COVID-19
Proviene del sector privado y asumió cuando la crisis por el coronavirus ya estaba instalada. Se propone aumentar un 50% las camas de CTI, y flexibilizar el trabajo de enfermeros y médicos.
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—¿Cómo se realizó la transición con el anterior directorio de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) en medio de esta tormenta?
—Trabajamos muy bien, fue una transición muy amena. Es de destacar la manera en que Marcos Carámbula lo hizo. Me dieron un pantallazo de la situación en que está ASSE; la información nunca es completa porque esto es enorme.
—¿Cuántos usuarios tiene ASSE?
—Son 1.370.190 al mes de enero. Todavía no tenemos los números de lo que pasó con la apertura del corralito en febrero.
—Uno de los problemas que tiene el coronavirus es que suele generar males mayores para la población más envejecida. ¿Qué edades tienen los usuarios de ASSE?
—El 20,2% tiene menos de 15 años, el 66,9% entre 15 y 64, y de más de 65 es el 12,9%. Se suele creer que los usuarios de ASSE son de mayor edad, pero eso no es así.
—¿Se están preparando para recibir un número importante de pacientes con COVID-19?
—Sí, en eso es en lo que más hemos estado trabajando. Nosotros tenemos un total de 125 camas de CTI para todo ASSE, lo cual es un número insuficiente. Vamos a duplicar la cantidad de camas. Estamos haciendo el esfuerzo para en un mes llegar a las 250. Queremos tener los puestos prontos por si tenemos que trabajar fuertemente e internar muchos pacientes.
—Las proyecciones más optimistas del gobierno señalaban que a esta altura iba a haber al menos 500 pacientes diagnosticados. ¿Esto les da cierto grado de tranquilidad, o igual esperan atender a una cantidad importante de pacientes?
—Aunque esto sea así, aunque los números de la evolución de casos dan cierta tranquilidad, aunque las medidas del Poder Ejecutivo han sido las correctas y aunque la gente en su gran mayoría está quedándose en su casa, nosotros nos preparamos montando las estructuras para un escenario adverso. Si se llega a venir estaremos preparados.
—¿Cómo van a hacer para duplicar las camas de CTI?
—Hicimos un relevamiento en todo el territorio nacional, y ahora estamos viendo dónde van a ir las camas. La idea es montar varios centros específicos COVID-19. Ya se decidió El Español en Montevideo y el Hospital de Salto, y la semana que viene vamos a anunciar otros. Lo vamos a hacer porque la infraestructura permite hacerlo.
—Hay dos problemas estructurales que tienen los hospitales públicos para reclutar personal: pagan menos que los privados y los procesos de contratación son más largos. ¿Están pensando en algunas medidas para aumentar y retener al personal?
—Lo primero que hay que destacar es la excelente disposición de los funcionarios de ASSE, tanto médicos como no médicos, que están colaborando hasta en cambios de regímenes laborales. Médicos de policlínica están saliendo a domicilio y están contestando los teléfonos para atender a la gente. Algunos gremios, además, ya nos han transmitido su apoyo. Esto es importante, porque en caso de una contingencia grande tenemos que cambiar nuestras tareas. Es más, yo sé que si esto crece además de presidir ASSE voy a tener que salir a atender a los pacientes. Otra cosa que estamos haciendo es adelantar el plan invierno, lo cual me aumenta los rubros para la contratación de personal. Eso es algo que ya se está instrumentando.
—La Federación de Funcionarios de Salud Pública (FFSP) advirtió días atrás a El País que el personal de enfermería que trabaja en CTI, debido al estrés que implica la tarea que realizan, no podía atender más pacientes que lo estipulado. Esto es hasta cuatro camas para los licenciados de enfermería y hasta dos para los auxiliares de enfermería. ¿Qué opinión le merece esto?
—Médicos y enfermeros van a estar en la primera línea de batalla, no te queda otra que hacer eso. ¿A vos te parece que en España o Italia un médico se dedica a ver solo ocho camas? No, un médico ve lo que puede. Nosotros estamos organizando todo para que eso no pase, pero son cosas que pueden pasar. Y también ya estamos coordinando con los prestadores privados, porque acá hay que tener una mirada de Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS). Acá tenemos que trabajar todos juntos, porque si esto se viene tenemos que salir adelante entre todos los uruguayos.
—¿Han logrado bajar la cantidad de pacientes que consultan en los centros de salud, algo en lo que ha hecho hincapié el MSP para evitar los contagios?
—Sí, la Junta Nacional de Salud (Junasa) permitió que todo lo coordinado se postergue, y lo que hicimos fue poner a todos los médicos y especialistas que no hicieron esas consultas a atender el teléfono. En el interior los médicos de policlínica, en tanto, están apoyando ya la atención domiciliaria. Se bajó la cantidad de gente en los hospitales ante la posibilidad de que vengan más pacientes.
—¿Qué tanto bajó?
—El Maciel, por ejemplo, el lunes pasado tenía 100 camas libres. Incluso, con estas medidas, las consultas en emergencia centralizada bajaron un 60% en todo el país. En el Hospital de Las Piedras están atendiendo al 40% de los que habitualmente iban, en Canelones al 30%, en Salto al 30%, y en el Maciel al 40%. Es brutal lo que bajaron las consultas. Quiere decir que la gente está entendiendo la situación.
—Según supo El País, hay funcionarios que se están certificando por depresión o porque son población de riesgo. ¿Se está llevando adelante o se hará algún tipo de control en este sentido?
—Es real que eso está pasando. Miembros de la gerencia de ASSE se tuvieron que hacer el estudio porque estuvieron en una reunión con una médica que tenía coronavirus; afortunadamente dieron negativo. En el Hospital de Canelones sé que hay varios certificados. Ahora lo que hicimos fue armar un protocolo de cómo se actúa con el personal de ASSE. Sabemos que el personal de salud, al estar en la primera línea de batalla, se puede afectar hasta un 50%. Entonces ahora lo que hacemos ante casos sospechosos es activar una certificación de una semana; al séptimo día se le hace un test al funcionario y si le da negativo se reintegra a trabajar.
—¿Cómo están en cuanto a equipamiento de guantes, tapabocas y alcohol en gel?
—Hasta ahora no tenemos problemas, pero claro que estamos con las reglas normales del mercado. Hay presupuesto para los insumos, hay plata reservada, y se está comprando a diario.
—¿Ya están recibiendo pacientes en ASSE?
—(A la mañana del viernes) hay cuatro pacientes confirmados, dos se dieron de alta, que son los de Salto. Tenemos 19 sospechosos que están internados en salas de cuidados moderados, y tres en CTI también sospechosos. Y cero fallecidos.
—¿Hay un estimativo de cuántos pacientes van a recibir?
—Hay, pero no lo queremos decir, porque se manejan escenarios diferentes. Esto depende de que la gente quede confinada en la casa. Y la palabra es esa:confinada. El adulto mayor es el que más se tiene que confinar, al punto que no conviene que los familiares lo vayan a visitar. La imagen más temible de toda esta pandemia la presentó el ministro de Defensa israelí (Naftalí Bennet), y es la de un abuelo abrazando al nieto, porque ese nieto puede contagiarlo y a ese abuelo eso le puede costar muy caro. Si no nos aumentan los casos el sistema no colapsará y se podrá mantener a toda la contingencia.