Por Jesús Costa
Hemos mutado nuestro medio ambiente y no estamos diseñados para este cambio. Vivimos en un mundo privado del sueño y hostigado por el estrés. Mantener un ritmo de sueño–vigilia armónico, un adecuado manejo de la luz ambiental y una óptima dosis de melatonina, hacen posible una mejor adaptación ante tantas exigencias.
La melatonina es una hormona secretada a nivel de la glándula pineal. Circula por la sangre regulando ritmos biológicos como el sueño. Su producción comienza al atardecer y alcanza su mayor concentración a las dos de la madrugada. La liberación nocturna de la melatonina pineal es la responsable de que se abra la puerta del sueño.
Hoy se conoce que todas las células del organismo también producen melatonina a nivel de las mitocondrias. La diferencia radica en que esta melatonina permanece dentro de la célula, cumpliendo funciones de protección. Dentro de estas podemos mencionar: su acción antioxidante, pues modera la concentración de radicales libres, y su acción antiinflamatoria que logra al inhibir los genes relacionados con la inflamación y que es más importante que la que se consigue con los fármacos clásicos. Además, mejora la respiración celular y la producción de ATP, una molécula que posibilita todas las funciones celulares.
La melatonina es una molécula adaptógena porque actúa donde hay necesidades, fortaleciendo lo sano y equilibrando lo enfermo. Su producción disminuye con la edad, por lo que se aconseja su aporte después de los 40 años para mantener todas las funciones intracelulares mencionadas. Este aporte externo no actúa dentro de la glándula pineal, no inhibe su función ni produce acostumbramiento. En este sentido, carece de efectos tóxicos.
El insomnio es un mal de nuestra época. Se define como la dificultad para el inicio o mantenimiento del sueño, con despertares frecuentes durante la noche. En esta situación, el sueño es de mala calidad y no es reparador. Su prevalencia es muy alta, particularmente en las grandes ciudades. Cada vez es más frecuente en los adolescentes debido al jet lag social acompañado del uso de herramientas tecnológicas.
Un gran problema es que los ansiolíticos e hipnóticos usados para el tratamiento del insomnio no han logrado resolver este trastorno. El sueño que inducen no es de buena calidad; además producen adicción, dependencia y tienen efectos secundarios como trastornos de la memoria. Su uso ha sido autorizado para ser indicados por períodos cortos de tiempo, sin embargo, esto no se cumple habitualmente.
La melatonina tiene múltiples beneficios cuando se prescribe en concentraciones elevadas. Con este tipo de dosificación protege de enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer, de enfermedades autoinmunes, como esclerosis múltiple, y de enfermedades inflamatorias, tales como colitis ulcerosa y el síndrome de colon irritable.
Recientemente se han publicado trabajos donde se ha comprobado su acción oncoestática. Esto significa que protege de los efectos tóxicos de los tratamientos oncoespecíficos y aumenta la sensibilidad específica de las células tumorales ante los mismos.
Doctor en Medicina. Posgrado en Homeopatía y en Psiconeuroinmunoendocrinología. Director de Medicina Biologica Vitalista y miembro Académico de la Organización Internacional para la Capacitacion e Investigacion Medica (IOCIM).
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