El frío y los sabañones

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DR. PABLO PERA PIROTTO

El frío intenso que estamos padeciendo por estos días es el responsable del desencadenamiento de varios trastornos que afectan nuestra salud.

Entre ellos se encuentra el llamado eritema pernio o perniosis, popularmente conocido como sabañones.

Las bajas temperaturas provocan una constricción importante de los vasos sanguíneos, lo que lleva a una disminución de la irrigación y, por lo tanto, del oxígeno que llega a los tejidos.

Esta patología se presenta clínicamente como áreas inflamatorias, hinchadas, que van del color rojizo al violáceo, pudiendo palparse nódulos, generalmente localizados en los dedos tanto de las manos como de los pies.

Otras zonas frecuentemente afectadas son las orejas, así como la punta de la nariz y las mejillas, siendo mucho menos frecuente que se produzca a nivel de los muslos o pantorrilas.

Si bien pueden verse a cualquier edad, los sabañones afectan con más frecuencia a los niños y jóvenes, viéndose un predominio en el sexo femenino.

Generalmente tienen una evolución benigna, resolviéndose espontáneamente en dos o tres semanas, sin dejar secuelas, aunque en pocas ocasiones pueden formarse ampollas que curan en forma lenta dejando una cicatriz.

Si esto se repite durante varios inviernos, las cicatrices llegan a provocar alteraciones en la movilidad o incluso a deformar notoriamente la zona afectada.

Lo más común es que no se realice ningún estudio para confirmar el diagnóstico, pero en los casos en que el trastorno se prolonga por más de dos o tres semanas, o cuando se presenta con una severidad importante, es conveniente descartar que se trate de una manifestación de alguna enfermedad de tipo autoinmune, como por ejemplo el lupus, o de un trastorno a nivel circulatorio conocido como enfermedad de Raynaud.

También la diabetes provoca una alteración a nivel de la microcirculación que puede empeorar un cuadro que comienza como una perniosis.

Normalmente no se requiere ningún tratamiento específico, más allá que, para aliviar los síntomas y evitar complicaciones, el médico pueda indicar alguna crema o una medicación por vía oral.

Clásicamente se han utilizado fármacos vasodilatadores antagonistas del calcio como la nifedipina, que resulta muy efectiva para aliviar el dolor, facilitar la cicatrización en caso de haberse producido ulceraciones, así como también para evitar la aparición de las lesiones.

Es por eso que muchas veces se recomienda comenzar con esta medicación o con pentoxifilina, algunas semanas antes de la llegada de los días de frío más intenso, como forma de prevención.

En este sentido, aunque pueda resultar obvio, no está de más recordar que hay que evitar la exposición al frío, utilizando vestimentas que abriguen las zonas que se pueden afectar, teniendo en cuenta que, además, no sean demasiado apretadas ni confeccionadas con materiales sintéticos. Guantes, orejeras y medias de lana o algodón son las prendas más indicadas.

También es aconsejable realizar ejercicio físico con regularidad para estimular la circulación.

En cuanto a la dieta es bueno consumir cítricos dado su alto contenido en vitamina C y flavonoides, que protegen a los capilares sanguíneos, así como eliminar o reducir al mínimo las bebidas alcohólicas y aquellas que contengan xantinas como el té y el café.

Por supuesto que los fumadores que sufren de sabañones deben abandonar definitivamente el cigarrillo, por su perjudicial acción vasoconstrictora.

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