Armada condenada por el acoso moral a una militar

Demanda. El Estado deberá indemnizarla con $ 200.000

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La Justicia condenó al Ministerio de Defensa a pagarle la suma de $ 200.000 a una militar de la Armada que sufrió acoso laboral por uno de sus superiores y fue arrestada indebidamente. La mujer alega que también fue acosada sexualmente.

Según consta en la sentencia, todo comenzó en octubre del año 2005, cuando la funcionaria de la Armada iba a bordo del buque ROU 04 en viaje a la Antártida y uno de sus superiores le reclamaba insistentemente que se acostara con él; ella se negaba y entonces era objeto de sanciones.

La mujer comenzó a denunciar esta situación y no obtenía respuestas a sus reclamos. Al contrario, más represalias.

En el año 2006, a punto de zarpar en otro viaje, y al ver que nuevamente iba a estar bajo las órdenes del superior que la acosaba, tomó la decisión de abandonar el buque. Según la sentencia, la única forma que encontró fue ir al médico y pedir asesoramiento. La mujer se retiró del buque alegando que tenía una consulta médica. Y no volvió.

Por este episodio fue puesta a disposición de la Justicia militar, donde se le comunicó su procesamiento con prisión por "deserción simple y engaño al superior", un fallo que después fue revocado por la propia Justicia Militar.

De todos modos, la mujer estuvo presa durante 48 días y, según la defensa, las condiciones de su reclusión fueron, por lo menos, "precarias".

Compartía el baño con hombres y no había guardia femenina, señaló a El País su abogado, Carlos Romero.

Los 48 días de prisión indebida los cumplió en una celda individual en la Unidad de Apoyo de Santa Catarina en el Cerro. Era la única mujer en dicho carcelaje. Las celdas eran prefabricadas, con camas de metal y las condiciones de higiene eran "deplorables".

Según el fallo judicial, los testimonios de quienes fueron sus custodias durante la reclusión dan cuenta de la "angustia, depresión y ansiedad" que le provocó a la mujer su "indebida prisión". La historia clínica revela que posteriormente a recuperar su libertad, sus padecimientos sanitarios se mantuvieron: continuó con estados de angustia, ansiedad, llanto, tensión muscular, depresión, trastornos de sueño y pérdida de apetito. El juez Adolfo Fernández De la Vega hizo lugar al reclamo sobre el daño y perjuicio moral que sufrió la militar, pero desestimó la denuncia sobre el acoso sexual. Fijó la suma de daño moral en $ 200.000 y también se le deberá abonar los salarios no percibidos (lucro cesante) desde el 12 de enero de 2007 hasta el 3 de junio de 2008.

La defensa apelará el fallo pues considera que la suma obtenida es "irrisoria".

Bayardi y Mahía al tanto

Cuando la militar decidió abandonar el buque con la excusa de que tenía una consulta médica, lo primero que hizo fue relatarle la situación al diputado José Carlos Mahía (Asamblea Uruguay), quien habló con el entonces ministro de Defensa y hoy diputado, José Bayardi . Éste la llamó por teléfono, le preguntó cómo estaba y si estaba dispuesta a denunciar todo lo que le pasó.

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