campaña. No olvidemos que Ciudadanos es un proyecto nuevo. Lo primero que queríamos instalar era el proyecto, con sus planes para el país serios, financiables y posibles. Ahora entramos en una etapa en la que hay que dar a conocer al candidato a presidente.

Ernesto Talvi. Foto: Darwin Borrelli
Ernesto Talvi. Foto: Darwin Borrelli

Sería histórico.

Talvi dice que en octubre la ciudadanía va a debatir entre continuismo y renovación. Y que en junio en las internas coloradas pasará lo mismo.
-Quienes opten por las corrientes históricas que representan Sanguinetti y el senador (José) Amorín, tendrán allí una excelente opción; pero quienes quieran optar por la renovación, por el cambio, por el futuro, por una nueva generación de líderes, entonces aquí está Ciudadanos.

Las elecciones serán, entonces, un momento divisorio, tanto para el Partido Colorado como para el futuro político de Talvi.

“Yo tengo un proyecto de país que es claro y serio”

Talvi se define como una persona que “ha estado 21 años mirando la vanguardia en materia de políticas públicas”. Afirma que tiene “las soluciones” para el país, que trabaja con un equipo de universitarios provenientes de los mejores centros del mundo, todos con posgrados, y que “lo único” que le “faltaba” era una “organización política” para llevar adelante su proyecto. Eligió el Partido Colorado porque en su familia siempre fueron colorados -más que colorados, batllistas. Y porque Jorge Batlle lo apuntó con el dedo como su delfín. Él dice que su organización está formada por 220 profesionales que divididos en 42 equipos preparan el que será su programa de gobierno. Advierte que “la gran diferencia” que él tiene ante Sanguinetti y Amorín Batlle es que cuenta con “un proyecto de país claro, serio, moderno y vanguardista”.

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