Laura Guevara/El Universal GDA
Los calambres musculares, especialmente los que afectan las piernas, son una molestia que muchos experimentan durante la noche.

Estas contracciones involuntarias y dolorosas, frecuentemente localizadas en las pantorrillas, pueden interrumpir el sueño y generar incomodidad. Aunque pueden aparecer por diversas razones, como el esfuerzo físico o movimientos repentinos, es en las horas de descanso cuando se presentan con mayor frecuencia, afectando principalmente a las personas mayores o a quienes tienen deficiencias de minerales esenciales.

Durante mucho tiempo, el agua tónica ha sido sugerida como una solución para prevenir los calambres nocturnos. Este remedio se popularizó debido a la presencia de quinina, un compuesto que históricamente se ha utilizado para tratar algunos tipos de dolores musculares.

No obstante, un estudio reciente de la Universidad de Harvard ha cuestionado esta recomendación. Según un artículo de Harvard Health Publishing, no hay pruebas científicas suficientes que respalden la eficacia del agua tónica para combatir los calambres en las piernas.

Aunque la quinina es aprobada por la FDA para tratar la malaria, los expertos advierten que no es adecuada para tratar los calambres musculares. El consumo de quinina, incluso en dosis menores como las que se encuentran en el agua tónica, puede conllevar riesgos serios, incluyendo problemas cardíacos o hemorragias.

Además, la cantidad de quinina presente en esta bebida es significativamente menor que la utilizada con fines terapéuticos, lo que la hace ineficaz para prevenir calambres. "Beber agua tónica antes de acostarse no es perjudicial, pero tampoco tendrá un efecto notable para prevenir estos espasmos", aseguran los especialistas.

Tanto la Universidad de Harvard como la Clínica Mayo coinciden en que una correcta hidratación es fundamental para evitar los calambres musculares. El buen funcionamiento de los músculos depende, en gran parte, de un nivel adecuado de líquidos en el cuerpo, y la deshidratación es una de las principales causas de estos dolorosos espasmos nocturnos.

Por ello, es esencial beber suficiente agua a lo largo del día, especialmente antes de dormir. También es importante limitar el consumo de alcohol y cafeína, sustancias que favorecen la deshidratación.

Además de asegurarse una hidratación adecuada, los especialistas recomiendan realizar estiramientos suaves antes de acostarse. Pequeñas rutinas de ejercicios, como pedalear en una bicicleta estática por algunos minutos, pueden ayudar a que los músculos se relajen durante la noche.

En particular, estirar los músculos de las piernas, y más específicamente los de las pantorrillas, es una estrategia eficaz para reducir la probabilidad de calambres nocturnos.