Mujeres y pobres víctimas del clima

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Quienes nacen por estos días podrían ver con ojos sorprendidos grandes ciudades inundadas o al 30% del mundo animal extinguido. El Fondo de Población de las Naciones Unidas publicó un informe que por primera vez asocia cambio climático con población. Dadas las características actuales, está claro para los expertos que los más perjudicados del calentamiento resultarán las mujeres y los pobres, y alertan sobre medidas necesarias a tomar.

Caterina Notargiovanni

No puedo explicarles cómo nos hemos sentido en estos días. Tengo hermanos que están viviendo en mi casa, y hemos pedido a Dios para que el agua no llegara... Hoy, cuando pude ver que el agua salía de la canilla me puse a llorar. Pienso en tantas veces que no valoramos lo que tenemos por considerarlo tan común". (Flavia, vecina de Durazno, 10 de mayo de 2007).

"En mis campos ya no queda pasto; no sé cuánto tiempo voy a aguantar así", (Bernandino Castagnola, productor rural, mayo de 2008.)

"Hemos tomado agua con ranas muertas. Por suerte no nos enfermamos", (Sofía Galeano, Paraje Tejera, Durazno, mayo de 2008).

"Nunca antes había visto algo similar en el pueblo, el viento no fue tan fuerte pero las piedras que caían eran de dimensiones ¡tan grandes! Que ya no sé explicar. Rompían todo lo que agarraban a su paso: parabrisas de vehículos, los techos de la mayoría de las viviendas de Mevir, y decenas de vidrios de ventanas y puertas", (Belkis Ganem, Cerro de las Cuentas, noviembre de 2009).

Los testimonios corresponden a tres eventos climáticos ocurridos en Uruguay en los últimos dos años: las peores inundaciones desde 1959, que en mayo de 2007 afectaron a 110.000 habitantes de los departamentos de Durazno, Treinta y Tres y Mercedes; la sequía registrada entre septiembre de 2008 y febrero de 2009; y el tornado que atravesó la localidad de Cerro Chato el 30 de octubre pasado, el mismo día que Montevideo amaneció bajo una lluvia torrencial que hizo colapsar varias avenidas.

Si bien ninguna de estas crisis puede atribuirse directamente al fenómeno del cambio climático, los registros correspondientes a los últimos 100 años confirman que el clima en Uruguay ya no es el mismo y, según los expertos, es plausible que dichos cambios puedan estar asociados al calentamiento global. (Ver servicio).

Si los científicos no se equivocan, las situaciones que se describen serán nimiedades comparadas con las que tendrán para contar los uruguayos que habiten esta tierra para el año 2100. Si la expectativa de vida sigue subiendo, serán los niños que nazcan hoy los que deberán lidiar con un escenario de eventos climáticos extremos y más temperatura.

Por eso, dicen lo expertos, el tiempo se acaba. Aún bajando hoy las emisiones de gases de efecto invernadero, habrá que esperar 100 años para ver los resultados. El cambio de mentalidad ya no es un elección, sino una necesidad.

Así lo asegura el informe Estado de Población Mundial 2009 titulado Frente a un mundo cambiante: las mujeres, la población y el clima, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), que fue presentado la semana pasada en Ciudad de México.

En ese informe, no sólo se traslada el tema del cambio climático desde los laboratorios científicos a la población mundial, sino que se le atribuye a la mujer un rol clave en la lucha por mitigar los efectos del calentamiento global, a través de la reducción de las tasas de natalidad.

Huellas. "La influencia de la actividad humana sobre el clima es compleja; atañe a lo que consumimos, al tipo de energía que producimos y utilizamos, a si vivimos en la ciudad o en una granja, en un país rico o pobre, a si somos jóvenes o viejos, a lo que comemos e incluso a la medida en que las mujeres y los hombres disfrutan de derechos y de oportunidades", escribe el estadounidense Robert Engelman, autor principal del informe.

Cada metro que circulamos en auto, cada viaje en avión, cada vez que encendemos el interruptor de la luz o abrimos la canilla, cada árbol que talamos, cada chimenea industrial o doméstica; en definitiva, cada paso que damos impacta sobre la Tierra. Este modelo de desarrollo, basado en la quema de combustibles fósiles como fuente de energía -petróleo, carbón, gas natural-, es lo que está llevando al planeta al límite de su resistencia, señalan quienes investigan el tema. Si a ese modelo se le suma el hecho de que la cantidad de inquilinos de la Tierra pasó de 3.000 millones en el año 1959 a 7.000 millones en este 2009, el impacto negativo se agudiza y se acelera.

Ahora, el cambio climático no afecta a todos por igual. Está claro que no es lo mismo soportar una tormenta eléctrica con vientos de más de 100 kilómetros por hora en una vivienda de cemento que en una de lata, madera o juncos. Si un río se desborda son quienes viven en sus laderas los primeros, y tal vez únicos, inundados. Por tanto, son los pobres los más vulnerables al clima cambiante. No en vano el 97% de las víctimas de desastres naturales son de países en vías de desarrollo. Pero además, y entre los pobres, son las mujeres las más afectadas, dice el informe de Unfpa.

Género. Las mujeres "figuran entre las personas más vulnerables al cambio climático, debido, en parte, a que en muchos países constituyen la mayoría de la mano de obra agrícola y suelen tener acceso a menos oportunidades de obtener ingresos. Las mujeres administran el hogar, atienden a los miembros de la familia, lo que a menudo limita su movilidad y acrecienta su vulnerabilidad a desastres naturales repentinos atribuibles al clima", afirma el informe, que además señala que cuando sucede un evento climático severo mueren más mujeres que hombres.

"Por ejemplo, en cualquier población habrá una cierta proporción de mujeres embarazadas o que están en peores condiciones para tolerar el esfuerzo necesario para escapar o sobrevivir a los desastres. La mayor masa muscular de la parte superior del cuerpo masculino, en promedio, puede conferir ventajas en esas circunstancias", escribe Engelman para Unfpa.

Los relatos del Tsunami que en el año 2004 azotó Asia ilustran estas diferencias: "Muchas mujeres perecieron porque estaban en sus viviendas, y no se percataron de la ominosa presencia de la ola, cuya cresta elevó los botes de sus esposos pescadores, quienes así sobrevivieron... y otras murieron porque nunca habían tenido oportunidad de aprender a nadar... muchas niñas se ahogaron debido a que nunca treparon a los árboles como sus hermanos varones", dice un texto citado por Engelman.

Paralelamente, el cambio climático impactará sobre la salud de los individuos (más calor, más incidencia de las enfermedades transmitidas por vectores, como el dengue), y además intensificará los movimientos de población, en la medida que obligará a las personas a abandonar ámbitos inundados, áridos e inhospitalarios. "Millones de personas que ahora residen en zonas costeras de baja altitud pueden verse en la necesidad de abandonar sus hogares si se eleva el nivel del mar, como lo pronostican, en su mayoría, los expertos en el cambio climático", dice Unfpa. Las sequías podrían provocar fenómenos migratorios similares.

Contrarrestar. El primer paso para mitigar los efectos del cambio climático es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En la actualidad, Estados Unidos y Canadá son los países con mayor cantidad de emisiones per cápita, con 19,4% del total. América Latina colabora con el 10,3% y África con el 7,8%. Según consta en el informe de Unfpa, los 500 millones de personas más ricas son responsables del 50% de las emisiones, mientras que el 50% más pobre tiene responsabilidad en tan solo el 7% de las emisiones.

Resolver esta disparidad y bajar las emisiones son dos de los objetivos que se discutirán el mes que viene en Copenhage (Dinamarca), en la Conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático, que reúne a 192 países. Las noticias previas no son alentadoras. De hecho, ya se descarta un posible un acuerdo y se habla de Copenhague como "sólo una parada en el camino".

Mientras los gobiernos intentan ponerse de acuerdo, los individuos pueden desarrollar estrategias de adaptación. Entre las cosas "fáciles" de hacer que propuso Engelman en México (a título personal y sin ánimos de presionar a nadie, aclaró) se encuentran la sustitución de lámparas incandescentes por fluorescentes, la instalación de aislamiento en los hogares, bajar el termostato de los equipos de refrigeración y calefacción, elegir coches compactos y preferentemente utilizar el transporte público y/o la bicicleta. También pensar dos veces antes de comprar productos industriales cuya elaboración tiene un alto impacto ambiental y optimizar el uso del papel que, como se sabe, proviene de los árboles.

Pero entre los ítems más importantes para reducir las emisiones, el informe de Unfpa se centra en la necesidad de enlentecer el crecimiento demográfico.

"Hay fuertes vínculos y correlaciones entre el crecimiento de la población y la emisión de gases de efecto invernadero que causan cambio climático; las comunidades que experimentan altas tasas de crecimiento de la población son también las más vulnerables a los efectos negativos del cambio climáticos, como escasez de agua, fracaso de las cosechas, elevación del nivel del mar y propagación de enfermedades infecciosas", afirma una declaración del Foro Asiático de Parlamentarios sobre Población y Desarrollo citado en el informe.

Por lo tanto, una reducción de las tasas de natalidad provocaría, en el largo plazo, una caída en las emisiones de gases de efecto invernadero. Es entonces que el ponderar de la mujer resulta clave, según el autor del informe de Unfpa. "Las mujeres pueden tomar decisiones que nos afectan a todos, sobre todo las vinculadas con la reproducción. Y cuando las mujeres toman decisiones sobre sus propias vidas, como se ve en la historia demográfica, tienen menos hijos", dijo Robert Engelman a El País y a título personal. "Sería mejor para todos los problemas medioambientales, no sólo para el cambio climático, si en el futuro hay menos crecimiento demográfico", agregó.

La lógica es: cuanto más información tengan las mujeres sobre su salud reproductiva, menos posibilidades de tener embarazos no deseados. Para que eso suceda, indica Unfpa, los gobiernos deben implementar políticas públicas que pongan el acento en dicha temática.

En definitiva, la "probabilidad de que los acuerdos internacionales y las políticas nacionales sobre el cambio climático alcancen en el largo plazo sus objetivos es mayor si se toman en cuenta la dinámica de la población, las relaciones entre los sexos y el bienestar de la mujer y su acceso a servicios y oportunidades", señala Unfpa.

Engelman: "El que causa polución, paga"

Robert Engelman es autor y principal investigador del informe Frente a un mundo cambiante: las mujeres, la población y el clima, elaborado para el Fondo de Población de Naciones Unidas. Además es vicepresidente de Programas de Worldwatch Institute, organización dedicada a la investigación en temas de medioambiente, población, salud reproductiva y cambio climático.

-Supongamos que el presidente Obama le otorga poder de decisión sobre estos temas en su país, ¿cuáles serían las tres primeras medidas que tomaría?

-Para mí, el principio más importante es que el que hace polución, paga. Por eso es muy importante investigar qué es la polución, qué actividades contaminan, quiénes son los que la causan y cómo podemos asegurarnos que se le está pagando a la sociedad por los daños de la contaminación. Ojalá no fuera así, pero todo el mundo comprende cuando se trata de dinero.

Entonces, hay que arreglar la economía para que ellos sientan los daños. La segunda medida sería desarrollar nuevos impuestos, que ahora se basan en el ingreso personal y no en este principio de que el que causa polución, paga. Luego habría que distribuir esos ingresos entre los pobres, de modo de disminuir la brecha. Los ricos no piensan en los costos de su polución ni su efecto sobre el medioambiente y los pobres son las víctimas que no pueden elegir qué tipo de vida viven. Si cerramos esa brecha, creo que cada persona va a dejar un poco menos de "huella" (efecto) sobre el medio ambiente. La tercera sería ponderar a las mujeres, tal cual indica el informe.

-Teniendo en cuenta que el tema tiene que ver con los modelos de desarrollo, ¿qué lección pueden aprender los países que están en vía de…?

-Ya no se trata de una lección sino de una necesidad, porque realmente los países desarrollados ya usamos todo el espacio. Entonces, para nosotros es una obligación cooperar con ustedes para lograr otro tipo de desarrollo, sobre todo uno que implique niveles más bajos de carbón. Por eso es tan importante encontrarnos como países y buscar soluciones entre todos. Porque estamos todos cocinándonos en la misma olla y no tenemos otra posibilidad de solucionarlo sino juntos.

Las cifras

6,4° Es la cantidad de grados Celcius que podría aumentar la temperatura mundial media para fines de este siglo.

2075 Sería el año en el cual entre 3.000 y 7.000 millones de personas podrían padecer escasez crónica de agua, según Unfpa.

43 Centímetros es lo que podrían elevarse los niveles medios del mar en todo el mundo, también en el 2100.

97% Del total de víctimas de desastres naturales son de países en vías de desarrollo. El cambio climático no afecta a todos por igual.

30% De las especies vegetales y animales podrían extinguirse si el aumento de la temperatura supera los 2,5° grados.

El dato

Presente y futuro con efectos

Uruguay. En un siglo las lluvias aumentaron un 30% dentro del territorio nacional, el nivel del mar en las costas uruguayas subió 11 cms., la temperatura aumentó 0,8° y los eventos extremos (lluvias y temperaturas fuera de lo normal) han venido aumentando en frecuencia e intensidad, según indica el informe Uruguay: El cambio climático aquí y ahora. (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD). Para el año 2050, es probable que la temperatura aumente entre 1,0 a 2,5 grados.

Efecto invernadero. El anhídrido carbónico (generado, entre otros, por la combustión de combustibles fósiles), el metano (resultante de la cría de ganado, la extracción de combustibles fósiles, cultivo de arroz, vaciaderos de basura y aguas cloacales), y el óxido nitroso (derivado de procesos industriales y fabricación de fertilizantes) son los principales gases que mantienen el calor en la superficie terrestre; fenómeno llamado "efecto invernadero". La deforestación colabora negativamente en la medida que hay menos árboles que absorban carbono. La acumulación de esos gases en la atmósfera ha roto el equilibrio biológico. Por ejemplo: la Antártida perdió un 60% de hielo entre 1996 y 2006. El nivel del mar subió 6 cms. en el siglo XIX y 19 cms. en el siglo XX. Las proyecciones hablan de un aumento de 30 cms. en este siglo. La elevación de un metro en el nivel del mar desplazaría a 100 millones de personas en Asia, 14 en Europa, 8 en África y 8 en América del Sur.

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