Dos francotiradores uruguayos se arrastrarán lenta y sigilosamente por la selva colombiana hacia su objetivo. Irán equipados con rifles ingleses Accuracy de última generación y camuflados con el traje especial ghillie, que suele verse en películas y que da a los francotiradores un aspecto similar a Pie Grande. A kilómetros de distancia, un soldado extranjero los observará con binoculares, buscando una mínima señal delatora. El calor, la lluvia y el cansancio no los afectarán. Por años se sometieron a un entrenamiento intensivo, que incluyó distorsión del sueño, falta de comida y supervivencia en lugares inhóspitos.
No es que Uruguay vaya a invadir Colombia, ni la escena sea parte de una película de acción: es una de las pruebas que en junio enfrentarán los soldados de la Compañía de Operaciones Especiales del Batallón de Infantería y Paracaidistas número 14, en la novena edición de la competencia internacional Fuerzas Comando que se desarrollará en el colombiano Fuerte Militar Tolemeida.
En el evento -auspiciado por el Ejército de Estados Unidos- participarán fuerzas especiales de 23 países del continente. Además de los estadounidenses, se destacan los colombianos, quienes ya han ganado la competencia en cuatro ediciones. En 2010, Uruguay tuvo su mejor actuación hasta el momento, un segundo puesto.
El torneo no es únicamente una competencia. Durante el mismo, autoridades uruguayas participarán en seminarios sobre operaciones especiales y contraterrorismo. Para los soldados, el torneo es una oportunidad única. Podrán nutrirse de la experiencia de otros países, cuya realidad obliga a sus fuerzas especiales a estar permanentemente activas. "Es como un update de técnicas y tácticas", dice el capitán Ignacio Martínez, quién actuará como árbitro en el torneo.
Alrededor de 40 soldados de la elite nacional fueron pre-seleccionados para el evento en Colombia. De ese número se eligieron los dos francotiradores y cuatro asaltantes, quienes deberán demostrar sus destrezas físicas y tácticas en tres categorías: Francotiradores, Asalto y Eventos Combinados.
En la categoría Francotiradores se evalúa la habilidad para camuflarse y la precisión de los tiradores a gran distancia. "Cazador al acecho" es una de ellas. Consiste en arrastrarse 1.500 metros sin revelar su posición. A 200 metros de los objetivos, los francotiradores deberán disparar dos veces a uno de los blancos sin ser detectados por un árbitro, "el observador". Cada uno de estos blancos está marcado con una letra diferente que los identifica y únicamente es legible desde cerca. Una vez efectuado el disparo, el tirador debe comunicar al árbitro la letra del blanco que eligió, lo que permite comprobar que el francotirador efectivamente se acercó al blanco. En el terreno, ante cada disparo, el árbitro intentará detectar su ubicación.
En la categoría Asalto, las pruebas de tiro son a distancias cortas -no mas de 25 metros- y se busca la reacción rápida y en movimiento del tirador.
En la tercera categoría, Eventos Combinados, francotiradores y asaltantes trabajan juntos en pruebas que reproducen una misión. Hay un evento acuático en el que se simula una infiltración anfibia y también un asalto combinado. En él, la escuadra ingresa a una "casa de tiro ", donde deberán controlar la situación y rescatar los rehenes.
Quizá lo más exigente sea la prueba de estrés. El nombre de por sí intimida. Los soldados recorren un circuito trepando obstáculos, cargando troncos y otros ejercicios que los agotan física y mentalmente. La lucidez y concentración es puesta a prueba obligándolos a realizar disparos y resolver operaciones matemáticas entre los ejercicios. Incluso les muestran una foto del objetivo y al final, cuando llegan extenuados, deben identificar al blanco entre otras fotografías y abatirlo.
Estos soldados del Batallón 14 que representarán a Uruguay no son soldados comunes. Son "el soldado perfecto", según la definición del teniente coronel Elbio Méndez a El País el mes pasado. Son los militares mejor entrenados del Ejército, especializados en paracaidismo y comandos. Se estima que su formación demanda unos siete años y alrededor de unos 20.000 dólares. Y están sometidos a una disciplina tan exigente que espanta a la mayoría de los aspirantes.
Este cuerpo especial está llamado a actuar en caso de un eventual ataque terrorista o toma de rehenes. Hasta ahora, no han entrado en acción sino que únicamente se han desplegado como prevención con motivo de visitas de autoridades extranjeras. Mientras, se mantienen entrenando. (Francisco Marques)