Atención: tener dolores o calambres en las piernas puede terminar en una enfermedad cardíaca

La enfermedad arterial periférica es un problema grave del flujo sanguíneo con implicancias para el corazón que se debe tratar lo antes posible. Dolores en piernas al caminar y pies lastimados son síntomas.

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Dolores y calambres en las piernas.

Si usted siente dolor o calambres en las piernas al caminar, que pueden parar o no cuando está en reposo, o presenta pequeñas heridas en los pies que no sanan, consulte a su médico de cabecera porque puede estar ante una enfermedad arterial periférica (EAP).

“Es en estos pequeños detalles que detectamos la mayoría de los casos de EAP”, reveló la doctora Young Erben, cirujana vascular en la Clínica Mayo de Jacksonville, Florida, en un encuentro con periodistas latinoamericanos del que participó El País.

La EAP es un problema grave del flujo sanguíneo con implicancias para el corazón.

“Desde el punto de vista vascular tenemos las arterias y las venas. Las arterias son los vasos sanguíneos que, cada vez que el corazón bombea, llevan sangre a todo el cuerpo. En la EAP, las arterias estrechas reducen el flujo de oxígeno a las extremidades afectadas (piernas). Es importante tratar eso cuanto antes porque, en el peor de los casos, puede progresar a heridas abiertas que no cicatrizan, causando la muerte del tejido y la pérdida de las extremidades”, alertó la especialista.

Si bien los médicos reconocen ampliamente a la EAP como un factor de riesgo para la enfermedad cardíaca, por lo general es una patología que no se trata, a pesar de que se ha vuelto cada vez más frecuente en los últimos años. Según un informe de 2023, al menos 113 millones de personas en el mundo de 40 años o más tienen EAP.

“Normalmente afecta a personas mayores de 40 años, pero la edad va a depender de la longevidad del país del que proviene el paciente. Por lo general, afecta a los hombres un poquito antes que a las mujeres porque parece ser que los estrógenos protegen por unos 10 o 15 años más”, apuntó Erben.

Cómo notarla

“La EAP es un espectro. Los primeros síntomas aparecen cuando comenzamos a caminar; ya a la primera cuadra nos están empezando a doler los músculos debajo de la rodilla y tenemos que parar porque no podemos seguir andando por el dolor o la fatiga”, señaló Erben respecto a cuándo entrar a sospechar de esta enfermedad.

La cirujana agregó que luego de unos minutos, como mejora la circulación, se puede retomar la marcha sin problema. “Estos son los síntomas más inofensivos de una EAP temprana”, remarcó.

Cuando la enfermedad está más avanzada, los dolores van a aparecer también cuando estamos en reposo y además se va a notar que se pierden los vellos de las piernas, la piel se pone más fina y se comienzan a desarrollar úlceras.

Consultada sobre si sentir las piernas cansadas o hinchadas al final del día es otro síntoma de la EAP, Erben aclaró que no, que eso responde a un problema venoso, pero no arterial.

“Tengo muchos pacientes con problemas venosos. La mayoría son policías, maestros, enfermeras, que están de pie todo el día. En su caso es un problema periférico, pero desde el punto de vista de las venas, no de las arterias”, informó.

A qué estar atentos

Los factores de riesgo predominantes de la EAP son el cigarrillo, que es el problema número uno; la presión arterial alta; el colesterol elevado; la diabetes; las grasas y la obesidad.

“Hoy en día estamos consumiendo muchas más calorías que las que usamos a diario y la obesidad se ha vuelto un problema mundial”, señaló Erben sobre la incidencia que el estilo de vida tiene en esta patología.

¿Puede haber además una predisposición hereditaria? La especialista respondió que sí dado que el colesterol alto es un factor de riesgo y en la persona puede estar dado por herencia. “Si se descubre que la persona está afectada desde ese punto de vista, puede desarrollar problemas arteriales en forma más temprana, o sea que de los 40 años se bajaría a los 20 o 30 años”, indicó.

Para poder prevenir todos estos temas, la cirujana aconsejó tener un buen médico de cabecera, que es el que realizará las preguntas adecuadas para acercarse al diagnóstico de la enfermedad. Por ejemplo: ¿tiene fatiga?, ¿hace ejercicios?, ¿se le cansan las piernas al caminar?

“Si el paciente tiene muchos factores de riesgo, lo que se hace es mandarlo a un cirujano vascular o en muchos países existe lo que llamamos un vascular medicine, que es una persona encargada de revisar todos los vasos sanguíneos, pero que no es cirujano”, explicó.

El primer paso es practicarle el examen ABI (ankle brachial index), que consiste en tomar la presión arterial en los brazos –derecho e izquierdo–, luego en el muslo, bajo la rodilla y hasta el tobillo. También se ofrece el examen de ultrasonido.

La realización o no de estos exámenes dependerá de cada paciente.

Terapias

“El tratamiento de la EAP dependerá de dónde se encuentre la persona en el espectro de la enfermedad”, detalló Erben.

Si el paciente se encuentra al comienzo del espectro, el tratamiento suele incluir: tratar los factores de riesgo (presión arterial alta, colesterol elevado, diabetes, obesidad y tabaquismo); realizar exámenes para problemas adicionales de flujo sanguíneo, tales como la enfermedad arterial coronaria, y desarrollar un programa de caminata, generalmente en una cinta de correr, que el paciente pueda seguir en su casa o con un fisioterapeuta o un entrenador físico.

“En Estados Unidos, el seguro básico cubre el ejercicio supervisado en la cinta. Es de por lo menos 20 minutos, tres o cuatro días a la semana. Si la persona nunca ha hecho ejercicio, se empieza con 5 minutos y se va avanzando a 10 minutos, 15 minutos. Este tipo de ejercicio estimula la circulación en las piernas y crea nuevos vasos sanguíneos colaterales”, explicó Erben. “He observado en mis pacientes que si tienen un examen de presión arterial bajito, en tres a seis meses el dolor al caminar disminuirá y las personas que se encuentren en las primeras etapas de EAP casi podrán volver a la normalidad”, añadió.

Si el paciente está en el medio del espectro de la EAP, tendrá más acumulación de placa y bloqueo en los vasos sanguíneos de las piernas. En este caso, la medicación puede ser necesaria para aumentar el flujo sanguíneo. En algunos casos puede ser necesario algún procedimiento, como la inserción mínimamente invasiva de globos y/o stents para abrir las arterias; cirugía para eliminar bloqueos o cirugía de bypass.

“En el bypass, un cirujano extrae una vena de otra área del cuerpo y la conecta por encima y por debajo de una arteria bloqueada para mejorar el flujo sanguíneo”, describió Erben.

Finalmente, en la forma más avanzada de la EAP pueden aparecer úlceras en los pies que se infectan. El objetivo es entonces salvar la extremidad afectada: los cirujanos pueden hacer bypasses y, en algunos casos, realizar la operación llamada arterialización transcatéter de las venas profundas (DVA, por su sigla en inglés). La misma consiste en conectar una arteria a una vena para tratar de proporcionar un flujo sanguíneo adicional que ayude a la cicatrización de las heridas.

“Este procedimiento fue pionero en otros lugares en la década de 1970. Finalmente perdió popularidad con el desarrollo de técnicas menos invasivas, pero desde hace unos tres años los cirujanos vasculares de Clínica Mayo lo están resucitando, perfeccionando y aplicando con éxito”, contó la especialista.

En aumento

Enfermedad cada vez más frecuente

Al menos 113 millones de personas en todo el mundo, de 40 años de edad o más, tienen enfermedad arterial periférica (EAP). La doctora Young Erben atribuye este aumento de la frecuencia a que cada vez se vive más. Además, se consumen muchas más calorías, pero no se hace tanta actividad física. Nuestro estilo de vida es gran responsable.

A esto hay que sumar que durante la pandemia el sedentarismo se incrementó. “No solo eso, los pacientes también tuvieron miedo de ir a los hospitales porque creían que se iban a enfermar. Ahora que han vuelto a chequearse, hemos descubierto muchos pacientes en estado avanzado de EAP”, dijo.

Mensaje

Como conclusión sobre la EAP, Erben advirtió que “los síntomas leves son los que las personas tienden a ignorar. Desafortunadamente muchas veces no se dan cuenta de que tienen un problema hasta que se convierte en un problema grave”.

Por eso la recomendación es acudir al médico aunque se considere que se trata de algo menor.

Además, puso especial énfasis en atender la salud de las mujeres. “Como cirujana vascular, he visto que siempre se han identificado los problemas cardiovasculares en los hombres, pero se nos olvida a todos abordar este tema en las mujeres. En nuestras sociedades, las mujeres tienen un trabajo fuera de la casa y un segundo trabajo cuando llegan al hogar y deben ocuparse de la familia. Entonces a la señora se le olvida hacerse el chequeo médico y, si tiene un problema cardiovascular, se lo descubre cuando está en el punto final, cuando ya le da el ataque al corazón o tiene el pie gangrenoso. Hay que seguir educando a toda la sociedad para que eso no pase”, insistió.

Especialista

Con la mira en igualar la atención

La doctora Young Erben es cirujana vascular en Clínica Mayo de Jacksonville, Florida (Estados Unidos).

“Los cirujanos vasculares nos encargamos de todos los vasos sanguíneos del cuerpo, excepto de los vasos sanguíneos del corazón y de los que están dentro del cerebro”, explicó esta especialista interesada en las disparidades en la atención, especialmente aquellas relacionadas con las enfermedades cardiovasculares y las mujeres.

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Cirujana vascular Young Erben (Clínica Mayo).

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