El desafío del buen dormir en vacaciones: cómo garantizar un buen descanso y prevenir el insomnio

Las vacaciones alteran los ritmos de sueño por cambios de hábitos y entornos. Claves para dormir mejor, desde rutinas hasta tratamientos naturales y cuidados físicos.

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Mujer bosteza
Mujer bosteza antes de irse a dormir.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Las vacaciones suelen asociarse con relajación y recuperación del descanso perdido, pero los cambios de hábitos y entornos pueden alterar el sueño. Este fenómeno está ligado al reloj circadiano, un mecanismo interno que regula los ciclos de vigilia y descanso, influido por factores como la luz, la temperatura y el ambiente.

Durante los viajes o al modificar rutinas habituales, el sueño puede volverse inestable, dificultando el descanso pleno. Preparar al organismo es clave para evitar noches de insomnio y aprovechar al máximo este tiempo de descanso.

Consejos para un sueño reparador

Adoptar hábitos saludables puede marcar la diferencia en la calidad del sueño durante las vacaciones:

  • Mantener la temperatura del dormitorio en torno a los 18°C.
  • Realizar al menos 30 minutos de ejercicio diario, evitando horarios cercanos a la hora de dormir.
  • Establecer horarios regulares para acostarse y asegurarse de dormir entre 7 y 8 horas.
  • Evitar bebidas alcohólicas y comidas pesadas antes de dormir.
  • Reducir las siestas a horarios previos a las 3 p. m.
  • Crear una rutina relajante antes de acostarse, evitando el uso de pantallas.
  • Si no se concilia el sueño en 20 minutos, levantarse y realizar una actividad tranquila con poca luz.
  • Exponerse a la luz solar durante la mañana para ajustar el reloj biológico.
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mujer dormida
Foto: Pexels.

Apoyo natural y vitamínico

Si los cambios de entorno afectan el descanso, algunos tratamientos naturales y suplementos pueden ayudar:

  • Valeriana: Un relajante natural que mejora gradualmente la calidad del sueño.
  • Melatonina: Ayuda a regular los ciclos de sueño y vigilia, disponible en alimentos como cereales, frutas y carne.
  • Vitamina D: Obtenida del sol o alimentos como lácteos y pescados, su déficit puede asociarse con trastornos del sueño.
  • Calcio y magnesio: Favorecen ciclos de sueño estables y previenen interrupciones nocturnas.

La importancia del soporte físico

El entorno físico también juega un papel crucial. Un colchón y una almohada adecuados son esenciales para una correcta distribución del peso corporal y evitar dolores o problemas espinales. Además, una buena circulación de aire en el dormitorio contribuye a mantener la comodidad y la temperatura ideal.

El buen dormir no solo garantiza descanso físico, sino que mejora el disfrute general de las vacaciones. Con hábitos adecuados y una atención a los detalles del entorno, es posible evitar el insomnio y aprovechar al máximo este periodo de relajación.

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