NUEVOS RESDIDENTES
El manejo de la pandemia, la flexibilización de las medidas fiscales y una situación de crisis en Argentina son algunas de las razones que motivan a cruzar el charco.
Dejar un hogar no es tarea fácil, incluso aunque el nuevo destino sea conocido, cercano y de costumbres similares. La decisión de hacer una mudanza para empezar un nuevo camino cuesta y además da miedo. "Es muy doloroso porque dejás un país en llamas, una Argentina que yo amé y le aposté todo desde chico", resumió a La Nación Alberto Fontana, un argentino de 58 años que desde agosto reside en Uruguay.
"Me duele brutalmente. Pero tengo 58 pirulos, laburo desde los 18 y quiero decidir cómo van a ser mis próximos años. Acá puedo. Me dan el ejemplo que siempre quise ver. Extraño, sí, pero soy libre", expresó.
Las razones que atraen a los argentinos son diversas y han sido fuente de análisis de algunos medios internacionales,como The Guardian y The Economist. El manejo de la pandemia, la flexibilización de las medidas fiscales decretadas por el presidente Luis Lacalle Pou y una situación de crisis en Argentina son algunas de ellas.
Sin embargo La Nación explica que el denominado "éxodo" es en realidad la decisión de algunas familias habituadas a pasar sus vacaciones en Punta del Este, incluso con propiedades en el balneario, que deciden aventurarse en un mundo ya conocido. Según gestores y abogados, consultados por el medio, al inicio de la pandemia y hasta hace cuatro meses, el nivel de quienes cruzaban el charco era de lo más alto. Ahora, dicen, parecería estar mutando hacia un nivel medio alto.
"No tiene que ver con el gobierno de turno. Años de historia de Argentina muestran que no hay estabilidad, que no podés planificar, no podés ahorrar para fin de año. Quiero que mis hijos crezcan en un lugar donde pueden planificar la vida en función de lo que ganan", sintetizó por su parte Paula Peralta Ramos, una coach ontológica que llegó a Uruguay junto a su esposo y sus tres hijos.
El chef Álvaro Aristizabal, de 43 años, más conocido como Vasco, lleva más a tierra la idea de vivir en Uruguay y asegura que "no es un lugar utópico", pero asegura que "se vive mucho mejor".
"Conectás con cosas simples de la vida. En la Argentina mi restaurante quedaba a 23 cuadras de casa, pero a mis hijas las veía por videollamada. Normalizar eso está muy mal. Me quedan 25 años de productividad extrema. ¿Por qué tengo que pasarlos corriendo atrás de algo?", cuestionó.
Aristizabal, también radicado en Punta del Este, aseguró que "acá la vida es más armoniosa" y ejemplificó: "Los fines de semana trabajo una incontable cantidad de horas. A la tarde, cuando corto un rato, me tiro en la playa si está lindo. Ahí es donde haces la diferencia".
Pero empezar, en muchos casos desde cero, en un país nuevo genera dudas e incógnitas difíciles de resolver. Es por esto que acuden a gestores que los ayuden en los trámites de residencia así como con otras dudas legales que pueden surgir.
"Llegan como asustados, y muchas veces se sienten abusados. Son súper patriotas, transmiten mucho amor por la Argentina", contó a La Nación Marcela Albanell, fundadora de Relocation Solutions Uruguay.
"Los argentinos de la nueva realidad vinieron a generar buena energía. Hay espíritu, onda, ganas de unos y de otros. A los argentinos se los ve felices de estar acá y, del lado uruguayo, se superó la desconfianza y se los siente muy contentos con esta nueva inmigración. Desde el mundo de la construcción hasta la gastronomía, pasando por profesiones liberales, comercios y educación, están todos muy agradecidos con la llegada de argentinos", concluyó Martín Pittaluga, uno de los fundadores del restaurante La Huella.