El fin de semana Montevideo se transformó en la capital mundial del asado y el Espacio Modelo fue escenario del Torneo Mundial de Asadores “Enrique Puentes”. La competencia reunió a 42 equipos de 12 países, cada uno con un mismo objetivo: conquistar los fuegos y demostrar quién es el mejor asador del mundo.
Organizado por la Asociación Uruguaya de Asadores (AUA) y respaldado por la Confederación Panamericana de Asadores y Parrilleros, el mundial atrajo a competidores de Uruguay, Brasil, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Panamá, Venezuela, México, Paraguay y Colombia.
En total, más de 160 participantes distribuidos en equipos de hasta cuatro integrantes desplegaron sus habilidades en la parrilla, enfrentándose en ocho categorías que pusieron a prueba su creatividad y destreza.
La lista de los ganadores.
Ecuador se consagró como campeón del Mundial de Asadores 2024.
El equipo ecuatoriano “Brasa y Selva” acumuló 176 puntos y se llevó el primer premio de US$ 3.000, además de regalos de los patrocinadores. En segundo lugar, México, con el equipo “Mezcaleros en la parrilla”, obtuvo 168 puntos y fue premiado con US$ 2.000. El tercer puesto fue para Brasil, con el equipo “RS Brasa e Prosa”, que sumó 167 puntos y recibió un premio de US$ 1.000.
Además, hubo otros premios destacados:
- Categoría Pescado: Brasa y Selva (Ecuador) con 34 puntos.
- Categoría Cerdo: BBQ Paraguay (Paraguay) con 38 puntos.
- Categoría Pollo: AVP (Venezuela) con 33 puntos.
- Categoría Cordero: Fuego y Pasión (Bolivia) con 32 puntos.
- Categoría Costillar: Team Bolivia 1 (Bolivia) con 33 puntos.
- Categoría Postre: RS Brasa e Prosa (Brasil) con 36 puntos.
- Mejor Molleja: RPF Asadores do Sul (Brasil) con 36 puntos.
- Mejor Chorizo al Pan: Malvinas Argentinas (Argentina), con 232 puntos.
Los equipos uruguayos, por su parte, como Fuego Heroico, Los Orientales, Fogón Criollo, Sabor Canario, Brasa Criolla y Parrillada Fénix, dejaron todo en la parrilla y demostraron por qué Uruguay es un país de asadores por excelencia. Aunque no lograron llevarse el primer puesto, su participación fue un orgullo para la competencia.
Una fiesta junto a la magia del fuego.
Desde tempranas horas, ambos días, el aire de los alrededores del Espacio Modelo estaba cargado de humo, pero no cualquier humo, sino ese tan especial del inconfundible fuego asando la carne.
Al caminar por el Espacio Modelo podía sentirse el calor de las brasas y el ambiente era toda una fiesta: niños, adultos, familias enteras, paseaban entre las estaciones de los distintos equipos, mirando cómo los parrilleros manipulaban con precisión las carnes y guarniciones sobre sus parrillas.
Algunos participantes lucían orgullosos atuendos típicos de sus países. Los argentinos, por ejemplo, tenían boinas celestes. Entre los competidores de los distintos equipos se alentaban y las banderas flameaban en todos los stands.
Los visitantes, además de disfrutar del espectáculo, también tenían opciones para probar preparaciones a la parrilla que se ofrecían en varios puestos: carnes, chorizos al pan, hamburguesas, bebidas, preparaciones dulces.
Evaluación y jurado.
Los equipos debían presentar platos de ocho categorías: pescado, pollo, cerdo, costillar, cordero, chorizo al pan, molleja y postre, acompañados de guarniciones y salsas que debían armonizar con la preparación.
Los Jueces de Campo se aseguraban de que todo se ajustara a las normas establecidas, mientras que los Jueces a Ciegas degustaban los platos sin conocer su procedencia, garantizando una evaluación imparcial, basada únicamente en el sabor, la apariencia y la cocción de cada creación.
Un tributo y un sueño cumplido.
Más allá de la competencia, este torneo fue una celebración de la cultura del asado, un punto de encuentro para amantes de la parrilla de diferentes rincones del mundo. Con shows musicales, feria de emprendedores, degustaciones y clases magistrales de expertos, el Torneo Mundial de Asadores no solo destacó el arte culinario, sino que ofreció un espacio de disfrute para todos los asistentes.
Además, en torneo fue un homenaje. Enrique Puentes, el hombre cuyo nombre lleva esta edición, fue uno de los grandes impulsores de la AUA y un apasionado de los fuegos. Su fallecimiento en febrero dejó un vacío en la comunidad, y este acontecimiento fue una celebración de su legado.
Puentes, nacido en Montevideo pero residente de Rivera, dedicó su vida a la gastronomía y el turismo, y su amor por el asado fue el motor detrás de esta competencia. Su sueño era que Uruguay organice uno de estos torneos mundiales.
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