Redacción El País
Las vacaciones suelen asociarse con relajación y recuperación del descanso perdido, pero los cambios de hábitos y entornos pueden alterar el sueño. Este fenómeno está ligado al reloj circadiano, un mecanismo interno que regula los ciclos de vigilia y descanso, influido por factores como la luz, la temperatura y el ambiente.
Durante los viajes o al modificar rutinas habituales, el sueño puede volverse inestable, dificultando el descanso pleno. Preparar al organismo es clave para evitar noches de insomnio y aprovechar al máximo este tiempo de descanso.
Consejos para un sueño reparador
Adoptar hábitos saludables puede marcar la diferencia en la calidad del sueño durante las vacaciones:
- Mantener la temperatura del dormitorio en torno a los 18°C.
- Realizar al menos 30 minutos de ejercicio diario, evitando horarios cercanos a la hora de dormir.
- Establecer horarios regulares para acostarse y asegurarse de dormir entre 7 y 8 horas.
- Evitar bebidas alcohólicas y comidas pesadas antes de dormir.
- Reducir las siestas a horarios previos a las 3 p. m.
- Crear una rutina relajante antes de acostarse, evitando el uso de pantallas.
- Si no se concilia el sueño en 20 minutos, levantarse y realizar una actividad tranquila con poca luz.
- Exponerse a la luz solar durante la mañana para ajustar el reloj biológico.
Apoyo natural y vitamínico
Si los cambios de entorno afectan el descanso, algunos tratamientos naturales y suplementos pueden ayudar:
- Valeriana: Un relajante natural que mejora gradualmente la calidad del sueño.
- Melatonina: Ayuda a regular los ciclos de sueño y vigilia, disponible en alimentos como cereales, frutas y carne.
- Vitamina D: Obtenida del sol o alimentos como lácteos y pescados, su déficit puede asociarse con trastornos del sueño.
- Calcio y magnesio: Favorecen ciclos de sueño estables y previenen interrupciones nocturnas.
La importancia del soporte físico
El entorno físico también juega un papel crucial. Un colchón y una almohada adecuados son esenciales para una correcta distribución del peso corporal y evitar dolores o problemas espinales. Además, una buena circulación de aire en el dormitorio contribuye a mantener la comodidad y la temperatura ideal.
El buen dormir no solo garantiza descanso físico, sino que mejora el disfrute general de las vacaciones. Con hábitos adecuados y una atención a los detalles del entorno, es posible evitar el insomnio y aprovechar al máximo este periodo de relajación.