Barack Obama se beneficiaba de su autoridad de presidente en ejercicio ante la emergencia por la tormenta Sandy, mientras que su rival republicano Mitt Romney buscaba desmarcarse de su condición de espectador a una semana de las elecciones.
La "sorpresa de octubre", un evento capaz de remecer la carrera hacia la Casa Blanca, tomó en la actual campaña la forma de un inmenso ciclón postropical, que golpeó con fuerza la costa este del país.
Pero el complejo mecanismo electoral estadounidense hace aún prematuro todo análisis sobre el potencial impacto de la catástrofe en el resultado de los comicios presidenciales del 6 de noviembre, donde Obama busca la reelección frente al contendiente republicano Romney.
Ambos candidatos se cuidaban ayer de no aparecer queriendo explotar políticamente la tormenta. De todas maneras era imposible hacer campaña, por ejemplo, en Virginia, donde 120.000 personas seguían sin luz, o en Filadelfia, Pensilvania, donde el apagón afectaba a 400.000. "La prioridad es la seguridad y la ayuda a las víctimas", declaró una persona cercana a Romney. "Las decisiones de la campaña deben tener eso en cuenta", subrayó.
Pero no hacer campaña puede costarle al candidato republicano, en la recta final de una lucha extremadamente cerrada.
Al contrario del mandatario, Romney sostuvo dos reuniones electorales el lunes. Una tercera, ayer en la población de Kettering del estado clave de Ohio, la transformó en un evento de "ayuda" para las víctimas de Sandy y recorrerá Florida de norte a sur, por Tampa, Coral Gables y Jacksonville, junto con el gobernador del estado, Jeb Bush, hermano del expresidente George W. Bush.
Romney tampoco puede atacar frontalmente a Obama, en momentos en que el presidente muestra una imagen de líder en tiempos de crisis.
Obama interrumpió su campaña para tomar el mando de las acciones frente a la crisis desde la Casa Blanca. El mandatario dejó saber ayer que estuvo informado "durante toda la noche" de las novedades y en contacto con las autoridades de los estados más afectados.
Y en la jornada recibió un inesperado reconocimiento de uno de los principales defensores de Mitt Romney, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie. Este, que no ha ahorrado críticas contra Obama desde el inicio de la campaña, realizó varias entrevistas televisivas la mañana de ayer para felicitar al mandatario por haber "estado a la altura" con su "maravillosa" respuesta ante Sandy.
"Hablé con él tres veces ayer (el lunes), me llamó por última vez a medianoche, me preguntó qué necesitaba", dijo Christie a la cadena MSNBC.
"Me importa un comino el día de la elección después de lo que ha pasado aquí. Me preocupa la gente de Nueva Jersey", añadió el gobernador con un tuit posteriormente.
Tanto Obama como Romney viajaron rápidamente a Luisiana (sureste) en agosto tras el paso del huracán Isaac, conscientes de las repercusiones negativas que significó para el entonces presidente George W. Bush el destructivo huracán Katrina en 2005.