FABIÁN MURO
De repente, muchos comprobaron que entre todas las felicitaciones -dadas o recibidas- también había mensajes en los que una ex pareja hacía recriminaciones. O rogaba perdón. Las fallas en el sistema de Facebook (ver recuadro) expuso el grado de vulnerabilidad a la que están expuestas los datos personales en Internet.
Peor es cuando los datos que quedan a la intemperie son tan personales como lo que se paga (o se deja de pagar), o algunas cosas que se hicieron mal. En la sección Resoluciones del sitio web de la Intendencia de Montevideo (www.montevideo.gub.uy/aplicacion/resoluciones-0), por ejemplo, hay datos personales al alcance de la curiosidad de cualquier usuario.
Así, uno se puede enterar de que alguien fue multado por un fraccionamiento irregular de su propiedad, de que tal o cual empresa fue sancionada por alguna transgresión al digesto municipal. O, por ejemplo, cuánto cobró alguien por un trabajo de esos que tercerizan las oficinas públicas. Tipeando un apellido en la sección "Por texto" del motor de búsqueda interno se puede ver qué multas debe o qué tiene para cobrar esa persona.
Para una sociedad que suele evitar preguntas, a veces tan inocentes como un "¿cuánto ganás?", la disponibilidad de ese tipo de datos puede resultar, como poco, incómoda. Y no todos los interesados (o los allí mencionados) son conscientes que están mostrando esa parte de ellos.
Hace dos años, cuando trascendió que el Banco Central del Uruguay hizo pública una lista de deudores, muchos expresaron su indignación. Hoy, el banco no bajó esa lista aunque sí limitó el acceso. Pero aún así está disponible para quien se registre mediante un trámite que se puede hacer por internet y lleva menos de un minuto.
Si bien es cierto que con unos clics se puede averiguar el historial de deudas si se dispone del número de cédula de identidad de una persona, hay que saber leer la información proporcionada. Con un número de cédula ajeno cualquiera se puede meter en esa base y ver que, por ejemplo, alguien tiene deudas de crédito por 100.000 pesos. Pero en esa información hay datos que faltan: puede haber una o más tarjetas de crédito -que como norma `pre-aprueban` un crédito- y tampoco se sabe cómo se usan. Lo más probable es que ese dato sea inútil aunque puede ser material, incompleto, para hacer correr información, falsa, sobre alguien. El crédito -o deuda-pueden figurar, pero si no se hizo uso de él, esa información no sirve. Luego de la polémica por la publicidad de los deudores y el consiguiente requisito de registro, las consultas a esa zona del sitio web del Banco Central bajaron significativamente.
Más allá de los controles y protocolos establecidos por ley, o por políticas empresariales, lo que está disponible casi siempre termina siendo consultado: la curiosidad es insaciable. Las bases de datos públicas son consultadas de manera regular por detectives privados, por ejemplo. Para Jorge Alliaume de la agencia Detective Jack no representa un desafío demasiado grande acceder, de manera legal, a bases de datos privados. "Todo eso forma parte del oficio y se hace", dice. Hay, eso sí, que saber encontrarlos.
El Defensor de los Vecinos, Fernando Rodríguez, dice que en términos generales, si el ciudadano no exige, tanto autoridades como instituciones privadas dan por sentado que existe el consentimiento por parte de quien entrega sus datos cuando llena un formulario o responde a una encuesta. El ombudsman de los montevideanos agrega que existen mecanismos previstos por la legislación para poder excluir algunos de los datos personales de documentos públicos y que, bien fundamentados, esos pedidos son contemplados.
EQUILIBRIO. Con todo, algunas fuentes consultadas señalan que no siempre es tan fácil hacer rebobinar a una autoridad. El tesón de quien se sienta vulnerado determina buena parte del éxito que pueda tener el pedido de exclusión de una base de datos. Y, claro, si el pedido se ajusta a la legislación vigente. Rodríguez aporta que, según la ley 18.381, hay tres criterios para considerar como "confidencial": si está referida al patrimonio de la persona, si comprende "hechos o actos de carácter administrativo, relativos a una persona física o jurídica que pudiera ser útil para un competidor" o si esa información está amparada en alguna "cláusula contractual de confidencialidad".
La discusión sobre cuán transparente debe ser la sociedad -y cuánta protección debemos tener como individuos de la dispersión de los datos a través de los sistemas digitales- vuelve a instalarse cada vez que fallan los filtros que separan algunos de los datos más íntimos del dominio público.
Giancarlo Zucotti dirige la Oficina de Acceso a la Información Pública en la IMM. Según dice a Qué Pasa, desde 2010 ha recibido 252 quejas o pedidos de exclusión de la sección Resoluciones. "Las multas que se publican son multas a empresas. Pasa que a veces hay empresas unipersonales. Una multa de tránsito, por ejemplo, jamás se publicaría porque ese tipo de multa no va por resolución", dice Zucotti, quien destaca que la oficina tiene un premio Pericón de Antel por su desempeño y que hasta el momento ha cumplido con la legislación vigente.
"Si está dentro del marco legal, el pedido del ciudadano de excluir cierto tipo de información de la base de datos pública, se cumple", dice Zuccotti y agrega que en el sitio web de la oficina hay información de cómo proceder para hacer ese trámite.
La importancia de la base de datos, sin embargo, va más allá de la sensación de indefensión que pueda sentir un individuo. Como saben muchos empresarios de los más diversos rubros, las bases de datos compiladas por grandes corporaciones -públicas o privadas- pueden guardar las llaves del tesoro. Como explica la directora del Área Derechos Ciudadanos de la Agencia de Gobierno Electrónico (Agesic) María José Viega, las bases de datos tienen importancia política y empresarial. Cuando Uruguay fue declarado país "Adecuado en Protección de Datos" por la Unión Europea, esa importancia quedó plasmada.
A medida que la vida pasa cada vez más por el dominio digital, los uruguayos van aprendiendo, a veces a los golpes, cómo se mueven los límites que antes parecían fijos. Pero por las dudas verifique qué se sabe de usted.
COMPRAS POR INTERNET
Como explica la jerarca María José Viega, de Agesic, el aval de la Unión Europea (ver nota central), facilitará las transferencias de datos cuando se hacen compra por internet, por ejemplo.
"TUS DATOS SON MÍOS"
La sesión de chat empieza como, casi siempre, con un saludo. Luego, la pregunta: "¿A vos también te publicaron algunos mensajes privados en tu perfil de Facebook?". Al principio, la interlocutora no sabe de qué le están hablando. Pero pronto lo descubre. "Ay, nooooo!", exclama virtualmente la afectada cuando se percata de que tiene algunos mensajes privados a la vista de todos. La empresa no solo negó que eso hubiese ocurrido sino que aseguró que aquellos mensajes que fueron publicados no formaban parte de los intercambios privados. Según lo que informó el sitio web Tech Crunch, cuando consultó a la empresa, ésta aseguró que los "ingenieros han investigado estos avisos y consideran que todos estos mensajes antiguos ya eran públicos y siempre fueron visibles". En buen romance, Facebook determina qué es privado y qué es público en la plataforma de comunicación de la que es propietaria.