El verdadero Herrera y Reissig

| Los escándalos sobrevolaron en su familia desde que nació; irónico, sagaz, pedante, extraordinario: una biografía de Mazzuchelli que desnuda al poeta.

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Una exhaustiva investigación sobre uno de los grandes poetas que ha dado el país rompe con "lugares comunes" acerca de la vida del intelectual. A cien años de su muerte, la biografía de Aldo Mazzucchelli -La mejor de las fieras humanas. Vida de Julio Herrera y Reissig (Taurus, 2010)- aporta información, cartas, fotografías y textos desconocidos, además de mostrar "una de las dimensiones clave de Herrera y Reissig: su renuencia a aceptar cualquiera de las estrategias de asimilación de una sociedad patriarcal y de camarillas, como la montevideana". Aquí se adelantan extractos del libro que estará en venta a partir de marzo:

"Es más fácil escribir la biografía de un sujeto desconocido, que la de uno conocido. Del conocido creemos conocer más, y aunque todo lo que "sepamos" sea una mentira y una mistificación, igual habrá que luchar contra ellas para dar una visión más compleja, más equilibrada y más interesante. Herrera y Reissig es un caso especialmente desgraciado. El imaginario montevideano ha creído saber de él que vivió de espaldas a su pueblo, que no contribuyó ni le interesó la política; que fue un señorito patricio; que sus desplantes eran inventados; que inventar desplantes es algo poco recomendable; o también, que fue desconocido e ignorado en su ciudad hasta que murió; que fue pobre; que fue desgraciado; que fue dominado por De las Carreras; que su vida fue provinciana y que no vale nada; que tenía una amada ideal llamada Julieta; que su poesía es extravagante; que era un atrevido; que tenía una enfermedad espiritual..."

"La lista, espolvoreada con algunos polvos de verdad, pero agobiante de lugares comunes, es el modo en el que una zona de la mentalidad uruguaya, la parte, precisamente, que Herrera y Reissig fulminó con sus anatemas, se ha cobrado, sin hacerlo deliberadamente, el exceso de lucidez de Herrera y Reissig, un tipo lleno de defectos pero que tenía dos virtudes duras como el diamante: entendía todo, y escribía extraordinariamente..."

"Ajuar francés, ajuar francés, repiten los contados anotadores de la biografía de Julio Manuel Julián Herrera y Reissig, el niño nacido la medianoche que precedió la asonada en la Matriz. Ajuar de natividad que revela preferencia para recibir a uno de los hijos, ni el primero ni el último, el sexto. Nada haría suponer, salvo una leyenda o verdad que se revisará luego, que el ajuar francés haya sido exclusivamente para el niño Julio. Podría y debería haber sido para todos los demás hermanos. Una posible madre que amaba especialmente a Francia, y que aparece en la historia como madrina, es primer indicio de un posible escándalo..."

"El niño... lleva el nombre Julián, y el nombre Julio, además del paterno Manuel. El primero, nombre de pila de su tío, y el segundo el que este había adoptado... Un misterio pertinaz rodeaba el nacimiento del poeta en la familia. Ese misterio es el de la bastardía, o mejor dicho, el de una negociación entre los hermanos Herrera y Obes y las hermanas Reissig, para solucionar cierto inconveniente que habría surgido en el otoño de 1874. Aparentemente ese tío Julio Herrera y Obes, soltero y seductor contumaz, habría llevado amores durante un tiempo con Juanita Reissig, la hermana mayor de su cuñada Carlota, y que estaba ya entonces casada hacía un año con el riquísimo Manuel Buxareo. En otoño del 74, al saberse embarazada Juanita, decidieron los Herrera y los Reissig hacerse cargo del asunto en familia. De esa leyenda familiar, de la que no hay más que insistentes testimonios indirectos, y unos indicios que casi da vergüenza llamar tales, surge la posibilidad de que Julio Herrera y Reissig, cuyos apellidos en cualquier caso no habrían cambiado un ápice, haya sido en realidad hijo de sus tíos."

"Resulta bastante difícil creer en un ocultamiento de este calibre dentro de una familia de muchos hermanos, muy conocida, con gente pública expuesta continuamente al comentario y el escrutinio de los demás, involucrando a tres apellidos de primerísimo nivel social... ¿Dónde se produjo el parto?... ¿Cómo se instruyó a los hermanos mayores, y adolescentes, acerca de este nuevo niño que había aparecido sin embarazo ni aviso previo? ¿Por qué el supuesto marido engañado, Manuel Buxareo, accede a aparecer como padrino del hijo de su esposa? En cualquier caso, ese carácter de `especial` del niño... aparece una y otra vez en el decir familiar, señal de que refiere a algo, si no demostrado, al menos posible..."

"A los once años Julio Herrera y Reissig era un niño muy pálido y dulce, primando una sensibilidad casi femenina.... Todo el mundo habla también de `bondad`, ese vago atributo... Una mezcla de ingenuidad y falta de experiencia parecen `bondad` a menudo, como en aquel niño a quien "las virtudes hogareñas de sencillez un poco rígida lo preservaban de los contactos severos de lo real, y conservó siempre, hasta en los días amargos de sus grandes luchas de hombre, y de artista, delicadezas de planta no expuesta al polvo de los caminos..."

"...La estadía en Buenos Aires va llegando a su fin... se ha enterado además Julio de que Julieta ha conversado con un joven llamado Emilio Frugoni... Conversado, o acaso, siquiera ha estado presente cuando el joven pasó por su puerta. Al anunciarle su fecha de llegada, le dice, siempre en ese ambiguo tono irónico: "Adiós, pues; si me amas ten fuerza para aguardar unos días más... yo te avisaré por carta para que no te asustes al verme llegar por la esquina, o si quieres que te sorprenda, con Frugoni..."

"La morfina, la que protagoniza el sitio imaginario del narrador de `Mademoiselle Jaquelin`, juega un rol continuo en esas crisis de salud, y también fuera de ellas. Es su compañera de enfermo sueño y de normal vigilia, como se la vio usar Gálvez un día que estaban paseando tranquilamente por Montevideo..."

"¿Puede, la sociedad de bisnietos del `900, entenderlo distinto ahora? Al final de su vida, enfermo, dialogando quién sabe con su gato... hace un párrafo que es un balance, un mea culpa, y un manifiesto de orgullosa premonición: "Soy franco como un salvaje. Mi severidad en cuestiones estéticas no tiene límites. Es impertinente, soberbia, casi pedantesca. No conozco las condescendencias en arte. Las transacciones, las medias tintas, me repugnan. Será por esto por lo que no me quieren mis colegas y jamás me consultan... Aunque, a decir verdad, me admiran y respetan como a bárbaro antiguo pertrechado de mazas..."

Una historia trágica de un éxito, de Mazzuchelli

El autor de La mejor de las fieras humanas. Vida de Julio Herrera y Reissig, Aldo Mazzucchelli (Montevideo, 1961), es profesor en el Departamento de Estudios Hispánicos de la Universidad de Brown, en Nueva Inglaterra. Obtuvo su PhD en la Universidad de Stanford, California, con un trabajo sobre el Tratado de la imbecilidad del país de Herrera y Reissig, que al publicarse en Montevideo (Taurus, 2006) agotó sus dos ediciones. Además, es un reconocido poeta -incluido en varias antologías de ese género contemporáneas- y ha publicado ensayos teóricos sobre metáforas, y las relaciones entre ocultismo y cultura. "La historia de Herrera y Reissig es la historia trágica de un éxito completo, pero póstumo, en la búsqueda de la excelencia, éxito que sigue a un fracaso vital también casi completo", escribió.

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