La posada de campo Lo de Fatsia, ubicada en el kilómetro 170 de la ruta 1, a unos 7 kilómetros de la ciudadde Colonia del Sacramento, le debe su nombre a Fatsia, la primera que llegó al lugar y conoce cada rincón como nadie. Aunque no suele ser ella quien recibe a los visitantes, desde primeras horas de la mañana siempre da vueltas por el establecimiento .
La posadaes un sitio ideal para apagar el celular y desconectarse del mundo, pero al mismo tiempo, también es una gran oportunidad para conectarse: con uno mismo, con la naturaleza, con platos que hacen que cada comensal se sienta como en su casa, con un despertador que no es más que el canto de los pájaros, que abundan en la zona.
El sommelier Jorge Bidart y el diseñador y artista Marcos Fripp son los anfitriones y responsables del establecimiento. Fatsia es una yegua de unos 15 años que ya habitaba el lugar cuando ellos llegaron para hacerse cargo de la posada y crear una propuesta pensada para los cinco sentidos.
La experiencia que proponen se enfoca en la alimentación, el buen descanso, el contacto con la naturaleza y el arte, para “generar bienestar, porque todo esto es parte de la medicina preventiva para nuestros visitantes”, explicó Bidart.
Ambos son oriundos de Colonia y provienen de ramas diferentes, pero que se complementan para dar vida a este espacio. Jorge, además de ser sommelier, trabaja en gastronomía y hotelería desde hace 20 años. Marcos es artista plástico, asesor de imagen, diseñador y fotógrafo. Juntos crearon, tiempo antes de conocer a Fatsia, Casa Fripp, una granja cultural ubicada en Nueva Helvecia que también mezcla los placeres de la naturaleza con el arte y el descanso.
Arte en barricas.
Bidart y Fripp no se detienen: siempre encaran un emprendimiento, una nueva idea, un sueño por delante.
Otra de las actividades que lideran desde hace algunos años es Arte en Barricas, un proyecto que involucra a distintas bodegas de Uruguay para que artistas pinten barricas, que luego se exhiben en lugares turísticos o eventos, y eventualmente son subastadas para donar lo recaudado a alguna organización civil.
Actualmente, por ejemplo, pueden verse algunas de las piezas intervenidas en la Plaza de Toros en Colonia.
La pandemia provocó un parate en los planes que tenían y haciendo uso del tiempo libre para pensar, surgieron nuevas ideas. Una de ellas, los motivó a que tiempo después se hicieran cargo de esta posada que tiene prestaciones tales como habitaciones con baño privado, piscina abierta, estacionamiento propio, un asador criollo para compartir momentos al aire libre y una barbacoa con parrillero.
La posada está anclada en un paisaje natural poblado con especies de aves que pueden observarse en cualquier momento del día. Lo simple se convierte en lujo para los cinco sentidos.
En la vista, Bidart destacó la imagen que decidieron darle al espacio: predominan los colores y el arte, desde alguna que otra barrica intervenida que decora el lugar, las paredes fucsias que dan vida al entorno, o los cuadros que están repartidos por todos los rincones y que el propio visitante puede pintar para dejar su huella. “La idea es que si la persona quiere en algún momento del día se desconecte de todo y le dedique un momento al arte”, sostuvo Fripp.
El oído de los visitantes también se lleva gratos recuerdos: descansar y solamente escuchar el cantar de los pájaros o el viento que sopla entre los árboles, mientras se disfruta de un vino, transforma un simple momento, en uno especial.
Productos locales.
Para el sentido del gusto, la propuesta gastronómica es sencilla pero tiene todo lo que debe tener: platos caseros con ingredientes seleccionados y provenientes de productores locales.
“Solo usamos productos de primerísima calidad que vienen de nuestra red de proveedores en su mayoría de la zona, vamos al mercado en busca de quesos, fiambres, vinos, frutas y verduras. La mayoría de estos productos son de carácter artesanal, muchos de mujeres rurales de la zona Este del departamento, y no industrial, entonces por esto entendemos que no solo tienen calidad si no también amor como expresión emocional, volcados en ellos por quienes hacen de los mismos parte de su amor y arte”, dijo Bidart.
El olfato es otro de los sentidos presentes. Los emprendedores colonienses, resaltaron nuevamente la elección de vinos y los detalles que hacen a cada uno de los platos.
El tacto también está en todo: desde las comidas, hasta la acción de deslizar de un pincel y crear una obra propia hasta el acariciar a Fatsia o alguna de las mascotas que pueblan el lugar y piden caricias. Un punto a destacar, es que por supuesto son pet friendly, por lo que el visitante puede ir acompañado.
Un remanso de paz, que bien vale una escapada.
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