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Una buena noche de sueño es todo lo que uno desea. Acostarse, dormirse y despertarse renovado al día siguiente. Pero el sueño no es como desconectarse del enchufe, sino una construcción compleja de nuestro organismo.

Está compuesto por cuatro etapas, que se repiten a lo largo de la noche, generalmente cuatro a seis ciclos ocurren en una noche típica.

Una de las cuatro fases del sueño es la REM, aquella del movimiento de los ojos, que también es cuando más soñamos. Las otras tres son no-REM divididas en N1, N2 y N3. Para una buena noche, es necesario que las cuatro ocurran de manera equilibrada.

Según el Instituto del Sueño, cada uno de estos estadios "tiene su papel en la revitalización del cuerpo y la mente, en el desarrollo cognitivo y en la salud mental y física".

Foto: Picryl.

Veamos cómo son las cuatro fases:

Esta es la transición de la vigilia al sueño, justo después de acostarte para dormir. Esta fase dura pocos minutos, de uno a cinco, y es un sueño ligero. Los latidos del corazón, la respiración y los movimientos de los ojos se vuelven lentos y tus músculos comienzan a relajarse, con espasmos ocasionales. Las ondas cerebrales comienzan a modificarse, según el Instituto del Sueño.

Esta es una fase intermedia entre ese sueño ligero inicial y un sueño más profundo. La desaceleración de los latidos y la respiración se acentúa, la temperatura del cuerpo baja y cesa el movimiento de los ojos.

"La actividad de las ondas cerebrales disminuye, pero está marcada por breves ráfagas de actividad eléctrica distinta, que te ayudan a no despertar con un estímulo externo. La primera vez que esta fase ocurre por la noche, dura de 10 a 25 minutos. En los próximos ciclos, la duración aumenta. En la suma de los ciclos, pasas aproximadamente la mitad de la noche en esta etapa de sueño", informa el Instituto.

Este es el sueño profundo, fundamental para que te despiertes bien dispuesto al día siguiente. Todo el cuerpo se relaja y las ondas cerebrales son más lentas. Los ruidos, la luz y otros estímulos exteriores no te despiertan fácilmente. Cuando ocurre por primera vez por la noche, esta etapa dura entre 20 y 40 minutos. Luego es más corta.

Las investigaciones señalan que este sueño es especialmente importante para la secreción de la hormona del crecimiento, la creatividad, la perspicacia y la inmunidad.

En adultos, el sueño REM ocurre por primera vez después de aproximadamente 90 minutos de dormir, y se repite varias veces a lo largo de la noche, con una duración cada vez mayor, especialmente en la segunda mitad de la noche, pudiendo llegar a cerca de una hora. Está marcado por los sueños.

En esta fase, sales del sueño profundo y ocurren varios eventos fisiológicos: los ojos se mueven de un lado a otro, las ondas cerebrales son similares a las cuando estás despierto, la respiración se vuelve más rápida y la frecuencia cardíaca y la presión arterial aumentan hasta niveles cercanos a los de la vigilia. Pero los músculos están paralizados, lo que impide que experimentes físicamente lo que estás soñando.

Se cree que el sueño REM es fundamental para el mantenimiento de las funciones cognitivas, como la memoria, la creatividad y la capacidad de aprendizaje, además de proporcionar bienestar.

La duración y el número de ciclos de sueño varían de persona a persona y de noche a noche, dependiendo de varios factores, como la edad, el consumo de alcohol, drogas y cafeína, la ansiedad, la presencia de dolor, los patrones de sueño recientes y los trastornos del sueño.

El patrón de los ciclos cambia mucho a lo largo de la vida. Los recién nacidos entran en el sueño REM poco después de quedarse dormidos y pasan mucho más tiempo en él a lo largo de una noche (alrededor del 50%). El sueño de los niños se va pareciendo más al de los adultos a medida que crecen y alcanzan el patrón adulto alrededor de los 5 años. Con el envejecimiento, ocurre lo contrario. En los ancianos, el tiempo de sueño REM disminuye.

Los sueños pueden ocurrir en todas las fases del sueño y pueden ocupar un total de dos horas de tu sueño por noche. Pero, generalmente, son más comunes, vívidos e intensos en el sueño REM.