Creció en Los Reyes, estudió en la UTU y hoy es chef ejecutivo en restaurantes de Brasil: la inspiradora historia de Andrés Cervini

Andrés creció en el asentamiento Los Reyes, estudió en la UTU y una vez alguien le dijo que no llegaría lejos: se prometió demostrar lo contrario y hoy es chef ejecutivo de un importante grupo enogastronómico en Brasil.

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Andrés Cervini. Foto: cortesía

A sus 29 años, el uruguayo Andrés Cervini consiguió un lugar destacado en la escena gastronómica de Espírito Santo, Brasil.

Como chef ejecutivo del Uaine Group, el mayor grupo enogastronómico de ese estado, su historia es un testimonio de lucha, sacrificio y pasión por la cocina. Sin embargo, el camino no fue ni corto ni fácil, y fue marcado por una infancia difícil en Montevideo.

Andrés nació y creció en Los Reyes, un asentamiento en el que vivió hasta los 19 años. “Mi madre nos abandonó a mi hermano (a sus 3) y a mí, una semana antes de mi primer cumpleaños. Quedamos al cuidado de mi padre, que nos crió solo”, contó Andrés.

Su padre, un hombre trabajador, se desvivió por criarlos de la mejor manera posible. “Él tenía dos trabajos para poder sustentar la casa. Me acuerdo como si fuese hoy, cuando mi padre llegaba a las 3 de la madrugada de trabajar y a las 7 ya nos estaba levantando, organizando todo para dejarnos en la escuela y el entrar a su otro trabajo a las 8. También me acuerdo que se hacía tiempo y nos ayudaba con los deberes de la escuela. En aquel momento era muy difícil comprender por qué él no pasaba más tiempo con nosotros, pero ahora lo valoro mucho”, sentenció.

Andrés estudió en la escuela de tiempo completo 151 Albert Einstein. “Creo que eso le daba un poco de tranquilidad a mi padre, saber que con mi hermano estábamos en la escuela y no nos quedábamos solos en casa o en la calle”, añadió.

Hasta hoy, Andrés siente un gran cariño por su barrio: “El asentamiento en el que viví siempre fue muy humilde, pero lleno de familias trabajadoras. Me enorgullece haber salido de ahí y estar donde estoy. Siempre que puedo, vuelvo a visitar a mis amigos”.

Andrés y algunos compañeros de la UTU de gastronomía. Foto: Andrés Cervini
Andrés y algunos compañeros de la UTU de gastronomía. Foto: Andrés Cervini

"Deberías dedicarte a la cocina"

Su interés por la cocina comenzó a gestarse en la adolescencia y rememora un día puntual en el que cocinó para su familia durante unas vacaciones en Tomás Gómez, el pueblo de su abuela y su padre.

“Me acuerdo que eran varias personas y me dijeron que me había quedado muy rico, que por qué no me dedicaba a cocinar. En ese momento pensé: '¿Por qué no?’”. Esa fue, de alguna manera, la semilla que se sembró y que más adelante lo llevaría a estudiar gastronomía.

Cursó hasta tercer año en el Liceo N°13 y se describió como un adolescente un poco rebelde.

“Fue una época dura, el ambiente del liceo no ayudaba mucho, era peligroso, pero también hice muchos amigos que me quedaron para la vida, conocí a profesores geniales, que me enseñaron mucho y lamento no haber aprovechado más esa época. Cuando terminé tercero no sabía qué estudiar, no quería hacer nada, pero al final decidí anotarme en la UTU de gastronomía, y como no había lugar en ninguna escuela de Montevideo, me anoté en la de Paso Carrasco”, recordó.

El centro de estudios le quedaba prácticamente en la otra punta de la ciudad, pero fue la única en la que había lugar y no dudó en inscribirse. Empezó a ir a clases, le empezó a gustar, se divertía. Debía tomar dos ómnibus para llegar, el 102 y el 109, pero le encantaba ir a la UTU.

“De no querer estudiar nada, pasó a disfrutarlo muchísimo y a querer mejorar cada vez más”, recordó.

Fue sacrificado, pero Andrés recuerda aquellos tiempos con gratitud: “Tuve una profesora, Nilda Rodríguez, que me enseñó muchísimo. Fue muy paciente conmigo, porque yo era muy inquieto. Gracias a ella aprendí y me motivé a seguir adelante”.

A los 17 años ya trabajaba como bartender, iniciándose en el mundo de la gastronomía.

Su carrera en Brasil.

Su gran oportunidad llegó cuando trabajaba en el Sofitel Montevideo, donde conoció a un maître del Sofitel Copacabana de Brasil. Se hicieron amigos y al tiempo Andrés fue de vacaciones a Río de Janeiro y lo visitó. Le ofrecieron quedarse a trabajar en el restaurante y, aunque no era el plan de aquel viaje, no lo dudó.

“Al otro día le pedí a mi padre que me mandara todos los documentos y ahí me quedé, trabajando en Copacabana”. Así comenzó su carrera en el país norteño.

Andrés Cervini. Foto: cortesía

Tras su paso por Río de Janeiro, Andrés vivió y trabajó por un tiempo en distintos países de Europa, tales como Portugal, España y Francia. Siempre persiguió su pasión por la gastronomía y se enfocó en aprender.

“Salir al mundo también me enseñó nuevos idiomas. Hoy hablo inglés, portugués, español, francés y además estoy estudiando italiano”, contó.

Finalmente, regresó a Brasil, al estado de Espírito Santo, y comenzó a trabajar en el Uaine Group, que cuenta con 13 restaurantes.

“Primero entré como cocinero, hace tres años, a uno de sus restaurantes. A los seis meses me promovieron a chef de cocina de uno de los locales y —luego de haber hecho un buen trabajo y con la salida del anterior chef ejecutivo— una semana antes de cumplir un año en la empresa me promovieron a chef ejecutivo”, detalló.

En el último tiempo Andrés también fue parte del jurado en la séptima temporada del programa televisivo Chef de Familia, y cocinó en televisión, por ejemplo en el programa Fala Espírito Santo, además de participar en charlas y talleres.

Sea donde sea, su objetivo se basa siempre en inspirar a otras personas: “Quiero demostrar que se puede salir de abajo, que se puede crecer en la vida, sin importar de dónde venimos, porque si tenemos claros nuestros objetivos podemos lograrlo”.

Actualmente, su padre vive con él en Espírito Santo, y visitan Uruguay, donde aún vive su hermano, cada vez que pueden.

Para Andrés, la familia es y ha sido clave en su vida. La humildad que aprendió en su barrio y en su hogar, es algo que guía su carrera día a día.

“Me acuerdo que cuando aún vivía en Uruguay, un día almorzaba y conversaba con un compañero de trabajo y él me dijo que yo llegaría lejos. Otra persona que estaba ahí con nosotros hizo un comentario negativo, algo así como que los jóvenes nos poníamos límites nosotros mismos. Eso me quedó grabado, pero lo usé como motivación para nunca parar:me dije a mí mismo que iba a demostrarle cuánto se equivocaba”.

Compartir lo que sabe con las nuevas generaciones.

En cuanto a sus metas, Andrés tiene claro que su próximo paso es enseñar: “Llegué a un punto en mi carrera en el que siento que es momento de pasar mis conocimientos a las nuevas generaciones. Creo que eso es lo que debemos hacer cuando alcanzamos nuestros objetivos, empezar a compartir lo que sabemos. Me gusta enseñar y transmitir todo lo que aprendí durante estos años”.

Más allá de los logros profesionales obtenidos, Andrés sigue siendo un defensor de la importancia del esfuerzo y la perseverancia en la vida: “Les digo a las nuevas generaciones que estudien y se dediquen. Para ser chef ejecutivo, trabajé más de un año con dos turnos sin parar, de lunes a lunes desde las 8 de la mañana a 1.30 de la madrugada, todos los días. Pero yo tenía claro el lugar al que quería llegar. Fue duro, pero valió la pena”.

Para este chef, el éxito no es solo cuestión de talento, sino de sacrificio y constancia. “Cuando tenemos una meta, tenemos que poner todo en la balanza, saber qué estamos dispuestos a sacrificar y tener claro hacia dónde queremos llegar. Nada es gratis en esta vida, pero una vez que te ponés un objetivo, hay que luchar por él”, subrayó.

Aunque su camino no ha sido fácil, Andrés hoy disfruta de cada logro y sigue con la misma pasión que lo llevó, desde una pequeña cocina en Montevideo, hasta el mayor grupo gastronómico de Espírito Santo.

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