Redacción El País
En un mundo cada vez más privado de descanso, las soluciones naturales para el insomnio ganan terreno. Desde la popular manzanilla hasta la melatonina, pasando por el jugo de cerezas ácidas y la raíz de valeriana, millones de personas recurren a estas opciones con la esperanza de conciliar el sueño.
Sin embargo, las investigaciones revelan que su eficacia puede ser mucho más modesta de lo que se cree.
El insomnio, una afección que afecta a millones de personas en todo el mundo, no solo está vinculado al estrés y la ansiedad, sino que también supone un mercado multimillonario en suplementos para dormir. Sin embargo, los expertos coinciden en que estos productos no atacan la raíz del problema: la incapacidad de desconectar la mente.
“Los suplementos no son tratamientos médicos, y su eficacia rara vez supera el efecto placebo”, señalan los especialistas. A continuación, desglosamos las opciones más comunes y lo que realmente pueden aportar.
Manzanilla: más ritual que remedio
Conocida por sus propiedades relajantes, la manzanilla se consume habitualmente en forma de té. Aunque algunos estudios sugieren que mejora la calidad del sueño, otros no encuentran efectos significativos.
Según los expertos, gran parte de su eficacia radica en el ritual de tomarla antes de dormir, más que en sus compuestos activos.
Melatonina: útil, pero con reservas
La melatonina, una hormona que regula el ciclo sueño-vigilia, puede ser efectiva para quienes experimentan desajustes circadianos, como trabajadores por turnos o viajeros con jet lag. Sin embargo, su uso prolongado podría reducir la producción natural del cuerpo, y los expertos desaconsejan su consumo indiscriminado, especialmente en niños.
Jugo de cerezas ácidas: prometedor, pero limitado
Rico en melatonina natural, el jugo de cerezas ácidas muestra resultados modestos en pequeños estudios. Si bien podría ayudar a mejorar la calidad del sueño en adultos mayores, su eficacia es comparable a la de los suplementos de melatonina y no reemplaza tratamientos más robustos como la terapia cognitivo-conductual.
Magnesio y valeriana: beneficios sutiles
El magnesio puede mejorar ligeramente la ansiedad leve, contribuyendo a un sueño más reparador, pero los estudios apuntan a efectos modestos. Por su parte, la raíz de valeriana podría actuar como un sedante suave, aunque los resultados sobre su influencia en el sueño siguen siendo inconsistentes.
CBD: una promesa en desarrollo
El cannabidiol (CBD), componente no psicoactivo del cannabis, podría ser útil para aliviar el dolor y la ansiedad, factores que afectan el sueño. Sin embargo, aún se necesitan más estudios para determinar su eficacia directa en problemas como el insomnio.
Aunque los somníferos naturales no carecen de méritos, su impacto en la calidad del sueño suele ser limitado. Los expertos recomiendan enfocarse en hábitos saludables como mantener horarios regulares, evitar pantallas antes de acostarse y, en casos más graves, optar por la terapia cognitivo-conductual, una herramienta comprobada para combatir el insomnio.
Al final, el sueño reparador puede depender más de un cambio en la rutina diaria que de cualquier suplemento.
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