Aventuras en Villa Serrana: actividades y paseos para disfrutar en este paraíso natural de Lavalleja

A 25 kilómetros de la capital departamental, este poblado ofrece propuestas únicas para conectar con la naturaleza y divertirse al aire libre.

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Angélica Biramontes en Villa Serrana.
Foto: Tatiana Scherz Brener.

Si hablamos de turismo aventura en Uruguay, hay un lugar que no puede faltar: Villa Serrana. Este poblado de ensueño, nacido entre cerros y valles, está en el departamento de Lavalleja, a 25 kilómetros de Minas, la capital departamental. Es un hermoso destino para caminar, cabalgar y, sobre todo, respirar otro aire; el de la naturaleza simplemente siendo.

Luciana Grignetti y Martín Daglio llegaron en 2015 y los maravilló la inmensidad del monte nativo. Pronto aprendieron sobre la flora y la fauna que los rodeaba y se integraron a la comunidad de vecinos que cuidan con tanto cariño este santuario natural.

“Éramos citadinos que querían jugar a la vida de campo, y nos dimos cuenta de que estábamos en un lugar único que es refugio para un montón de especies y personas”, contó Lucía.

Con esa sensación de protección fue que surgió La Guarida, un proyecto ecoturístico situado en la falda del Cerro Guazubirá, en Villa Serrana. Ofrecen alojamiento en domos geodésicos y senderismo en el monte nativo. Hay dos recorridos, uno de tres kilómetros y otro de kilómetro y medio, ambos señalizados y con un sistema de códigos QR que, al escanearse, brindan información sobre el lugar.

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Luciana Grignetti y Martín Daglio en La Guarida Villa Serrana.
Foto: Tatiana Scherz Brener.

El monte nativo guarda un tesoro muy anhelado por el hombre moderno: el silencio. Éste tan solo es interrumpido por el susurro del agua que pasa entre las piedras y el sonido de algún ave que sobrevuela la vegetación. La caminata revela cómo cada ser vivo cumple una función en este mundo; incluso los musgos, de miles de años de antigüedad, son importantes para el resto de las especies. “En épocas de sequía retienen el agua, permiten que se fijen los minerales, hacen que las semillas broten y van generando la vida que hay alrededor”, explicó Luciana.

Por su parte, Martín aclaró que dejan al menos 15 minutos entre cada grupo que hace el recorrido; justamente, para preservar el silencio. Y afirmó: “Después de que uno lo hace, quiere seguir haciéndolo siempre porque te llena de energía”. Para disfrutarlo al máximo, es importante llevar agua, algo de comida (por ejemplo, frutas), ropa cómoda y sombrero.

La Guarida Villa Serrana
El monte nativo en La Guarida Villa Serrana.
Foto: Tatiana Scherz Brener.

Villa Serrana a caballo.

Otra manera de vivir Villa Serrana en su máximo esplendor es con las actividades de Experiencias Villa Serrana, que incluyen senderismo, paseos en bici y cabalgatas con caballos criados en libertad. Según Angélica Biramontes, las propuestas combinan disfrute con aprendizaje: “Brindamos educación ambiental; interpretación de la naturaleza y talleres de astronomía, aves, ofidios”, señaló.

De hecho, el próximo curso será sobre serpientes venenosas, el 18 y 19 de noviembre y de acceso gratuito, con el fin de prevenir accidentes y facilitar la convivencia responsable con estas especies cuando se habitan o visitan sus espacios.

El lugar feliz de Angélica es donde estén sus caballos. La experiencia es integral y desde cero: ir al campo, poner bozales, cepillar, ensillar y aprender sobre el lenguaje corporal de los caballos, para entenderlos y comunicarse con ellos positivamente.

Angélica Biramontes
Angélica Biramontes con su caballo Felipe en Villa Serrana.
Foto: Tatiana Scherz Brener.

La aventura comienza apenas uno ingresa al predio. Para encontrarse con los caballos hay que cruzar un puente de tablones de madera que pasa sobre un gran caudal de agua, lo que es, de por sí, estimulante. Vale la pena tomarse un segundo para mirar hacia los costados y disfrutar de la vista extraordinaria; una pintura de rocas, saltos de agua y vegetación inagotable.

Muy cerca, los equinos aguardan con calma. Dos de ellos son Felipe —el primero de Angélica, que está con ella desde hace 10 años— y Canela, una yegua que no se deja mandar con facilidad. A veces, el caballo no coopera a la primera, pero es ahí, justamente, donde se juega la confianza, en uno mismo y con el animal.

“Cuando montamos, 49% es el caballo y 51% uno mismo”, advierte Libre López, fundador del Santuario Equino Villa Serrana y compañero de Angélica en los paseos. Sabe trabajar con caballos, pero también con personas: su voz tiene un efecto anestesiante que ayuda a seguir adelante, a pesar del miedo.

El recorrido es refrescante y los paisajes, perfectos. Se ven vacas y ñandúes, campo abierto y zonas más estrechas, cursos de agua y repechos. Luego de andar entre rocas y ramas, subidas y bajadas, y otros caballos que demandan su espacio personal, uno puede confirmar que montar es una hermosa manera de conocer el entorno, pero, sobre todo, conocerse a uno mismo.

Cabalgata en Experiencias Villa Serrana
Cabalgata en Experiencias Villa Serrana.
Foto: Tatiana Scherz Brener.

Compartir con los vecinos de Villa Serrana.

“Villa Serrana creció un montón, mucha gente se vino a vivir acá”, indicó Luciana, de La Guarida. Ante tal crecimiento, los vecinos unieron esfuerzos para crear el Club Social y Deportivo Villa Serrana, un espacio dedicado a la cultura, la actividad física y, sobre todo, el encuentro con el otro. Hay clases de yoga y de zumba, talleres literarios, cursos de cerámica y de telar, jornadas de música y de cocina y nutrición, entre otras propuestas.

Los turistas pueden acercarse a la parada solar del poblado —es la primera parada solar del país; funciona con paneles solares y permite cargar el celular y servirse de agua caliente—, donde está la cartelería con las actividades del club, comentó Lucía.

Una de las iniciativas que más llama la atención de los visitantes es Historias de Fogón, donde se hace una lectura y luego se conversa a partir de la temática tratada. “Se charla y comparte un montón, y la gente que viene se siente como en casa”, finalizó.

Un santuario para caballos rescatados.

Villa Serrana es hogar de un campo de cien hectáreas de sierras, arroyos y cañadas, donde viven 65 caballos. Se trata del Santuario Equino Villa Serrana, una organización no gubernamental que se encarga de rescatar caballos y darles refugio, cuidados y una vida “de animal”, expuso Libre López.

Hay tantas historias como caballos. Algunos vienen de situaciones de maltrato, otros se utilizaron en carreras hasta que se quebraron y hay casos donde su dueño vendió el campo, pero no quiere mandar al animal al matadero. También hay animales ciegos o desnutridos. “Cuando nace una cría y la mamá muere, ese potranco nunca será tan grande como el resto, entonces la gente no invierte en criarlo ni darle de comer porque no podrán sacar nada a cambio”, explicó.

Libre López
Libre López con un caballo en Experiencias Villa Serrana.
Foto: Tatiana Scherz Brener.

El Santuario Equino, como indica su nombre, es un “lugar sagrado”. Su fundador expresó: “Uno se siente conectado con lo espiritual y los caballos perciben eso cuando llegan”. Puede brindarse ayuda a través de donaciones y apadrinando o incluso adoptando un equino. “En campos de sierra se calcula tres hectáreas por cada caballo y tenemos más del doble de la cantidad que deberíamos”, expuso Libre. Y añadió: “Seguimos aceptando caballos para ayudarlos, pero entre la sequía y que la ración y los fardos empezaron a valer el doble, nos endeudamos, así que este año decidimos dar caballos en adopción responsable”.

También realizan paseos a pie o en camioneta para recorrer el lugar, conocer las historias de los equinos y aprender sobre cómo se vinculan en la manada. Otra opción es visitar La Cantina del Santuario para comer, pasar un buen rato y llevarse algún souvenir.

*El recorrido fue organizado por el Ministerio de Turismo para la prensa.

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