Redacción El País
Todos sabemos que una mala noche de sueño puede hacernos sentir cansados al día siguiente. Ahora, una investigación de la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.) ha revelado otra razón para querer dormir bien por la noche. Su investigación muestra que la falta de sueño aumenta significativamente el riesgo de desarrollar fibrilación auricular (FA), un latido cardíaco irregular que puede provocar coágulos de sangre, insuficiencia cardíaca, derrame cerebral y otros problemas cardíacos al día siguiente.

Dormir mal por la noche se asoció con un aumento del 15% en el riesgo de sufrir un episodio de fibrilación auricular, y la privación persistente del sueño se asoció con una duración más prolongada de un episodio de fibrilación auricular. Los investigadores creen que tratar las afecciones subyacentes que pueden causar fibrilación auricular, el tipo más común de trastorno del ritmo cardíaco, es cuando el corazón late demasiado rápido, demasiado lento o de manera irregular, es importante.

Una nueva investigación muestra que las estrategias para mejorar la calidad general del sueño también pueden ser útiles. "El tratamiento del insomnio puede ser difícil, pero a menudo hay cosas que las personas pueden controlar para mejorar significativamente la calidad de su sueño", dijo el autor correspondiente, cardiólogo y electrofisiólogo de UCSF Health, Gregory M. Marcus.

Entre otras cosas, el estudio recomienda acostarse a una hora razonable y constante. Evite el alcohol y la cafeína antes de acostarse. Utilice su cama sólo para dormir o para las relaciones sexuales. Haga ejercicio con regularidad, mantenga su habitación fresca, evite las siestas y levántese a la misma hora todos los días.

La UCSF ha sido durante mucho tiempo líder en atención cardíaca, incluida la arritmia. Aunque los riesgos asociados con la fibrilación auricular se han estudiado ampliamente, esta es la primera vez que los investigadores encuentran un vínculo directo con la falta de sueño.

El estudio siguió a 419 pacientes que calificaron la calidad de su sueño nocturno como "excelente", "buena", "normal", "mala" o "terrible" y utilizaron electrocardiogramas portátiles para medir los episodios de fibrilación auricular al día siguiente.