Redacción El País
Investigadores del Hospital Brigham and Women’s y la Universidad de Harvard encontraron que el hábito de acostarse y levantarse tarde se asocia a un aumento del 19% del riesgo de diabetes. Esto se debe a que las personas que lo hacen suelen tener un estilo de vida menos saludable que aquellos con hábitos de sueño más 'tempraneros', señala el estudio.
“El cronotipo, o preferencia circadiana, se refiere al horario preferido de sueño y vigilia de una persona y está determinado en parte genéticamente, por lo que puede ser difícil de cambiar”, dijo Tianyi Huang, profesor de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard y epidemiólogo en el Hospital Brigham and Women’s.
En este sentido, comentó que aquellos que se consideran 'búhos nocturnos' deben estar más atentos a su estilo de vida para prevenir enfermedades como la diabetes tipo 2.
Los investigadores recogieron datos de 63.676 enfermeras del Nurses’ Health Study II, por ejemplo: el cronotipo autoinformado (si se percibían a sí mismas como personas nocturnas o matutinas), la calidad de la dieta, el peso y el índice de masa corporal, el horario de sueño, conductas como tabaquismo, consumo de alcohol y actividad física, y antecedentes familiares de diabetes.
De esta manera, observaron que los participantes con cronotipos vespertinos tendían a beber alcohol en mayores cantidades, consumir alimentos de baja calidad, dormir menos horas por noche, fumar y tener un peso, índice de masa corporal e índices de actividad física poco saludables. Los resultados se publican en la revista Annals of Internal Medicine.
Otro hallzago interesante tiene que ver con que la asociación entre el cronotipo vespertino y el riesgo de diabetes estaba sólo en aquellas enfermeras que trabajaban en turnos diurnos. "Esto sugiere que un horario de trabajo más personalizado podría ser beneficioso”, afirmó Huang.
Asimismo, es importante señalar que los resultados muestran asociaciones, pero no causas.
En adelante, los expertos planean estudiar la asociación del cronotipo con otras enfermedades y en poblaciones más amplias. Así, podrían adaptarse mejor las estrategias de prevención para cada paciente.