El fin de semana Piriápolis vivió uno de los momentos más esperados del año: el lanzamiento de la temporadade verano. Como todos los diciembres —desde hace ya más de dos décadas— todo giró alrededor de la Paella Gigante, cuya preparación cautivó a grandes y chicos que no se perdieron ni detalle.

Este año la tradicional fiesta sumó la inauguración de la nueva iluminación del murallón de Piriápolis.

“Este murallón es parte del patrimonio de nuestro balneario”, dijo Enrique Antía, intendente de Maldonado que se hizo presente en la movida. Y remarcó: “Hoy Piriápolis muestra su calidad para uruguayos y extranjeros”.

Por su parte, Darío Camacho, director de Obras y Talleres del departamento de Maldonado, detalló que la inversión realizada para esta zona puntual del balneario rondó los US$300.000, que incluyen pavimentación y pluviales, iluminación e hidrolavado del murallón, más la reconstrucción de la Glorieta ubicada en la Rambla de los Argentinos, así como pintura y pavimento de la Rambla de Punta Fría.

Habían pasado unos minutos de las 22.00 horas y uno de los cocineros se acercó y probó la paella. Hizo una seña, en silencio, que sus compañeros entendieron. Todavía le faltaba un poquito.

Diez minutos después, la escena se repitió y esta vez, un ademán con la cabeza, indicó que todo estaba pronto para apagar los fuegos, dejar reposar 15 minutos ¡y servir!

La noche del sábado 9 de diciembre Piriápolis vivió una fiesta que ya es tradición: el puerto fue el lugar de encuentro la edición número 24 de la Paella Gigante.

La reunión convocó a cocineros locales, vecinos y visitantes que llegaron de todas partes de Uruguay. Con este encuentro, el balneario le dio la bienvenida oficial a la temporada de verano.

Foto: Rosana Decima

Las 30 personas que prepararon la paella, entre cocineros y colaboradores, brindaron un verdadero show: usaron una paellera especialmente construida para este evento, que tiene cinco metros de diámetro, pesa 800 kilos y está equipada con 18 quemadores gas.

Los curiosos se acercaron a ver cada detalle, y también hubo pantalla gigante. Fue todo a lo grande: se utilizaron 250 kilos de pollo, 180 de carne de cerdo, 700 de mariscos, 150 de vegetales, 600 litros de caldo y 50 litros de aceite. Uno de los momentos más esperados y festejados por los presentes fue cuando se incorporaron a la paellera los 350 kilos de arroz. Como ya es un clásico, se recurrió a una retroexcavadora para hacerlo.

El público no quitó la vista del paso a paso y entre los presentes había alguien que sin dudas sabe mucho de paellas: Don Carlos, de 92 años y oriundo de Galicia, estuvo atento a todo lo que sucedía, acompañando a su nieto Javier, quien hoy es el encargado de cocina del restaurante familiar Don Quijote de Piriápolis y representó a Uruguay en el World Paella Cup, el Mundial de Paella que se celebra en Valencia, España.

La fiesta de la gran paella comenzó el viernes 8 con una feria que reunió a varios restaurantes de la zona. Cada stand ofreció platos con ingredientes locales, pensados para compartir mientras se disfrutaba de los espectáculos y el aire libre.

Aunque la nochecita estuvo fresca, la música y los sabores le pusieron calor al momento. Entre los presentes estuvieron Ocho Nudos, La Corniche, Trattoria da Piero, Don Quijote, Meridiano 58, Kraken. Hubo cazuela de mariscos, buñuelos de algas, rabas, empanaditas de cordero, chivito de mollejas y más.

La Paella Gigante, además de ser un show de cocina en vivo, de realizarse en el marco de una feria que además de otras propuestas gastronómicas locales tiene música y actividades, tuvo este año nuevamente carácter solidario, ya que un porcentaje de lo recaudado por la venta de tickets se donará a la Fundación Canguro y del Espacio Cultural “El Nido” de La Capuera.

La Fundación Canguro es una organización sin fines de lucro fundada 2016 y brinda nutrición afectiva a bebés con alta médica que, por distintas circunstancias vinculadas a la extrema vulnerabilidad de su familia de origen, deben permanecer dentro de los centros hospitalarios. Acompañan a los bebés en la Sala Canguro, instalada en el Centro Hospitalario Pereira Rossell y en el área de maternidad del Hospital de Maldonado Dr. Elbio Rivero.

Por su parte, “El Nido” es un espacio cultural ubicado en La Capuera, que organiza actividades, talleres y tiene una biblioteca comunitaria.

Voluntarios de ambas organizaciones estuvieron presentes en la noche del sábado colaborando en la venta de tickets y para servir las porciones de paella al público.