Publicidad

Buenos Aires para plan de fin de semana: entre clásicos y novedades, una recorrida en clave foodie

La capital argentina ofrece una vibrante escena gastronómica con restaurantes clásicos y otros nuevos. En esta nota, algunas de las tantas opciones.

Compartir esta noticia
José el carnicero, una de las novedades.
Foto: José el carnicero

El chaleco salvavidas se encuentra debajo de sus asientos, y pueden aprovechar el viaje para tomar nota y llegar a Buenos Aires con un itinerario gastronómico que mezcla novedades con reductos que se volvieron una visita obligada. A tomar nota.

Buenos Aires es conocida por su rica oferta gastronómica que florece casi permanentemente con nuevos restaurantes y bares que se suman a los clásicos, por lo que el panorama resulta, al menos, dinámico y diverso.

Por supuesto, que ese “qué sé yo” de Buenos Aires en su escena gastronómica está compuesto, en su base, por los clásicos de siempre: está la carne, las entradas famosas como una buena lengua a la vinagreta, los sifones de soda sobre las mesas y las comidas de olla, las empanadas y más. Sin embargo, con la impronta, creatividad y audacia de sus cocineros locales, las preparaciones que alimentan la historia de la región aparecen (muchas veces) reversionadas con características que las llevan a otro nivel: se suman ingredientes de lo más variados y técnicas que conquistan a los paladares más exigentes.

Los platos no pierden su esencia y, de alguna manera, rescatan tradiciones que con el tiempo corren el riesgo de desaparecer, o al menos, según la realidad, ya no son tan comunes como antes.

En esta nota compartimos una lugares imperdibles para tener en cuenta a la hora de cruzar el charco: algunos son estrellas emergentes que en poco tiempo capturaron la atención de los comensales, y otros que ya tienen un tiempo en la escena pero que vale el viaje conocer, por su gastronomía y coctelería.

José el carnicero, la novedad de Palermo.

Hablar de Argentina es hablar de carnes, por lo que la primera gran apertura que pongo sobre la mesa es la de José el carnicero. Ubicado en Palermo, esta parrilla es un viaje en el tiempo a los típicos restaurantes que, desde siempre, usaron asadores a la estaca, pero plantándose muy en el presente: modernizando platos y con ideas que sorprenden.

Así, una lengua a la vinagreta tiene su propio vuelo con una versión que incluye carne marinada durante nueve horas, con alcaparras, perejil, hongos y salsa de ostras. Es lengua a la vinagreta, pero es otra historia (y para bien).

Entre las entradas también tienen su versión de matambre arrollado, riñones y otra de las estrellas, que es su paté de pollo.

José el carnicero.
Foto: José el carnicero

Los acompañamientos y postres van en esta línea de mezclar la tradición con la innovación, pero pasemos al fuerte del lugar: la carne. Ambientado como si fuera una mezcla de carnicería y frigorífico (la barra, la sala y hasta el baño son así), utilizan leña para conservar lo primitivo del acto de asar: hay para todos los gustos y la recomendación es pedir un asador que trae de todo un poco: cordero, lechón y vacío.

José el carnicero cuenta con una extensa carta de vinos de distintas regiones de Argentina y también tienen el suyo propio que, por supuesto, es un malbec, una combinación inmejorable para la hora de probar sus carnes.

Franca, cocina a la vista.

Con apenas un año y medio como parte del circuito gastronómico, Franca propone una cocina que da mucho de qué hablar. En primer lugar, está a la vista con una barra que permite presenciar la coreografía tan enérgica como prolija del equipo.

Franca, Buenos Aires.
Foto: Franca

La carta es amplia y la mayoría de los ingredientes pasan por el fuego. Hay varios platos ideales para compartir a modo de entrada y destaco los langostinos curados al ajillo y el halloumi, un queso que parece estar de moda en la vecina orilla y que, en este caso, viene con puré de edamame y huacatay, chauchas y granada. Para el principal, la pesca del día o el ojo de bife se roban la mayoría de las apuestas, verdaderos espectáculos tanto en el emplatado, como en calidad y sabor.

De yapa, una recomendación de postre: helado de boniato, con crocante de algarroba y crema de café. Con una variada carta de vinos y el foco en el servicio, esta esquina de Villa Crespo es otro de los rincones de Buenos Aires al que hay que llegar.

Cochinchina, para amantes de la coctelería.

En materia de coctelería Buenos Aires tiene varias visitas obligadas y algunos de los lugares más icónicos están en Palermo, como Cochinchina. El bar franco-vietnamita ofrece creaciones de autor y clásicos reversionados.

Desde su apertura, en 2021, da que hablar, ya que en poco tiempo se estableció como uno de los bares más importantes y representativos de la escena de la coctelería moderna de Buenos Aires.

Así lo reconocieron rankings internacionales como el de 50 World’s Best Bars, que en su última edición lo ubicó en el puesto 26.

Narda comedor, visita obligada.

El restaurante de la reconocida Narda Lepes es un lugar para comer rico, probar cosas nuevas y dejarse sorprender por clásicos reversionados. Con énfasis en los productos locales y de estación, la cocinera embandera su menú con variedad de vegetales y tanto las entradas como los principales, son ideales para compartir para probar de todo un poco.

"Palta qué lo parió", uno de los platos de Narda Comedor.
Foto: Narda Comedor

Ubicado en Bajo Belgrano, Narda Comedor (@nardacomedor) propone una carta bastante extensa que se divide en platos chicos, medianos y grandes, acompañada con vinos de distintas partes de Argentina.

Hierro, en Palermo.

Si hay algo que abunda en la capital porteña son las parrillas. Si hablamos de novedades, recientemente en Palermo abrió Hierro. Ofrece variedad de carnes, pero también muchos platitos a base de vegetales hechos al fuego.

De entrada, no habría que dejar de probar el queso provolone, que viene con peras y cebolla. El ojo de bife es uno de los principales que recomiendo, pero la elección irá en cuestión de gustos.

Obrador, helados artesanales.

Para terminar la nota, hora de lo dulce: helados artesanales de la mano deObrador Florida. En este lugar, ubicado en Palermo, elaboran trabajan con productores locales e ingredientes agroecológicos, y los sabores varían según la estación.

En este otoño-invierno una de las estrellas es la Pera Williams, que impresiona con su sabor y textura. También llaman la atención otros, como el de chilto (también conocida como “tomate de árbol” y originaria de zonas como Salta, Tucumán o Jujuy), el de dulce de leche permfumado con cítricos o el de sambayón con miso. Además ofrecen delicias de pastelería helada. Una tentación, para todos los gustos.

Lugares con historia e historias.

Entre las cosas más disfrutables de ser turista está conocer historias. Eso, en Buenos Aires, abunda, y aquí dos ejemplos. En donde está el Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco (Retiro), vivió la Condesa María Ignacia de Velasco Tagle Bracho, que recibió su título nobiliario pasados sus 60 años y nunca se casó ni tuvo hijos. Así, “adoptó” como hijas a sus sobrinas, las Barquín. Cuenta la leyenda que los pretendientes desfilaban por esos jardines para verlas.

Hoy en ese patio funciona Los Jardines de Barquín, restaurante que revaloriza un grupo de alimentos que ha sido protagonista indiscutible de la historia argentina: los cereales. Tienen opciones para todo el día. Un recomendado: risotto de vegetales.

También hay historia a la hora de elegir donde alojarse, y antes de culminar la nota, uno más. En Corrientes y 25 de Mayo hay un hotel que deslumbra con su histórica fachada, pero como es de suponer, escarbando un poco hay muchísimo más. La historia muy resumida cuenta que en 1925, María Lidia Lloveras Doufur, princesa de Faucigny Lucinge, había heredado varios predios en la zona y tres años después se inauguró el Jousten Hotel.

El cuento de esta princesa no terminó demasiado bien: si bien llegó a ser muy rica, dicen que su marido habría dilapidado su fortuna, dejándola sin nada. Pasó mucha agua debajo del puente y actualmente propiedad de la cadena NH Collection, con el foco puesto en una renovada decoración que destaca la puesta en valor de los aspectos de la arquitectura original del edificio, combinándolos con materiales eclécticos y modernos.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

descansovacaciones

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad