A.OYHENARD / F.TISCORNIA
La estrategia del presidente José Mujica de no ir al choque con Argentina por las trabas al comercio para proteger el turismo, despertó críticas de los empresarios industriales que tienen dificultades para exportar sus productos a la vecina orilla.
"Nunca nos olvidemos cuando los intereses nos favorecen. Si hacemos un balance, rotundamente afirmo que es mucho más lo que recibimos (de Argentina) de lo que perdemos. Necesito que la nación lo comprenda, porque como gobierno no hay derecho a sacarse la bronca y adoptar actitudes que puedan afectar el trabajo de miles y miles de personas para los cuales no tenemos otra alternativa (por el turismo). La política exterior no es para tirar la bronca, es para luchar por los intereses de nuestra gente", dijo ayer Mujica en su audición radial de M24, en respuesta a los industriales que le reclaman una actitud más firme ante el endurecimiento de las trabas.
El mandatario reconoció que el gobierno de la vecina orilla está aplicando un "proyecto industrialista bastante defensivo" donde se "hace difícil vender", pero descartó que se vaya a "declarar la guerra" por esto. "Vamos a buscar alternativas porque no vamos a poner en riesgo la `gallina de los huevos de oro` como se llama al turismo. A esta corriente argentina que les encanta venir a Uruguay, y cada año vienen más; entendemos que este fenómeno es de una importancia capital", destacó Mujica.
Los números muestran que el año pasado arribaron a Uruguay 1.771.839 turistas argentinos, un 32,6% más que los 1.300.804 de 2010. En tanto, entre enero-septiembre estos visitantes le dejaron divisas a el país por US$ 956 millones y se estima que cerrará el 2011 con unos US$ 1.300 millones. Mujica dijo que ese rubro genera más divisas que las ventas de carne bovina que en 2011 cerraron con exportaciones por US$ 1.350 millones, si se tiene en cuenta la "puerta de entrada" que genera el turismo para las inversiones inmobiliarias.
Sin embargo, los empresarios industriales criticaron su razonamiento. "No creo que los argentinos dejen de venir a Punta del Este por reclamar por las trabas al comercio", dijo a El País el vicepresidente de Desarrollo Institucional de la Cámara de Industrias y titular de la gremial de la Vestimenta, Elbio Fuscaldo. Además, "para que vengan los argentinos faltan 12 meses y nosotros tenemos el problema hoy; hay prioridades. Creo que el presidente no está suficientemente asesorado como para manejar estos temas porque plantea soluciones de largo plazo y los problemas son de corto plazo", rechazó.
"Esto no es una partida de ajedrez, es un partido de truco. Si tenemos un tres (la mata más chica del juego) hay que tratar de jugarlo lo mejor posible para hacerlo valer", reclamó Fuscaldo. Pero el Ejecutivo no abandonará su estrategia de negociación bilateral. El subsecretario de Economía -y hombre de confianza del presidente Mujica-, Luis Porto, dijo ayer a El País que la estrategia que seguirá el gobierno frente a las trabas comerciales de Argentina es "seguir negociando". "Hay que negociar, negociar y apoyar a las empresas para que puedan diversificar mercados", afirmó.
En la última Cumbre de presidentes del Mercosur (el 20 de diciembre en Montevideo), Argentina dejó en claro su postura y no aceptó un planteo de Uruguay para garantizar la libre circulación de bienes dentro del bloque e incluso se opuso a que el gobierno brasileño firmara con sus pares uruguayo y paraguayo un acuerdo que garantizara la libre circulación. Ante ello, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dio su compromiso verbal a Mujica y a su par paraguayo Fernando Lugo. Porto señaló que "Argentina en ese momento no estuvo dispuesta y ahora estamos trabajando para asegurar la libre circulación que es más que el libre comercio".
Plan B. En su audición radial, Mujica reconoció que las dificultades comerciales con Argentina "no se arreglan con discursos" y por eso dijo que el país va a seguir luchando por "sus intereses, pero al mismo tiempo tratar de abrir otros negocios que podamos perder con Argentina", anunció.
En ese sentido, indicó que se intentará mejorar el relacionamiento con Chile y los países del Pacífico como Perú que tiene un mercado de 30 millones de habitantes.
Pero este "Plan B" tampoco convence a los industriales. El vicepresidente de la Cámara de Industrias, Gabriel Murara, dijo a El País que no es tan fácil dejar de exportar a Argentina y enfocarse en Brasil, porque en el caso de la vestimenta, la demanda de mercadería es totalmente diferente.
"Uruguay no tiene condiciones para salir a pelear otros mercados. Tenemos una rigidez laboral, un tipo de cambio que está por debajo del de 2010 y costos fijos que han ido aumentando. Esto incide en la ecuación de costos porque la productividad no ha sido brillante", dijo.
En tanto, según Fuscaldo, por lo conversado con importadores argentinos y empresas locales, la "coyuntura comercial con Argentina es mucha más compleja y complicada de lo que el gobierno uruguayo estima. El gobierno piensa que son US$ 5 millones pero ese dinero tiene ramificaciones muchísimo más fuertes por todos los trabajadores que están detrás (unos 2.000)", advirtió.
El presidente de la Cámara de la Vestimenta informó que el sindicato está preocupado por esta situación y que por eso la próxima semana habrá una reunión con los trabajadores para definir los pasos a seguir. "Las decisiones que puedan tomar las empresas, no las vamos a hacer a espaldas de los trabajadores", adelantó.
Por su parte, el gerente del departamento de Análisis Económico de la consultora CPA Ferrere, Alfonso Capurro, recordó que la historia comercial de Uruguay ha demostrado que a lo largo de los últimos 40 años el país tuvo facilidad para ingresar en mercados extra región con los productos donde la economía uruguaya es competitiva, es decir, bienes agropecuarios con distintos niveles de industrialización.
"Todos los productos con mayor valor agregado fueron colocados en la región, pese a los vaivenes de distintos años y en el caso del comercio con Argentina, se ha dado el comercio intraindustrial, como químicos, pinturas y autopartes; este tipo de productos es muy difícil que puedan colocarse en mercados como el de México, Europa o China", explicó el analista a El País. A juicio de Capurro, es una tarea "muy compleja" que las empresas industriales locales que venden a Argentina puedan insertarse en otros mercados porque hay una relación de largo plazo construida que "no es fácil" insertar en otros países.
Por otro lado, Capurro recordó que el Mercosur la ofrece a las industrias uruguayas que exportan ciertas "ventajas arancelarias" frente a otros competidores extrarregión. "Cuando se sale del Mercosur, se abandona esa paraguas", señaló. Dijo que el planteo de redireccionar la ventas de Argentina a otros destinos "no es imposible" pero debería ser una "estrategia a largo o mediano plazo. Quizás es parte de una discusión que deba darse en el país", sugirió.
En el caso de Brasil, el economista explicó que el contexto es diferente porque hay una relación de exportaciones con una base más primaria (lácteos, arroz y carne ovina).
Precisamente, Porto dijo a El País que con Brasil "estamos tranquilos porque la negociación -que mantuvo a fines de septiembre el propio subsecretario- dio los resultados acordados -de dejar de cobrar un impuesto a los autos importados desde Uruguay y asegurar la libre circulación de bienes- y se está cumpliendo", agregó.
Con Argentina, según Porto, "no hemos logrado un acuerdo todavía", reconoció. Y la solución puede no estar a la vuelta de la esquina. Para Capurro, la política comercial argentina tiene un estilo que llama la atención, pero Europa, Estados Unidos y también China protegen sus industrias.
Trabas con los vecinos
La industria uruguaya comenzó a tener dificultades con las exportaciones a Argentina con la instrumentación de las licencias no automáticas de importación desde 2009.
La demora de estos permisos de importación comenzó a prolongarse a tal punto que hoy en día, en el caso de la vestimenta, hay casos donde se superan los 100 días.
Luego de confirmado en su cargo, el secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, afianzó la política del "1 a 1" (por cada dólar importado debe exportarse el equivalente). Esto terminó perjudicando a las empresas locales que exportan alimentos para los supermercados argentinos.
La última medida fue el pedido de la AFIP a los importadores de una declaración jurada antes de ingresar bienes del exterior.
Por su parte, con Brasil por ahora el único sector donde hay trabas es en el textil con la exportación de sábanas y frazadas.