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Juan Paullier

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Un periodista que pretende incorporarse al gobierno puede suavizar su labor informativa para evitar romper puentes.
Uno de los problemas del liderazgo sin ideas ni carisma es que se asemeja a un barco sin timón. Puede flotar con placidez hasta chocar con la primera tormenta.
Trump terminó de reconfigurar el mundo en cuatro semanas. Es verdad que adora el protagonismo, pero hasta su imprevisibilidad sigue una estructura.
Vivimos en un sistema hecho a medida de los partidos, no del pueblo, ni del contribuyente. ¿Qué herencia deja el Estado, cuando genera empleo artificial?
Los sospechosos de siempre se frotan las manos. No sería la primera vez que el divorcio entre el campo y la ciudad se alimente de intereses políticos.
No está claro qué podría ocurrir antes. Trump anexionando Groenlandia, Musk en Marte o Castillo implementando el socialismo en Uruguay.
Más que enterradas, muchas explicaciones han estado siempre delante de nosotros. Los de izquierda pasarán las fiestas con tortícolis, de tanto mirar para el costado.
Se empieza a percibir una tentación de endurecer el discurso para ir al choque sin mucha idea de qué se quiere.